1967

      Año 1967

     1 de enero de 1967

  – Hija mía, acoge todo con la sonrisa. Pisa tu corazón si hace falta.   Tu Dios habla. Escucha. Sé cariñosamente mía en la alegría y en el sufrimiento, para que mi Padre en los cielos descubra en ti la pequeña esposa de su Hijo.

    Ven, para que te presente a nuestro Padre.

2 de enero de 1967. (E.77).

M - ¡Qué pobre pecadores somos! ¡Jesús, ven a socorrernos!

 -  En efecto, los pecadores tienen gran necesidad de misericordia.

       Tu no posees riquezas y no puedes aliviar ciertos infortunios. Pero hay en ti otra riqueza, y con ella puedes salvar las almas. Si tu guardaras para ti sola los dones recibidos de mi bondad, guardarías escondido el bien que pueden producir, e impedirías así que otras almas participen de mis liberalidades.

J -   Contrariamente a lo que piensan ciertos espíritus, la vida interior debe servir de base a todo apostolado y no puede ser  descuidada por ningún pretexto.

       Dios antes que todo.  Sin Él, nada es posible.

 

3 de enero de 1967. (E.79).

 

M - Mi dulce Salvador, siempre me hablas de los que te afligen. Y ¿los otros, Jesús mío, tus pequeños?

J -   Sabes, hija mía que uno habla más a gusto de lo que le duele. Y los pobres pecadores, hija mía, son mi dolor. Mientras que mis pequeños son mi consuelo. Y cerca de uno de esos pequeños me vengo a quejar. ¿No te gusta a ti también decirme tus penas?¿No vienes a buscar cerca de mí tu consuelo? Me gusta también actuar en este sentido. Me gusta hacerme pequeño para buscar refugio en el corazón de mis hijos.

       He venido niño, y he entrado en el corazón de los hombres por mi pequeñez. Mi Grandeza podría espantarles. Pero mi bondad sólo puede atraerlos.

 

       Oración

J -    La verdad, hija mía es que los hombres no viven más que para el placer. Pero no creas que esto sea una novedad. Siempre ha sido así. Y tantas veces ya he tenido que intervenir y reducirles por la fuerza.

        … … …

 

J -    La devoción produce en el alma frutos exquisitos de santidad.

        El placer, el libertinaje, el vicio, no dejan en el alma sino amargura y rencor.

       ¿Eres feliz de quererme?

M - ¡Señor mío y Dios mío! ¿Me preguntas si soy feliz?

J -    Sin embargo, los sufrimientos no te faltan. ¿Por qué me quieres?

-   Porque el amor que siento por ti, viene de ti. Porque tú eres bueno. Porque tú eres mi Creador, mi Salvador y mi Dios. Porque sólo tú eres digno de ser amado.

        Cuando sufro, estoy tan cerca de ti. Tan bueno es echarse en tus brazos y llorar sobre tu corazón. Tú eres tan bueno para los que te aman y buscan cerca de ti, ayuda y consuelo.

        Inefable dulzura del amor divino en nuestras almas.

J -    La ley que os impongo, pequeños míos, es amar y dejaros amar. Hacer, con amor, mi voluntad.

 

        4 de enero de 1967

-   En el cielo azul, he percibido tu signo. Y el Amor como una paloma blanca que despliega graciosamente sus alas, se posó cariñosamente sobre mi alma herida por la vida. Encantada, recibí su contacto divino. Conquistada, me escondí en el blando nido que me había preparado con tanta dulzura desde la eternidad. Escondida bajo su ala tutelar, descubrí la vida en toda su hermosura. Con ojos maravillados miré en lo hondo del mayor de los misterios: el Amor de un Dios hacia su criatura. Dulcemente me inició en sus secretos. Y, de descubrimiento en descubrimiento, comprendí – aleluya – que aquello que yo buscaba desde siempre, estaba ahí, delante de mí.

        Llena de respeto y de emoción, me he entregado al Amor para siempre.

        … … …

J -    El conocimiento del don de Dios es otro don de Dios que atrae al alma los tesoros de la misericordia.

 

        5 de enero de 1967. (E. 85).

 

J -    Los grandes, hija mía, no se entregan tan fácilmente como los pequeños.

        A veces hace falta que los pequeños enseñen el camino a los grandes.

        Tu pensamiento está fecundado por mi Espíritu. Pues, según mis designios, él dará la más dulce, la más suave lección de Amor que haya conocido la humanidad, recordando a los hombres el Sacrificio de un Dios, ofreciéndose en holocausto, por amor.

 

        7 de enero de 1967. (E. 86).

 

-    Vuestras obras os siguen en la eternidad, hijos míos. Miradme en los desheredados de la vida. Si no podéis siempre aliviar su miseria, hacedles la caridad de una sonrisa, de una oración.

        Yo estoy en todos y en cada uno.

        Pedidme muchas ocasiones de demostrarme vuestro amor.

        8 de enero de 1967. (E. 87).

 

-   Las “enzimas” de la divina caridad se encuentran en toda alma bien nacida, y en ella, se desarrollan armoniosamente en el conocimiento del don de Dios. (Las “enzimas” son unos fermentos solubles o sustancias digestivas. El Mensaje utiliza aquí la palabra en un sentido metafórico. Jesús declara que se encuentran simbólicamente en “todas las almas bien nacidas”. En el sentido empleado por Jesús, “bien nacidas” quiere decir las almas nacidas a la vida divina por el bautismo. Esta vida divina se ensancha en ellas en una triple actividad: las virtudes teologales de la fe, caridad y esperanza. Es en la caridad donde alcanza su pleno desarrollo. Ninguna vida creada puede subsistir sin el alimento adecuado. El alimento de la vida divina de que goza un alma es la gracia. Ela nutre, entretiene y desarrolla en ella su vida de fe, de esperanza y de caridad. Las “enzimas”, pues, (o fermentos que le hacen digerir el alimento de la gracia, haciéndole asimilable y provechoso), no pueden ser más que los dones del Santo Espíritu. Estos en efecto, se encuentran en toda alma “bien nacida” (nacida a la vida divina) infundidos simultáneamente en ella con las tres virtudes teologales, perfeccionando su ejercicio, haciéndole fácil y agradable. Por eso, dice Jesús que estas enzimas fielmente aprovechadas por el alma, se desarrollan armoniosamente en ella, en el conocimiento amoroso del don de Dios.).

 

       Al oír estas palabras, mi alma llena de un inmenso recogimiento, se encontró en la presencia sensible del Señor. Y Él la visitó.

 

       9 de enero de 1967. (E. 88). En misa:

 

J -   En muchas almas deseosas de perfección, hay todavía demasiado espíritu de propiedad. Por eso, a pesar de sus esfuerzos, no pueden llegar a provocar la chispa de amor que les transformaría en un foco ardiente de caridad.

       Este espíritu de propiedad impide a los hombres comprenderse y quererse, y provoca las guerras y todas las catástrofes.

       Si el amor puro y generoso sustituyese este estado de cosas deplorable, el mundo se volvería un paraíso anticipado donde reinaría la justicia y la paz.

       ¡Ay! ¿Puede uno hacer razonar a quien, deliberadamente, quiere seguir irrazonable?

 

       12 de enero de 1967

 

       En la iglesia:

     Asocia tu corazón a todas tus acciones, por insignificantes que sean.

       Preocúpate solamente de mi gloria y de la extensión de mi Reino en el mundo.

       Ámame como sabe amar un niño pequeño.

       … … …

      Mirad lo que sois, lo que hacéis; bajad hasta el fondo de vosotros mismos. Detestad el mal que allí se esconde.

      ¿Quién puede justificarse?

       Vivid el buen ejemplo. Copiad vuestra vida de la mía. Excitaos mutuamente al bien.

       Temed a vuestro Dios, pero amadle más aún. Que vuestra miseria no os desanime jamás. Al contrario, que sea un medio de elevaros hasta mí… por medio de más confianza, más abandono.

       … … …

     El sol calienta el lugar donde penetran sus rayos. Del mismo modo, el mensaje calentará con su llama de amor las almas donde él penetre. Los que le reciban con fe serán permeables a su acción. Nunca se recuerda bastante a los hombres el amor que deben a su Dios y el que se deben mutuamente. El mundo solo puede ser conquistado por el amor. Desterrad de vuestros corazones los odios y las disensiones que manchan vuestras almas y las hacen impermeables a la acción de la gracia y a la influencia del amor divino. Pues están delante de su Dios como un objeto de repulsión, esperando que las rechace él de delante de su Rostro.

       Pido a todas las almas pequeñas (que estén en el mundo o dentro de un convento) que me ofrezcan sacrificios, por pequeños que sean, para salvar a los pobres pecadores.. Acordaos que no olvido nada y que pago al céntuplo el mas mínimo de vuestros esfuerzos.

       La puerta del Cielo sólo deja pasar a los pequeños y a los que se les parecen.

 

       15 de enero de 1967. (D.40).

 

J      Ellos se han hecho la vida tal como la han querido, a la medida de su pobre inteligencia. De ahí que, poseyendo millones de hermanos, se encuentren solos, encerrados en su “yo”.

       La ideología de los pueblos es contraria a mis designios sobre ellos Yo aniquilaré su becerro de oro.  Si hay que cortar y volver a cortar, yo lo haré. Para salvaros.

       … … …

J      La sombra de la destrucción se cierne sobre el universo. Si los pueblos no se convierten, que esperen graves calamidades sobre la tierra, en el mar y en los aires. Vanos y presuntuosos, que tengan cuidado de que las fuerzas del mal, una vez libertadas por ellos, no les aniquilen a su vez.

       Pero yo no abandonaré a mis fieles.

       … … …

     Alégrate en las dificultades. Son la marca cierta de mi amor.

       … … …

       Estábamos cinco en la iglesia durante la misa, esta mañana:

 

M ¡Oh Dios mío, ¡qué vacío esta mañana en tu iglesia…!

J      Llena este vacío con tu amor. Considera y aprecia el don que yo te hago.

 

       … … …

 

       Yo recomendaba especialmente a Nuestro Señor a una persona para quien me habían pedido oraciones:

 

M     ¡Oh Jesús mío!, Guárdala donde está actualmente; allí se encuentra resguardada del mal.

     Hija mía, incluso dentro de un convento, nadie está resguardado del mal. Únicamente mi gracia preserva del mal. Sin embargo, al alma orgullosa no le importa nada mi gracia, y ella no la pide.

       El enemigo es sutil

       Esta persona está sometida actualmente a una gran tentación. Reza mucho por ella. Yo no prometo nada. Pero, quizá, me dejaré aplacar en consideración a las oraciones que me son dirigidas por su intención.

       Ves, hija mía, siempre encuentra uno lo que va buscando. Y a veces estoy desarmado por la inconsciencia demostrada por algunas almas que yo he colmado de mis dones.

       Sin embargo, te voy a confiar algo. Lo que es mío lo guardo.

M     Jesús mío, ¿debo interpretar esta palabra como un estímulo?

J     Si tú quieres.

 

       24 de enero de 1967. (D.42).

 

J      Si vuestros corazones son puros, vuestros deseos son puros. La bajeza de un alma proviene de sus bajos instintos. En el fondo, no hay más que un remedio: vivir en mí y por mí.

 

       … … …

M     Jesús mío, sólo a ti te quiero. No quiero ser conocida. Quiero permanecer oculta. Guárdame.

J       Hija mía, ¿puedes decir todavía: quiero o no quiero?

M      La vida en ti es tan hermosa. Mi dulce Salvador, ¡si todos lo comprendieran…!

      Si quisiera, podría hacerles morder el polvo y mantenerlos así a merced mía. Pero ahí está, no quiero esto. Prefiero atraerlos con el dulce silbido del pastor. Sólo empleo el azote cuando he agotado vanamente todos los demás medios.

 

       25 de enero de 1967. D.44).

 

     ¡Oh Jesús, cuánto siento que mi debilidad humana me impida penetrar más en el dulce misterio de tu divino Amor!

J       Puesto que conoces tu debilidad, te revistes de mi fuerza y aprecias mejor todavía mi magnanimidad. Este tiempo que te es dado, está lleno de promesas, lleno de esperanza. Pues, hijita mía, si el amor ha tomado posesión de tu alma, es porque la ha encontrado abierta y disponible a su acción. El halcón puede intentar devorar a la paloma. Pero la paloma está bajo mi ala y al abrigo de sus ataques.

En este momento, profundo recogimiento y contacto divino en mi alma

 

       27 de enero de 1967. (D.45).

 

J      Porque el Amor te ha elegido, te confía las llaves de su Tabernáculo.

       (“Dios es amor”, dice el apóstol San Juan. El Tabernáculo de este Amor no puede ser más que el Corazón Sagrado de Jesús. Habiendo sido elegida por el Amor, Margarita ha recibido las llaves de este Tabernáculo del Corazón de Jesús.)

 

    Señor, no comprendo, no puedo escribir esto.

J ¿Qué importa, pues; lo que tú quieres o lo que yo quiero? El temor paraliza demasiado a menudo los arrebatos cariñosos de mis hijos hacia mí.

       Lo que yo quiero de vosotros, amados míos, es el santo atrevimiento de los niños pequeños, es la confiada conversación con vuestro Dios. Es el manso y amoroso abandono de vuestra alma en mí. No tengáis miedo de decirme y volverme a decir vuestro amor.

M    Al quererte, jamás mi corazón ha amado tanto a los demás, ni deseado con tanto ardor su progreso y el bien de sus almas.. Me gusta tanto descubrirte en mis hermanos; para mí es una causa de alegría el sorprenderte en ellos. Y si yo quiero tanto a las personas en quienes te veo, las otras, privadas de semejante bien, me parecen tan dignas de compasión que no puedo sino amarlas y desear el mismo favor para ellas. Pues ¿hay mayor desgracia que  no conocer y no poseer semejante tesoro? Tú eres EL ÚNICO y nadie jamás podrá igualarte en mi corazón.

       Jesús mío, guardas silencio… ¿Por qué?

     Si deseo callarme, no intentes hacerme hablar.  Ahora, descanso.

 

       Pienso entonces que los juegos del Amor son un perpetuo y nuevo comienzo que jamás cansa; al contrario, excita en el alma el deseo de poseerle más. Entonces me callo, y con respeto, adoro.

 

       28 de enero de 1967. (D.47).

 

     ¿Por qué detenerme en los términos que yo empleo para dirigirme a un alma pequeña? Ved, más allá, el amor que os tengo. Es la pura realidad.

(Dice San Agustín – Ciudad de Dios - : “Hablando como hombre, Dios lo hace a la manera de los hombres)

       Amadme con un corazón confiado. Elevaos por encima de vosotros mismos, de vuestra pobre manera de conocer las cosas. No busquéis lo que puede ser o no ser0. Si me amáis, estáis en la verdad. ¿No sabéis que el TODO puede unirse al nada si le parece bien? Solo se pide su consentimiento.

       Meditad, más bien, sobre la vanidad de lo que actualmente retiene vuestro corazón.

       El alma que acepta dejarse querer por mí, posee la alegría, la paz y toda la riqueza de lo que ES. Desconfiad de vosotros mismos. Confiad solamente en mí. Pues muy frecuentemente, vuestra mayor tentación consiste en creeros superiores. Sois como unos niños pequeños mal educados, que hacen lo que quieren y olvidan que tienen un Padre para amarles y corregirles.

 

       29 de enero de 1967. (D.49).

 

     La finalidad de mi mensaje, hela aquí:

       Conocimiento más profundo de mi amor hacia los hombres.

       Lo que yo pido:

       Sacrificios, oraciones, mortificaciones.

       Intensificación del culto a María.

       Reanudación del rezo del Santo Rosario y propagación de este rezo por todas partes.

 

       30 de enero de 1967. (E.97).

 

J      La tormenta pasa, el sol brilla mas intensamente. La Verdad triunfa siempre.

       Mi palabra cautiva los corazones sometiéndolos a su ley.

       Yo he dicho: “Los que tengan fe como un grano de mostaza transportarán montañas”.

       Con más confianza en mi misericordia, el Amor formará montañas de corazones, trastornando los planes del enemigo. Montañas de corazones que alcancen la cumbre de los cielos, por la fuerza de su testimonio, acogidos con alegría y cariño por el Padre celestial, Creador de todas las cosas.

       Entonces es cuando forzaréis las puertas de mi misericordia, derrotando mi justicia. Pero os revelo mi punto flaco para que vuestros ataques tengan más éxito.

       Si el Amor debe vencer al mundo y a sus artificios, este amor irradiado de vuestro Dios le vencerá también y conseguirá de Él, paz y perdón para todos sus hijos.

       He aquí lo que yo os ofrezco si lo queréis. Olvidaré que he dado mi vida por vuestras iniquidades y que, en recompensa, he recibido vuestras señales de indiferencia, como precio de mi Sacrificio.

 

       1 de febrero de 1967. (E.100). En la comunión:

       … … …

       Oración:

    ¡Oh Jesús!, ¿Cómo podré desquitarte jamás por todo el mal que te he hecho con mis innumerables pecados?

J      Tú me desquitarás queriéndome mucho.

       Hija mía, si yo te dejé encharcada tanto tiempo en tu miseria, es porque yo necesitaba un vivo testimonio de mi amor para los hombres.

       Tú no eres ni mas ni menos que otra. Pero encontrarás tu gloria en mí. Pues el soplo benéfico del Espíritu ha pasado liberalmente sobre tu alma.

       Mi designio de amor sobre los hombres siempre ha sido el objeto de mi solicitud particular, y yo sacaré mi gloria, del más enfermizo de mis pequeños.

       En una santa humildad, y por la entrega total de tu alma a una causa que me es grata, das así a los hombres una dulce y suave lección de amor que aprovecharán.

       Si yo me repito tantas veces, es para que comprendáis, perfectamente la importancia de lo que os pido.

       No quiero vuestros labios, sino vuestro corazón. Las palabras no salvan. Pero el amor sincero, hecho de oraciones, de penitencias y de olvido de sí mismo, alimentándose así en la Fuente, encontrará la vida eterna en la santa posesión de su Dios.

 

       2 de febrero de 1967. (E.103).

 

M     Todo viene de ti y todo vuelve a ti.

         Como yo no puedo quererte si no es por tu amor, puesto que no soy mas que debilidad e incapacidad, te lo suplico, ensancha mi corazón a la medida de tu amor. Pues, cuanto más voy, tanto mas noto mi debilidad…

         Pero, ¡qué bueno es ser pequeño!

        Hubo una época, me acuerdo, en que tantos favores hubieran llevado mi alma a la presunción. Ahora, ¡qué dulce alegría me produce el descubrir en mi alma solamente su “nada” colmada con tanto cariño…! ¡Señor mío y Dios mío!

 

      3 de febrero de 1967. (E.104)

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    Ofréceme tu incapacidad a encontrarme, y este abandono en el que yo te mantengo hoy, en espíritu de penitencia.

       Búscame en tu voluntad.

       Vela y permanece disponible a mi llamada a cualquier hora.

 

       4 de febrero de 1967. (E.105). Al despertarme

       Yo estaba pensando en lo que me decía un día una persona:”¿Cómo haces para resistir el cansancio? Esto me asombra”.

       Hubiera podido contestarle: “¿Puede uno dormir cuando hay tanto que hacer y que tiene uno ya tan poco tiempo para amar a Dios?”

       En realidad, para mí, el sueño es como una prolongación del amor. Uno no duerme cuando ama. Uno actúa. Y cuando se actúa, no se duerme, uno está en vela. El amor no permanece jamás inactivo, y en el reposo del cuerpo, alimenta el alma entera. Y eso hace que el alma que sigue amando durante su sueño, puesto que está substancialmente unida al Amor, se vuelve como una pura ofrenda al Amor.

 

       8 de febrero de 1967. (E.106).

 

       La soledad me es tan necesaria como el comer y el beber. Más que mi cuerpo, mi alma tiene una necesidad imperiosa de paz para encontrar a su Dios y nutrirse de Él, aunque sólo sea durante una hora.

Pero ¡Qué suplicio al no encontrar esta hora cada día!  Sobre esta cruz – pues es verdaderamente una cruz – me tiendo voluntariamente, unida a la cruz de mi dulce Salvador. Me ofrezco con Él, a nuestro buen Padre Celestial.

      ¡Cruz bendita de mi Jesús, que llevas sobre tu madera el Dios de Amor que alimenta y que salva, te quiero!

      Cuando el sufrimiento visita un alma, si esta contesta con generosidad a tu espera, exclama con todo su corazón: “Amado mío, contigo sobre la cruz, vivo, sufro y lloro; ten piedad de mí, pobre pecador”.

      Otras almas que sufren, al contrario, dicen: “¿Qué he hecho yo para merecer esto, yo que soy tan buena; no, en verdad, no existe Dios…” Y esta herejía no las confunde. Olvidan que este Dios del que ellas reniegan fue alcanzado él mismo por el sufrimiento, sufrimiento sin comparación con ningún otro, él que podá evitarlo con una palabra, el Cordero, cuyo único crimen era amarlas demasiado.. Y no comprenden que ellos, pecadores, se elevan por encima de su Maestro por su orgullo y su negativa de abrazar la cruz salvadora.

      Y Jesús, con paciencia, sigue llamándoles, sin cansarse jamás.

      ¡Ay! No oyen siempre.

      ¡Pobres, pobres pecadores que somos!

 

J     ¿Hacéis de esto un asunto personal? ¿Olvidáis, acaso, que para mí no existen los obstáculos? Vuestro deseo de conseguir la victoria en este asunto, os hace olvidar que sólo se puede establecer en la verdad. Pues bien, la verdad exige que no se oculte nada.

      Tened confianza en mí. No retraséis más el momento de dar a conocer estas críticas que no pueden alcanzaros de ninguna manera. Me alcanzarían a mí antes que a vosotros. Que no puedan dirigiros un solo reproche.

      Habéis dado a conocer las alabanzas. Dad a conocer también las críticas. Las unas compensarán a las otras… Todos tienen que reconocer vuestra lealtad y, sobre todo, vuestro desinterés.

      Una obra puede ser criticada y combatida antes de ser aprobada.

      Lo principal es andar en la verdad y no alterarla en nada, bajo ningún pretexto. 

      … … …

J     ¿Por qué no quieres ser conocida? ¿Es acaso respeto humano?

M    ¡Jesús! Bien sabes que no. Pero no quisiera desilusionar a nadie. Yo soy tan insignificante que no valgo ni siquiera una mirada, aunque solamente fuera de curiosidad.

 

Noche del 8 al 9 de febrero de 1967.

 

Una noche, en sueños, había visto a la Santísima Virgen que lloraba. Esta noche la he visto sonreír. Sonrisa resplandeciente, casi una risa, joven, alegre. Ella era tan bella. Hermoso cabello negro, un rostro radiante de gracia.

Delante de mí había tres estatuas.

Mi mirada fue atraída por la del centro, ignoro quienes eran las otras.

Reconocí a mi madrecita del Cielo.

Ella me miraba. Una sonrisa luminosa se dibujó sobre sus labios. Sonrisa alegre, casi una risa maravillosa. Yo la contemplaba con amor.

Y he aquí que de repente oigo el canto alegre de una avecilla. Levanto los ojos y la veo en lo alto de una casa.

Siento el deseo intenso de acercarme a ella... Pero, ¿cómo alcanzarla? Y he aquí que me levantan, que me llevan unos brazos invisibles. Subo hacia ella; llego a su altura no sé cómo... la veo acercarse a mí a saltitos alegremente, y mis labios reciben con entusiasmo el contacto de un pico chiquitín tendido hacia mí. ¿Era un beso lo que me dio? No lo sé. ¿No será mas bien un bocadito? Las dos cosas quizá. Pues mi alma, divinamente alimentada, se abismó en Dios.

Entonces, me desperté.

Con emoción, di gracias a Dios.

Tengo todavía delante de los ojos la adorable sonrisa de mi dulce Mamá y sobre los labios la impresión del contacto de este piquito.

Me contento con saborear este sueño sin comprenderlo.

 

9 de febrero de 1967. (D, 53).

 

J      Vive intensamente mi Mensaje de Amor. Sé fiel a la gracia. Hija mía, lo que se debía decir, dicho está. Atiende a mi palabra. Aparta de ti todo lo que es inútil. No te pierdas en palabras vanas. Tú estás en mi corazón. Gáname otras almas por tu constancia, tu perseverancia, tu caridad.

Escucha el canto de mi amor. Tú lo has oído esta noche. Tradúcelo por el ejemplo. Sé filial hacia tu Santa Madre. Contribuye a su gloria según tus posibilidades. Que ella sea, para ti y para las otras almas pequeñas, el faro que alumbra y que conduce a la felicidad del cielo. Sé vigilante, pues el enemigo te acecha.

Haz actos de ofrenda al amor. Tu miseria no me aleja de ti. Al contrario, es un medio eficaz de santificación, porque mantiene tu alma en el conocimiento de su bajeza y de su incapacidad.

 

10 de febrero de 1967. (D. 54).

 

J     Cambiaré toda alegría culpable en amargura, y toda tristeza en alegría.

Vuestros lloros encuentran en mi Corazón un eco profundo. Pero os guardo tanta alegría en el cielo, pobres hijitos míos, que sufrís.

No dudéis jamás de mi cariño.

Habéis sido creados a imagen del Hijo Amado, y vuestro corazón a imagen de su Corazón. Estáis hechos para amar.

Pero, ¡cuán lamentable es vuestra manera de amar! Derrocháis con tanta inconsciencia el don de mi amor, concentrando vuestros deseos sobre tantas cosas profanas. Vuestro corazón va buscando la Verdad y no la encuentra. Está tan cerca de vosotros y no la veis.  Miradme y amadme.

YO SOY EL AMOR, que sólo puede satisfaceros. Todo lo demás nada es, y no trae consigo más que decepción y pesares.

 

M    Jesús mío, el tiempo pasa. Tengo que dejarte ya. Sin embargo no te dejo, pues día y noche estoy contigo. Incluso también cuando soy mala. Un niño pequeño sabe a veces mostrarse desagradable incluso en la presencia de su padre y de su madre. Yo, cuando te he contristado, no pierdo por eso el sentimiento de tu Santa Presencia. Esto aumente mis pesares, y siento una tristeza infinita en el alma. Me duelo el haberte ofendido. Pero yo, se que, semejante a un buen padre, tus brazos se abren ampliamente para recibirme. Y con un profundo sentimiento de confianza y de amor, vengo a buscar mi perdón sobre tu corazón.

 

... ... ...

 

¡Oh dulce encuentro del alma y de su Amado! La chispa que salta de este encuentro los abrasa de un amor infinito. Amor que alternativamente se da, se retira, para volverse a dar, se derrama en un rocío benéfico sobre los que se acercan a él, y los llena de ardor y de fe místicos. Efluvios inefables del amor que une para siempre la criatura a su Creador.

 

11 de febrero de 1967. (D. 58).

 

J    ¿Qué temes, alma pequeña? ¿De qué tienes miedo? El pasado, el presente, el futuro me pertenecen.

Dame tu pasado, tu presente, tu futuro. Reconoce en tu espíritu mi espíritu.

El amor conduce a las cimas mas altas.

       Abandónate. Espera todo de mí, como yo espero de ti tus deseos, tu sumisión, tu generosidad.

Muchos, incluso los fieles, desconocen, en cierta manera, los derechos divinos. Cuando aprendan de nuevo a amar, devolverán a mi justicia y a mi misericordia lo que les corresponde en derecho.

Hija mía, he hecho de ti un milagro del Amor.

 

12 de febrero de 1997. (E. 110).

 

J      Yo no he venido a enseñaros novedades, sino solamente a recordaros lo que conocéis ya. Pues, si algunos de entre vosotros se acuerdan, otros, sin embargo,_y son muchos_ no se acuerdan ya de nada. Mi amor es de toda eternidad, y siempre tan ávido de darse.

        Los que piensan encontrar en este mensaje “revelaciones” serán decepcionados  

        El afán de la oración y de la penitencia, la entrega de vosotros mismos al Amor, he aquí lo que os impongo. Esta misma invitación repite mi Madre en sus visitas: “Rezad, rezad, haced penitencia”. Y conviene que los hombres se acuerden más de esto.

        Si mi cruz ha vencido a la muerte, no ha vencido el egoísmo en muchas almas. Y estas almas las quiero.

 

15 de febrero de 1967. (E.112)

 

¡Cuánto sentí haber querido acallar a Jesús! Yo no tengo ni la fuerza ni el valor para eso. Mi buen Jesús...Él es el más perjudicado e iba yo a añadir a su pena, renunciando a escucharle.

 

J       Hija mía, cree, adora, espera.

M      Sí, Dios mío, CREO, ADORO, ESPERO.

J       Cuanto más importante y beneficiosa es la Obra, tantos más obstáculos encuentra. Pero no temas nada. Los obstáculos, los derrumbo uno tras otro. Mi Mensaje triunfará. La Fuente de todo bien no puede renunciar a derramarse sobre sus elegidos, porque así lo quieran los hombres.

         Después de la tempestad vuelve la calma, y con ésta, la reflexión. La teología es justa y necesaria. Pero el corazón vive y se dilata en el amor y en su posesión, sin comprender cómo  ni por qué ama. La teología no está al alcance de todos los pequeños, pero el amor se deja alcanzar por ellos. Nadie puede oponerse a esta simplificación del amor que yo pido y que se impone en los tiempos actuales.

         Cuando esta mujer derramó sobre mis pies el perfume que ella había traído, los testigos de esta escena se escandalizaron. Y fue peor todavía cuando la vieron secar estos pies con sus largos cabellos. ¡Qué reprobación! Y, sin embargo, ¡qué amor en esta mujer! ¡Cuán poco se preocupaba ella del qué dirán!

         Tú, con ella, no temas nada. Deja hablar tu corazón. Dime todo, te escucho con cariño. ¿Quién se atrevería  a arrancarte de mis brazos?

         He hecho la parte de cada uno, como bien me parece.

 

... ... ...

 

En la calle he oído lo siguiente: “Yo- decía un hombre a su interlocutor – me paseo siempre, bebo, como y duermo”. Y Jesús me dijo:

 

J       ¿Y yo, pues? ¿Dónde estoy en este hombre? ¿Cuál es mi sitio en su vida?”

 

16 de febrero. (E.116).

J   Ten calma. No temas a nada tanto como al pecado.

     Saco mi gloria de todo. Si Yo necesito a los hombres, más me necesitan ellos a mí.

     No intentes saber cómo será el mañana. El día de hoy te basta.

     Ten confianza. No olvides que Yo, como tú, fui tratado de iluminado. Y, sin    embargo...

     Como Yo,  sé toda amor para todos.

 

17 de febrero de 1967.  (E.117).

 

     En la iglesia, mientras estaba ocupada limpiándola:

 

J   Tu trabajo se parece a mi trabajo en las almas. Únelo al mío. Entre los dos, haremos cosas buenas.

    

... ... …

Ve la profundidad de mi amor hasta dónde desciende para encontraros. Comprende, pues, que un Dios que sabe hacerse tan “pequeño”, no puede amar más que lo que es “pequeño”.

A medida que van pasando los días, te adelantas cada vez más  hacia el momento inefable del último encuentro, y mis favores se harán más sensibles a tu humanidad.

Muchos tiemblan por su vida. Tú, tiembla por la mía en las almas, pues, si me rechazan...

Hija mía, ¿me quieres? Dímelo, dímelo más y más. Mi cariño está al acecho de los menores movimientos de tu corazón hacia mí. No seas avara. ¡Si supieras!

Entre tú y yo estaba lo infranqueable que sólo mi amor podía superar.

 

Algunos han pedido al dinero la felicidad que no puede dar. Después de su muerte, quisieran que este dinero les dé una felicidad que no han merecido.

... ... ...

Mientras veía la televisión con mi familia:

 

  Piensa en mí. ¿Puedo compartir tu descanso? Dame mi parte en esta hora de entretenimiento.

 

18 de febrero de 1967. (E.117).

 

J   Oye, ve y aprecia mi santidad en las almas fieles. Espero de la humanidad un gran gesto de amor y de fraternidad.

Juntos, trabajemos para mi gloria. Conmigo puedes hacer mucho por ella. Cree y espera más allá de toda esperanza. ¿Quieres más amor? Ven cerca de mí. Más cerca todavía. Entra en mí más hondamente.

La savia subió. Los brotes florecen. Pronto frutos buenos y hermosos aparecerán y las ramas se doblarán bajo su peso.

Con mucho fervor, sé lo que tú debes ser: mi pequeño “nada”.

 

Una voz dulce en mí:

 

J    Margarita, hija mía, descansa y deposita en mí toda preocupación.

 

19 de febrero de 1967. (E: 119).   Peregrinación a B:

 

NS:  Yo protegeré tu misión sobre la tierra.

 

20 de febrero de 1967. (E. 119).

 

M    Dios mío, aleja de mí lo que es vano, Enséñame a ser generosa, a no dar importancia a mis pobres esfuerzos para servirte.

J    Hijita mía, mi socorro viene a su hora. Preocúpate siempre de darme más gloria. No escatimes mis esfuerzos para mí, tu Salvador. Sé firme en la esperanza y fuerte con mi amor y con mis promesas.

 

20 de febrero de 1967. (D. 59).

 

J    No hay que temer castigar cuando de ello depende la curación.

 Hay cosas que pueden herir, pero la herida es a veces necesaria. Los hijos de Dios   no temen la luz

El error conduce al relajamiento

Algunos se entregan al apostolado para su propia gloria. ¿Qué hacen con los siglos de Tradición Santa? Querrían arrinconar el corazón mismo de la Iglesia. No oyen ya sus latidos, que son los latidos del corazón de mis santos.

Sí, hija mía, el orgullo es sutil. Ellos son sus víctimas y no lo saben.

Yo dije: Un justo término medio para todo. Y en el exceso  producido por toda novedad, ellos no se dejan aconsejar por nadie.

Pero tengo servidores fieles y buenos. Y estoy con ellos para la obra de enderezamiento que se impone. Cada uno debe cooperar a esta obra según sus capacidades.

¿Hay algo más grato que trabajar por mí? Y yo pago con la hermosa moneda del cielo.

Hijitos míos, seguid el camino del Amor. Él es el único bueno, el único verdadero, el único que os puede conducir al cielo, vuestra Patria.

Yo digo a mis Pastores: Enseñad a mis ovejas el Amor en todas sus formas de apostolado.

Gritad más fuerte que las masas para que os oigan y os sigan.

Electrizad a las muchedumbres con vuestro ardor, vuestras enseñanzas.

Sed santos, la multitud será santa. La santidad es contagiosa.

Que cada uno permanezca en su sitio. Que cada cosa sea tratada con celo por quien tiene el poder de hacerlo. Y yo seré glorificado en todos vuestros actos.

¡Pequeños míos, hijitos míos! Amados míos que recibís en mí vuestro poder, que cada alma sea para vosotros semejante a un jardín misteriosamente cerrado donde yo me oculto; y que vuestro deleite sea descubrirme en él.

Examinad si os encontráis dispuestos a sufrir por mi amor, chanzas, negativas rotundas, desprecios, persecuciones, incomprensiones .

Si estáis dispuestos a sufrir todo esto, estáis entonces en la santa y gloriosa vía del amor verdadero. Por eso os digo: no despreciéis a ninguno de estos pequeños que os mando, me sirvo de ellos para mi mayor gloria. Abrazadlos, más bien, por mi amor. Pues vienen de mí como vosotros. Que encuentren en vosotros cariño y apoyo fraternal. Pues han dejado por mí su propia personalidad, y se han revestido del hábito del Santo Amor, hecho de renunciamientos y de sacrificios.

 

21 de febrero de 1967. (D. 63).

 

M   Las palabras que yo te quiero decir...no las encuentro. ¿Qué más puedo desear sino la gracia de amarte cada vez más?

J    La pacificación del alma depende de su buena voluntad y de sus disposiciones para dejarse amar. Pero por imperfecto que sea vuestro amor0 (pues como a niños pequeños hay que enseñaros todo, amados míos), sabed que consume mi corazón con una llama cada vez más viva.

Sabed que os quiero a todos como si estuvierais solos en el mundo.

Pequeñita mía, vibra de mi amor, cántalo en todos los corazones. No me dejes aunque sea un instante. Mira este Dios celoso de tus más ínfimos pensamientos; son tantas pruebas de su amor por ti.

¿Te parece bien que esté siempre aquí? ¿Soy demasiado exclusivo?

 

22 de febrero de 1967. (D. 64).

 

J    ¡Cuánto has tardado en reunirte conmigo en la oración, hija mía! Instantes de amor perdidos por tu culpa. ¡Cuántos gestos inútiles, cuando tu Amado te espera!

Tú te quejas de la falta de soledad, y no tienes mas prontitud en asir el tiempo disponible...

  Perdóname, Señor. Mi corazón se entristece de este reproche merecido. Estoy sin excusa.

J    Vamos, ven entre mis brazos a buscar tu perdón. Compensa este momento robado a nuestro amor, queriéndome mucho. Ya sabes, encuentro muy pocos corazones donde refugiarme, porque se preocupan tanto de sus vanidades; no hay sitio para mí. Escucha la queja de tu Divino Amigo. Consuélale, ofreciéndole tu corazón amoroso para llorar los pecados de los hombres y sus ingratitudes.

... ... ...

J   Las primeras reacciones, las palabras irritadas son cosas insignificantes quizá. Pero, desgraciadamente, jamás llegarán a ser puro amor. Sin embargo, podrán ser consumidas en su llama, si tú lo quieres, gracias a tu remordimiento.

 

23 de febrero de 1967. (D.66)

 

J    Piensa en lo que más agradaría a las almas pequeñas que tú representas.

M   ¡Oh Señor! sería: Amar más y ser cada vez más pequeñas.

   Vive de mi cariño. Concibe un horror profundo hacia el mal. No despilfarres el tiempo que te está dado para amar.

Sé favorable a todos. Olvídate en mí. Sé Yo.

Mira mis manos atravesadas por los clavos, levantadas hacia el Padre en un gesto de súplica ardiente para todos…

Mira mis ojos fijados con amor sobre ti en particular y sobre toda la humanidad.

Mira mi cuerpo magullado, vaciándose de su sangre a través de las innumerables llagas que me costó mi amor por vosotros...

Mira y comprueba si existe sobre la tierra un amor semejante al mío.

¡Hay, hija mía! Se cree uno fuerte y es en realidad tan débil, tan débil...

Hijitos, ¿cuándo empezaréis a vivir de verdad?

M    Señor mío y Dios mío, me tortura el pensamiento de ser quizá el juguete de mi imaginación.

J    Entonces, una vez más, tengo que repetir lo mismo para calmar tus temores. Puedes estar segura que si estuvieras en el error, yo mismo sería un error. ¿Es esto posible? Dime.

 

24 de febrero de 1967. (E. 121).

 

 Dios mío, no tengo otros deseos que los tuyos, otra meta que Tú.

Mi misión sobre la tierra es amarte y hacerte amar.

Por eso me has dado la vida.

Tu sacrificio iguala tu amor.

Señor, que mi vida siga enteramente la línea de conducta que tú me das tan liberalmente...

En mí no hay más que un temor: no amarte bastante. Tu amor es tan serio, y el mío no es más que un reflejo muy pálido.

Por esta razón, te doy humildemente mi impotencia, mi pobreza con toda la debilidad que comporta, Jesús mío.

Ten piedad de mí. Yo te quiero.

 Tienes que comprender el valor del testimonio que he dado a los hombres. Yo no rehúso la luz a los que me la piden. Si la humanidad ya no sabe amar, es porque ha querido elevarse por encima de su condición.

Hijita mía, el orgullo destruye el amor.

Para ti brilla el sol

Canta, en tu corazón, el aleluya de mi divino amor y que su alegría te penetre con su inefable sabor. Pido mucho a los hijos de la luz. Su generosidad es la prueba de su amor.

Serían culpables los que, habiendo recibido mis gracias en abundancia, rehusaran pagar el precio, con una vida proporcionada a dichas gracias.

... ... ...

Conmoveos de vuestras miserias, de vosotros mismos, así veréis mejor donde se encuentra vuestro socorro.

 

26 de febrero de 1967. (E. 124).

 

J  En cualquier alegría, haz la parte del pobre. Piensa en los que en el mundo sufren hambre, persecución, enfermedad. Para que de esta manera, tu alegría no tenga nada de excesivo. La parte del pobre es la parte de Dios. En la aflicción  piensa en los que sufren más que tú, y encontrarás ligera tu carga. Ahí también está la parte de Dios. Teme ser demasiado feliz mientras otros lloran 

27 de febrero de 1967. (E. 124). al despertarme.

 Un nuevo día empieza. Con mucho amor, repara las faltas, los ultrajes, las heridas que recibirá hoy mi divino Corazón. Sé ardiente y generosa. No dejes de pedir por los pobres pecadores. Arrodíllate frecuentemente y adora, en espíritu y en verdad, al Dios de amor y de bondad que te colma con sus dones. ¿Sabes, acaso, que gracias a tu amor, puertas obstinadamente cerradas se abren para dejar entrar al Señor tu Dios?

... ... ...

 ¡Feliz destino el mío! Paso mi vida sobre la tierra amándote y haciéndote amar. Y mi cielo lo pasaré intercediendo continuamente por todos los desgraciados hijos de la tierra. ¡Con qué amor te suplicaré por todos!

¡Oh Dios mío, cuán bajo tienes que descender para encontrar un alma que te quiera y que no tenga miedo de decírtelo!

J     Tu "nada" ha atraído mi Grandeza.

       El contraste es sorprendente. Pero nada es imposible al amor. Los dos extremos se reúnen por el juego de mi bondad misericordiosa, hasta formar un TODO donde se pierde el pequeño "nada".

 

28 de febrero de 1967. (D. 69).

 

   La penitencia voluntaria es, con mucho, preferible a la penitencia impuesta. La una se realiza bajo la influencia del amor; la otra, bajo la influencia del temor. Por eso apruebo totalmente la iniciativa tomada por la iglesia.

La privación de carne los días de ayuno y de abstinencia excedía frecuentemente el fin perseguido. Algunos fieles compensaban esta privación con platos suculentos, y así la penitencia se transformaba en placer.

Ahora, según su grado de amor y de fidelidad, los fieles, con toda libertad y frente a su conciencia, tomarán las medidas para hacer penitencia de manera verdadera y valiente.

A quien da mucho, os lo digo, yo daré mucho.

... ... ...

 Hijita mía, vive de mi santidad. Para ti, ya te lo dije, yo haré milagros para que crean que soy yo quien te manda.

He hecho de tu corazón el sitio de mis delicias. me gusta tanto encontrarme en lo que es pequeño y humilde...

En todos los sitios, alegra a tu Amado. En el cielo, en sus santos; sobre la tierra en las almas que sufren; y en ti, donde estoy con alegría.

Hija mía, ¿Aceptas hacerme un poco de compañía cada noche?

Tan pocos quieren hacerlo...

Que el deseo de mi gloria, el deseo de poseerme sea tu tormento.

No temas exagerar; comprendo muy bien tu cariño  y su necesidad de expresarse.

¡Si supieras! Mi corazón está todo abierto a tus llamadas, a tus peticiones.

Pide para ti, para todos.

Cree que yo te amo.

Espera de mí tanto como tú esperas de mi amor.

No intentes comprender por qué te quiero. No podrías.

Quiero hacer de ti una florcita de mi Iglesia, sin precedente...

Imagen viva donde se reflejan mi pequeñez, mi misericordia, mi amor.

 

1 de marzo de 1967. (D. 72).

 

  A lo largo del día, tan a menudo como te sea posible, interrumpe tu trabajo algunos instantes. Adora. Con todo tu corazón, dí este acto de fe, de esperanza y de caridad:

¡Dios mío!  ¡Creo!  ¡Adoro!  ¡Espero!  ¡Confío!  ¡Te amo!

Medita estas palabras que resumen toda vida interior y constituyen verdaderamente su fundamento.

... ... ...

Así va la vida; hoy toda dulzura, toda suavidad. Mañana: desamparo, incapacidad y asco. Pero siempre, amor y perdón.

... ... ...

M  Señor, no creo que se pueda amar sin un poco de sentimentalidad. Me parece que, si no, sería un amor frío, razonador.

Y el amor, para mí, es un foco ardiente de caridad que arrebata al alma a lo más alto de los cielos. La razón debe desaparecer, dejando el sitio al Amor. Como lo dice muy bien el refrán: "El corazón tiene sus razones que la razón no conoce".  Pienso también que la manera de expresar su amor varía según los individuos.

Una naturaleza tranquila no puede exteriorizar su amor como lo haría otra alma sensible, enteramente fundida en el amor. Yo no concibo en absoluto que uno pueda ser "razonador" cuando está llevado por las alas del amor. Es evidentemente esto lo que contraría el juicio de los que no entienden.

J  Tú me quieres como sabe amar un niño pequeño, con un corazón confiado y puro como una fuente. ¿Notas en tu alma el rejuvenecimiento producido por mi amor? Contrariamente al proceso del crecimiento humano, de mujer te has hecho niña pequeña.

He aquí lo que puede hacer mi gracia.

Pero puede hacer otras maravillas. ¿Las queréis? Pedidlas.  En las manos de mi Divina Madre se encuentran para vosotros tantos tesoros. No los despreciéis. Venid a mí por Ella. Os recibiré sobre mi corazón con tanta gratitud...

Sí, vuestro Dios sabe también deciros gracias. Gracias de dejaros amar. Gracias por vuestra fidelidad, cuando tantos, incluso entre los que se dicen hijos míos, se apartan de mí y actúan según su deseo. Yo te lo digo, el caos que reina actualmente en el mundo se debe a este deplorable estado de cosas.

¡Oh mundo atormentado por la codicia y el orgullo! ¿Tendré, pues, que destruirte para que vuelvas a ser razonable?

En estas páginas ardientes de puro amor, doy a todos una muestra sensible de este mismo amor.

 

2 de marzo de 1967. )D. 77).

 

 Ellos adelantan mi hora con sus iniquidades.

¿Qué amor puede compensarme de la perdición de tantas almas, la defección de muchas otras? 

... ... ...

 Mi amor en ti me vuelve cargado de tu humanidad, de tal manera que arrebata mi misericordia. ¿Podrías darme otra cosa que tu incapacidad, tu debilidad, tu miseria?  ¿Y, añadido a esta lista de imperfecciones, tu corazón?

Pero el amor cariñosamente te llena y purifica todo con su divina llama.

... ... ...

J  Se va perdiendo el sentido de lo que es necesario. En verdad, os lo digo: a cada uno su oficio, pero, para todos está la necesidad de amar y de hacerme amar. La variedad de mis manifestaciones de amor a las almas es una prueba de su veracidad. Yo soy Dios, el Dueño Soberano del universo. Pero yo soy tan accesible a los pequeños de toda condición como a los espíritus superiores.

Todos sois los hijos de un mismo Dios.

Que vuestros corazones se abran a la Luz y a la Verdad.

 

3 de marzo de 1967. (D. 79).

 ¡Dios mío!

J     Hija mía.

  Creo.

J     Lo sé.

M   Espero.

    ¿Qué esperas de mí?

M   Todo, Dios mío. Adoro.

    Haces bien.

M   Confío.

    No serás decepcionada.

M  ¡Te quiero!

    Menos que yo a ti.

 

... ... ...

J  Tened piedad de mí, yo tendré piedad de vosotros. Cuidaré de vuestras almas. Aquel que dé testimonio de mí, no lo olvidaré delante de mi Padre.

Trazad vuestros surcos, sembrad vuestras tierras. Que produzcan el máximo de santidad.

Eterno escepticismo de los pueblos que no quieren ni ver ni oír.

 

5 de marzo de 1967. (E. 128).

 

 Hay tantas maneras de amar. Todas deben ser conocidas. La comida es variada, en este sentido que cada uno, según su condición, encuentra en ella su alimento.

... ... ...

J  ¡Ay de los que escandalizan a mis pequeños y les inducen al error por sus enseñanzas perversas! En verdad, el escándalo recaerá sobre ellos. Pues si hay lobos en el redil, el buen Pastor los conoce y protege su rebaño. Su disfraz no les servirá de nada, pues serán reconocidos como enemigos de Dios y de la Iglesia por aquellos mismos que quieren seducir.

La Iglesia es santa y universal. Sus cimientos son inquebrantables. Pero la oración es más que nunca actualmente necesaria para su vitalidad.

 

6 de marzo de 1967. (E. 129).

 

J  Lo humano encontrado en ti, no es mas que lo humano reformado por mi divinidad.

La corona de gloria que tu has adquirido se hace esperanza y salvación para otros. Ya sabes, el mas mínimo esfuerzo hecho por mí... Yo lo recompenso.

 

En la comunión:

 

J  Recibe la vida que yo te doy. Transfórmala en levadura de santidad para ti, para los demás.

 

8 de marzo de 1967. )E. 130).

 

Puesto que mi Mensaje está basado en el amor, sólo te puedo hablar de amor.

¿Sabes, hija mía, que, en toda alma, por muy gangrenada que esté, hay siempre un rinconcito de cielo azul?  Allí estoy yo.

Según muchos, sólo el mal ocupa esta alma, y, sin embargo, estoy allí a pesar de todo.

A veces piensa en el pasado, cuando, niño pequeño, se refugiaba cariñosamente en los brazos de su madre. Entonces, todo era tan hermoso para ella y tan puro. Y no puede impedirse sentir en su corazón un amargo pesar que lo que fue y por el desorden que descubre ahora en ella.

¡Pobre humanidad pecadora!

Si supieras que un solo remordimiento por tus faltas puede poner en movimiento la misericordia de tu Dios, y devolverte, con su perdón, tu inocencia infantil...

Pues ves; sólo está perdido el que quiere perderse. Los mayores pecadores son los indiferentes y los tibios, porque es mas difícil conmoverles. Ladran con los perros, aúllan con los lobos y se aprovechan de muchos cargos.

A aquellos, los detesto.  Hipócritas y mezquinos, buscan los honores, las vanidades, incluso si, para eso, tienen que perder su alma.

Pero la perderán también si practican la devoción para lograr sus fines.

Yo perdono a un pecador que muestra arrepentimiento. Pero castigo a los que pecan contra el Espíritu.

... ... ...

Cariñosamente:

 

J  Florcitas de mi misericordia, almas pequeñas, ramo perfumado de mi amor, delicias de mi divino Corazón que olvida en vosotras la crueldad de los que no le pertenecen, abrasad el alma de vuestro Amado con vuestra lealtad, vuestro fervor y vuestra entrega al Amor.

 

9 de marzo de 1967. (E. 134).

 

J  Deja hablar a tu corazón, hija mía querida. No, tú no me faltas el respeto. Esta falta de respeto de que me hablas, quisiera conocerla en todos. Los niños pequeños faltan a veces el respeto a sus padres para probarles su amor... Así haces tú, hija mía. Pero esto me gusta muchísimo. Si supieras el consuelo que así me das.

¿Concibes que se pueda querer sin fervor? Yo soy Dios y hombre, te comprendo tan bien. Y como un simple hombre, soy feliz de tus marcas de amor.

Tantas almas temen desagradarme al exteriorizarse. Pero lo que me desagrada es el alejamiento en que me mantienen por el temor suyo de abandonarse cariñosamente entre mis brazos. Ellas me invocan como si fuera yo un Dios lejano e impasible. Y mi Corazón ardiente de ternura, no está satisfecho cuando se dirigen a mí ceremoniosamente. Tú, sé niña pequeña. Y no tengas miedo. Deja que teman los que no saben amar.

  Sí, Dios mío, yo seré feliz de mi incapacidad, de mi miseria. Feliz también de decírtelo. Pero no te puedo amar lo bastante. Y sufro por ello.  Y mi alma está tan triste de sentir mi amor limitado.

 

11 de marzo de 1967. (E: 137).

 

J   Compenétrate bien de la trascendencia de mi amor para los hombres. Te acuerdas de tus suspiros de añoranza, en la época de tu infidelidad? Sabes, yo no he olvidado nada. Estaba en ti y no lo sabías; y tú buscabas fuera de mí la felicidad que no podías encontrar más que en mí, pobrecita mía. Entonces, la vida no te procuraba más que decepciones. Estas decepciones yo las producía, y te conducían a mí, por unos caminos que sólo yo conocía... ¿Quién puede comprender los juegos de mi misericordia, sino aquel que se ha beneficiado de ella? Tú buscabas la vida, y ¿qué encontrabas?

Tu socorro estaba en ti: YO.

Pero, ya entonces, sabía yo a qué te destinaba.

Acuérdate también cuando siendo niña, compartías con otros tus juguetes, tus golosinas; cuando intentabas ya complacer a todos; cuando tu corazoncito de niña se estremecía dolorosamente con la pena de los demás. Y tus aspiraciones hacia el cielo, obstaculizada por la incomprensión y el ateísmo de los tuyos... Y tus deseos de pertenecer a los hijos de la Luz por la recepción de la vida divina en el bautismo. ¿Quién, sino yo, provocaba en ti tantos pensamientos santos?

Pero no lo sabías. Y era necesario que así fuera. Pues, si mi Iglesia posee frutos de santidad que fueron siempre preservados del mal, debe también poseer otros que han conocido el fondo de la miseria humana. Y estas almas son las preferidas de mi misericordia. Debes comprender hasta qué punto te amo y no dudar jamás de mí.

Yo soy tu vida y tu resurrección. Y mi amor te conduce a la gloria de la eternidad.

 

12 de marzo de 1967. (D. 79). En la comunión:

 

J  En tu pobre corazón de carne, sumerjo enteramente mi pobre Corazón de Dios tan poco amado.

... ... ...

M  ¿Qué debo decir hoy a tus almas pequeñas?

 Diles que las espero cariñosamente, impacientemente, y que invito a todas a que pertenezcan a la" Legión de las Almas Pequeñas".

Sólo les pido un poco de generosidad y mucho amor.

El sufrimiento visita al mundo a través de muchas catástrofes. La guerra destruye los cuerpos y deshace los hogares.  ¿Qué hacen de mis mandamientos; "No matarás" y "Amaos los unos a los otros como yo los amo"? Mi contestación será como un azote si no cambiáis de vida.

Intento olvidar vuestras iniquidades con la compañía de mis pequeños, de los que me quieren. Pero no son bastante numerosos para calmar mi enojo. Si no oís la voz del amor, oiréis la voz de mi justicia.

No neguéis lo que ÉS.

... ... ...

La noche pasada, visita de Nuestro Señor; mi alma se perdió completamente en Él. Como estaba muy adelantada la noche, le dije:

M   Señor, no logro descansar un poco, tanto es el amor en que ardo por ti.

J   Eta noche, tú velas conmigo. Necesito tu compañía.

 

13 de marzo de 1967. (D. 82).

 

J   La tierra sigue siendo la tierra con sus fealdades, claro está, pero también con su nobleza en las almas santas. Perdona como yo sé perdonar. ¿No eres mi hija? Tan bueno es amar y perdonar

.... ... ...

 

¿Cómo podría tu humanidad contener el infinito? Cuando vengo a ti en la Santa Comunión, tú me posees lógicamente. Pero es en mí donde yo te recibo y donde encierro tu humanidad enteramente.

Hijita mía, nacida de mi Divino Corazón, sí, yo sé hacerme pequeñito para penetrar en ti. Pero persuádete de que, aún así, sigo siendo el Infinito. Cree también que, uniendo tu debilidad a mi divinidad, puedo hacer algo infinito.

... ... ...

Amar a los que te aman, no tiene ningún mérito. Pero amar a los que te hacen daño, esto es ganar el cielo y el Corazón de tu Dios.

 

14 de marzo de 1967. (E. 141).

 

Yo pensaba en Santa Teresita:

 

J   Como ella, tú eres la hija querida de mi misericordia. Si ella fue preservada del mal, tú has sido librada de él. Y mi bondad misericordiosa lo ha hecho todo. Por eso me debes más amor y agradecimiento.

Las dos igualmente habéis sido fecundadas por el Amor.

 

... ... ...

 

Yo pensaba en algo que me daría consuelo.

 

J          ¡Oh hija mía!, ¿tanto deseas, pues, ser consolada, cuando yo sufro el momento de mi Pasión? ¿Quieres perder voluntariamente este medio de ayudarme en este momento? Puedes ofrecerme el soportar con paciencia la espera de esta decisión; hazlo.

Ha llegado el momento del desamparo, del abandono y de la traición, y pronto, del sacrificio total.

Ven..., mírame. Siento miedo de lo que se acerca. Vela conmigo. Para el momento crucial, estate ahí, con mis fieles.

Mi humanidad y mi divinidad luchan en mí. Mi alma está desgarrada por lo que entrevé. Y yo me siento triste hasta morir.

El sudor de sangre del huerto de los olivos se repite.

¿Quién se inclina sobre mí para secarlo? ¿Quién vela conmigo? ¿Quién me quiere bastante para seguir siendo fiel a un pobre Dios que va a dar su vida por todos?

¡Ay! Sólo encuentro el vacío. Ningún consuelo para mí.. El cáliz está lleno. Hay que beberlo.

 

Con un dulce reproche en la voz:

 

Y mi hija me habla de consuelo... ¿Lo deseas todavía ahora?

M   Señor mío, perdóname, te amo. Quiero ser el timón de los tiempos modernos, y ayudarte a llevar esta cruz que tú temes tanto, pero que también amas, tanto o más, porque sabes que, por medio de ella, tus pequeños serán redimidos.

 

16 de marzo de 1967. (E. 145).

 

J   La esperanza es el tesoro del pobre. Saber esperar, para recibir mejor.

 

... ... ...

Dame tu cansancio, para que lo una al mío. Entre dos, parece que pesa menos.

Sabes que yo puedo cambiar todo en oro puro. Los dos contrarios se han unido. Tú eres mía y yo soy tuyo. ¿Quién podría separarnos, puesto que somos uno?

Cree en mi protección. Mis almas privilegiadas conocen mal su felicidad. Sólo la gloria del cielo, se la dará a conocer plenamente.

 

17 de marzo de 1967. (D. 84).

 

M   No tengo otra esperanza sino tú. No tengo otro deseo sino amarte y poseerte. No tengo otra felicidad en el mundo, sino tú.

 

18 de marzo de 1967. (D. 85).

 

J   Vive en la pura luz continuamente renovada de mi divino amor.

Llena tu espíritu y tu corazón de mi Palabra. Pues es verdadera y fecunda. Busca tu alimento en ella. Es vida y amor.  Ten confianza en mí. Jamás te abandonaré.  ¿Sabes lo que puede conseguir la fe en mi amor? ¿Tienes derecho a estar triste y angustiada, cuando reina en ti la Vida del mundo, el Amor infinito?

 

19 de marzo de 1967. (D. 86).

 

J   No intentes oír algo. Este momento pertenece al silencio. Quisiera olvidar un poco lo que se acerca. Déjame apoyar mi cabeza cansada sobre tu corazón. ¿Quieres acogerme? ¿Y no decir nada? Este silencio está tan lleno de ternura y de consuelo.

Pequeña mía, ámame mucho. ¿Quién se preocupa por mí tanto como tú? Mis fieles, sí. ¿Pero los demás?

En la mente de mis verdugos estoy ya condenado. Esta semana haré revivir dolorosamente el tiempo de mi Pasión.

Y quedan tantos para salvar...Ayúdame, ¿quieres? Estoy tan cansado. Y ellos son tan indisciplinados. 

... ... ...

Todo cuenta. Y tus deseos de salvar a las almas y de dármelas, dependen de tu generosidad hacia mí y hacia ellas.

 

22 de marzo de 1967. (D. 87).

 

yo suplicaba a Jesús a favor de un moribundo de la parroquia:

 

J   Hijita mía, no te preocupes por é. Está ganando su cielo.

Con mi perdón yo le doy la vida.

 

A propósito del Mensaje:

 

  Todavía no es más que una caña agitada por el viento. Pero esto no le impedirá en absoluto transformarse en un hermoso árbol, fuerte y sano, que dará frutos abundantes y mis niños pequeños se hartarán de su savia nutricia... Sus frutos, serán frutos de santidad para la Iglesia.

Para la vida eterna de las almas, la Iglesia necesita almas santas que la renueven y no este falso altruismo que la trastorna.

 

23 de marzo de 1967. (E. 147). Jueves Santo:

 

Comunión de los niños pequeños. Pienso con pena que yo no he tenido esta felicidad.

 

J   Tú eres la más pequeña de estos pequeñitos.

 

la muchedumbre llenaba la Iglesia. Margarita no había podido ocupar su lugar habitual, estaba en un rincón:

 

   Estás bien ahí donde te he colocado?

 

Alguien vino a depositar cerca de ella la cruz que había precedido el desfile de los pequeños comulgantes:

 

J  Ves, estoy contigo.

 

24 de marzo de 1967. (E. 147). Viernes Santo:

 

 Mi pobre corazón humano se estremece de dolor y de aprensión. Esta cruz alzada delante de mí me asusta y me atrae. Lo humano...Lo divino... ¡Oh que se cumpla mi sacrificio cuanto antes!

A pesar de mi temor, tengo prisa de sufrir y de morir. ¿Te quedarás conmigo hasta el final? Ellos pueden insultarme...tú me quieres. Estate muy cerca...Que mi Sangre te penetre. No se debe desperdiciar ni una sola gota. Es la vida para todos.

Tú me darás en alimento a las almas pequeñas, ¿verdad?

(Él se queja)

 

 ¡Oh, esta corona de espinas! ¡Qué daño me hace!

¡Oh, estos calambres en todos mis miembros...!

Hija mía, he ahí a tu Madre. Ámala. Voy a morir...; Ella sufre. Mírala. Apriétate  contra Ella. Calienta su Corazón helado, traspasado por la espada anunciada en otro tiempo.

¡Mamá! Ella sufre...

En mí, un dolor horrible retuerce todos mis miembros y destroza mi corazón.

Pobres hijitos que no tenéis piedad ni de vuestro Dios ni de vosotros mismos.

Pueblo deicida, que mi Padre te perdone como yo te perdono.

Esto tenía que ocurrir...

El momento ha llegado...

El buen ladrón me consuela. Hoy estarás conmigo en el paraíso.

¡Me duele! A ti puedo decírtelo... para los demás, me callo. Pero el espantoso dolor, vence mi cuerpo. ¡Padre!, ¿Por qué me abandonas?

Estoy solo...

En fin, último acto de la tragedia.

La esponja...Suspiro...¡Todo está consumado!

Padre, en tus manos entrego mi espíritu.

 

25 de marzo de 1967. (E. 151).

 

  El corazón y el espíritu son solidarios el uno del otro. He dado a cada uno un corazón para amar y el espíritu para razonar. Cada hombre debe apoyar su vida sobre el amor. Los medios no faltan para eso.

La divina caridad es mansa y paciente y no se desasosiega en medio de las vicisitudes de una vida.

 

26 de marzo de 1967. (D. 89). Pascua de Resurrección:

 

Día de Resurrección y de oraciones. La Iglesia está en la alegría, pues la vida ha vencido a la muerte. Comparto esta alegría y, sin embargo, no está completa. Estoy triste al pensar que tantos sufrimientos, para muchos, ¡ay!, serán vanos. Y esto no resuelve las dificultades que encuentra la Santa Iglesia en su progreso hacia la unión y la paz entre los pueblos.

Pienso en nuestro Santo Padre y en sus deseos de paz entre los hombres. Cuánto debe sufrir por el desacuerdo que reina en el mundo actual. Sus preocupaciones son el objeto de mis pensamientos y de mis oraciones más fervientes. Cuánto me siento unida a nuestro dulce Cristo de la tierra. Y hago mías todas sus intenciones, pero no dudo en absoluto de la intervención del Espíritu Santo para resolver los problemas delicados que le atormentan muy profundamente. ¡Ay! ¡Cuántos sufrimientos para él!

Pascua: Resurrección y vida. Que esto sea verdad en el sentido real de estas dos palabras... Creer, adorar, dar gracias, creer mas allá de todo, incluso cuando todo parece perdido... Adorar al Ser Infinito, todo cariño y misericordiosa bondad.

Ofrecer todo y sobre todo la propia miseria. Agradecer lo bueno y lo menos bueno. Acoger todo de la mano que acaricia y castiga. Resurrección de los cuerpos, resurrección de las almas en el amor de Cristo.

Confianza ilimitada en Aquel que viene a salvar al mundo.

 

27 de marzo de 1967. (D: 91).

 

J  Hoy, trata solamente de agradarme con tu presencia, tu fidelidad. No guardes nada para ti. Cuanto más me des, m tanto mas te llenaré de mis dones. Pago siempre el céntuplo. Sabes que los pobres son mis preferidos.

Todos tus instantes me pertenecen. Santifícalos.  No intentes saber cómo será el día de mañana. Deja estas preocupaciones a los que se conforman con ellas. Tú, vive en el amor y en la esperanza de mi socorro. En todas circunstancias, recompensaré tu confianza.

Tu alimento es el alimento del pobre: Yo.

Mis predestinados no intentan ocultar su miseria. Se glorifican de ella en el Señor.

Teme las alabanzas pues debilitan la virtud.

Aléjate de las vanidades. No estoy en ellas. Estoy en el corazón del humilde. 

... ... ...

J  En la ternura de mi Corazón, te juzgaré. Tú conoces el amor que tengo por ti.

 

28 de marzo de 1967. (D. 93). En la comunión:

 

J   LA piedad de ciertas almas no excede las apariencias. Tú, hija mía, sé verdadera en la profundidad de tu amor.

 

Oración:

 

J  Ojalá tuvieran todos el mismo corazón para pedir el reino de mi amor, que para pedir las gracias que juzgan primordiales para ellos.

... ... ...

 

Hija mía, ¿qué me diste ayer, fuera de tus movimientos de impaciencia y de tus palabras demasiado vivas? Y menos mal que me los has dado. Tú eres mi hija querida. Pero él (su esposo) ignora todavía que lo es, y que yo le quiero. Sufres. Soporta con amor esta cruz. Dale mi bondad, mi dulzura. Sabes que puedes disponer de ellas según tu deseo. El ejemplo debe venir de ti. Esto es el sello del amor con que te marqué en otro tiempo. Y sus exigencias son a veces penosas pero necesarias.

 

29 de marzo de 1967. (E. 152). Al despertarme:

 

   Hijita mía.

M   Jesús, ¿eres tú quien me saluda hoy primero?

J   No; al abrir los ojos, ¿no me has llamado tú?

 

En la comunión:

 

  ¡Dios mío! ¡Mi todo!

  ¿De veras, soy todo para ti?

Oración:

¿Qué podrías ser, si no?

Algunos se ofuscan tan fácilmente al descubrir cuán débil es su Dios para lo que él quiere, y cómo goza en rebajarse a su nivel para atraer sus corazones. Pero yo, mucho más que ellos, necesito amar.

A menudo el mal viene de que su razón no puede admitir lo que es inexplicable. Pero el Amor está por encima de la razón.

-Con ternura:

J   Hijitos míos, dejaos amar como lo desea vuestro Dios. Echaos entre sus brazos sin intentar comprender. Sois demasiado pequeños para eso . No querer creer en mi palabra es negar el profundo amor que siento por vosotros.

... ... ...

J    El gesto que yo esperaba está hecho. Ahora hay que actuar.

J     El fervor es bueno. La exaltación perjudica

j      La calma en vuestras acciones es oro.  Mi paz está en vuestros corazones para siempre.

 

30 de marzo de 1967. (E. 155)

 

 j   La desproporción que existe entre los pueblos, y particularmente entre las almas, es crucificante

para mí. La nueva encíclica pone un bálsamo sobre mi Corazón herido. En efecto, es urgente socorrer a vuestros hermanos, mis pobres hijos hambrientos. Hasta hoy habéis vivido en la abundancia de los bienes terrestres como si todo os perteneciera, sin compartirlo con los desheredados de la vida. No hay salvación para vosotros, los egoístas, que os hartáis de buena comida, sin remordimiento, olvidando que en el mundo tienen hambre tan- tos hombres que son vuestros hermanos y que deben compartir vuestra herencia. Lo que os sobra, amontonado en vuestras cajas fuertes, excita vuestra codicia. ¿De qué sirven estas riquezas, sino para perderos?

Yo, vuestro Dios, os mando: amaos y ayudaos mutuamente.

Preocupaos del bien verdadero, que será vuestro eternamente. Pues, si dais lo que a veces es causa de tanto mal, amontonáis para el cielo tesoros inestimables, que no podrán seros arrebatados.

Que vuestro corazón y vuestros ojos se aparten de lo que es contrario a mi ley, por la obediencia a mis mandatos.

Si hacéis esto, seréis grandes en mi Reino.

Que vuestra alegría sea dar con amor, así como mi alegría consiste en ser liberal hacia vosotros.

¿Cuál es, según tu opinión, el sentido que mejor debes conocer?

M    El sentido del bien. Pero de igual manera debo conocer el sentido del mal, a fin de no cometerlo.

 

En la comunión:

 

  ¡Cuánto tienes que amarnos para reducirte a este estado!

J     Es el único medio que tengo de unirme a vosotros verdaderamente.

En la calle:

       Da a todos mi sonrisa y mi amabilidad. Sé Yo mismo para todos.

 31 de marzo de 1967. (E.159). Cinco de la mañana:

        Dame a las almas por medio de tu ternura y de tu humildad., Dame almas, por medio de tu renuncia y de tu mortificación.

           Sé firme en la fe, la esperanza y la caridad. hijos de los hombres. daos la mano y no pequéis

ya más contra vuestro Dios.

 

En la calle:

J         Hay tantas desgracias a tu alrededor. No pases como si estuvieras sola en el mundo.  Mira y oye. Remédialo según tus    posibilidades.

   En la iglesia de B:

No nos hemos dicho nada. Nos hemos mirado. Unión, intercambio de amor.

... ... ...

M     Jesús mío, lo que tú no me das hoy, me lo darás mañana.

      Hija. mía, el Creador no puede estar en deuda con su criatura. Gasta tus fuerzas en servirme siempre mejor

 

.1 de abril de 1967. (E. 159). En la comunión:

Turbada por lo que me había dicho esta noche, yo le decía:

M         Jesús mío, no me dejes entre las garras del espíritu del error y de la mentira.

J J         No es el espíritu de la mentira quien te guía. Soy yo.

Con fuerza ha vuelto a decir:

      Cree que soy yo. No dudes más.

Tú formarás la Orden de las Almas Pequeñas del Corazón Misericordioso de Jesús.

Yo pensaba en las dificultades que habría que vencer:

J            No temas nada. Deja actuar a tu Jesús.

Todos los que desean el estado de perfección estarán convidados a dicho estado. Solamente les pe- diré cada día un ramillete de florcitas, compuesto de sacrificios pequeños y de mucho amor, ofrecido en homenaje a mi gloria y para la paz en el mundo.

de abril de 1967. (D. 95).

¡Oh! ¡Cuán dolorosamente la falta de confianza hiere el Corazón tan amante de nuestro dulce Salvador!

Y, sin embargo. cuanto más profunda es nuestra miseria, tanto más cerca de nosotros está su misericordia.

¡Dios mío! Si las almas te conocieran mejor. ..

El desaliento es el peor enemigo del alma. Pues mantiene. distancia su único remedio, el Señor Nuestro Dios.

Se siente uno miserable por un efecto de la misericordia divina; pero, si deja uno caer los brazos en un gesto de desesperación, es porque duda uno de la bondad de Dios. Es mejor exclamar: "¡Padre! Ven, te lo suplico. Sin ti, tu hijo perece..."

Os aseguro que entonces los brazos amados de nuestro dulcísimo Salvador encierran cariñosamente la pobre alma que sufre, en una toma de posesión llena de amor.

de abril de 1967. (D. 97).

¿Quieres darme tus deseos para que los haga realidad? Sabes que yo puedo hacerlo.

En la comunión:

J Quisiera tanto que sea pura cada mirada que se detiene sobre m í en el momento de la consagración. .

Quisiera tanto bajar a unos corazones purifica- dos. ..Pero con mucha frecuencia, su casa está obstruida por una inextricable mezcla de pensamientos vanos y de deseos insensatos.

 

J Sé pronta en aprovechar las ocasiones de probarme tu amor. Sé ferviente y buena.

Yo te ayudaré.

Los pensamientos de los hombres cambian y su corazón es versátil. Pero cada cosa viene a su hora y todo trabajo merece su salario. Canta mi alabanza. Ellos te escucharán. El Amor lo puede todo. Yo te guardo para mi. Tú y yo, yo y tú: una sola Unidad. .

Loco es quien niega mi justicia. Pero en verdad,  yo te lo digo, se complace ella en desaparecer delante del Amor Misericordioso y sus pequeños sacrificios.

de abril de 1967. (D. 99)

 

J ¿Podríais, pues, ocultarme algo QUE NO LO SEPA, YO ANTES QUE VOSOTROS?

Yo sé mostrarme tan cariñoso para curar vuestras llagas.

¿Queréis que os cure? , Así como tuve que vencer la muerte, tengo que' vencer el mal, causa de la muerte.

Intentad una vez ser buenos. Ya no podréis dejar de serIo, porque encontraréis tanta alegría en la práctica de la divina caridad. ..Hija mía, diles a todos que, si no vienen a mí, yo vaya ellos con todo mi amor.

     Pequeña mía, la grandeza de un alma no se mide, evidentemente, según su debilidad, sino más bien según el conocimiento que ella tiene de dicha debilidad. Gime por tu impotencia y tu miseria. Pero no te entristezcas al verte tan débil. Busca más bien tu socorro en Aquel que fortifica. Mi gloría, la saco de la nada.

¿Sois algo más que nada, hijitos? No tengáis miedo de mí.

¡Os conozco tan bien y.…os quiero tanto!

 

de abril de 1967. (D.101). En la calle

J Es mi saludo lo que tú les das.

 

M   Tu fuerza, Dios mío, consiste en sacar provecho de nada.

    Sé firme en la esperanza. Mi socorro llega a su debido tiempo.

J     La espera os ejercita en la paciencia. Pero yo vengo. Abrazo yo tus intereses. Abraza tú los míos.

, ...

J ¿Para quién es provechosa mi palabra, sino para aquel que la recibe con fe?

.

J   En el silencio, se oyen los primeros murmullos de la Fuente que brota de las profundidades del suelo.

 

Aquel que tiene oídos, que oiga y que valore a su justo precio el testimonio que yo doy.

El sabor de los bienes del cielo está reservado a los pequeños. No necesitan tanta reflexión para acogerme. Insensato es quien duda de m( y de mi palabra. En verdad, yo te lo digo, sacaré mi gloria del más débil de mis súbditos. Piensa, hija mía, en lo que es bueno y en lo que es menos bueno. Ten en cuenta lo uno. Ten también en cuenta lo otro, por amor y por el olvido de ti misma EN MI CORAZON.

 

 

de abril de 1967. (E. 161). En la comunión:

J     Hija mía, la alegría de dar compensa el sacrificio pedido.

 

M    Señor, no te encuentro. ¿por qué te ocultas?

J     Para que me busques mejor.

M      Pero, donde buscarte cuando te escondes? 

J       En las profundidades de tu alma, en el secreto de tu corazón, donde me gusta refugiarme.

J      ¿Dónde está tu pensamiento sino cerca de aquel que amas?

J     ¿Qué valor puede tener 10 que pasa a los ojos de aquel que se alimenta de lo que no perece?

J     Amo a los agradecidos, cuando de todo su corazón fervoroso me dicen: ¡gracias!

J     Sepas, hija mía, que el crédito de que gozas cerca de mí, viene de tu disponibilidad a mi gracia.

 

10 de abril de 1967. tE. 162). Después de un viaje a "X": -

 

J    Ayer, aparentemente, yo no tenía el primer lugar en tu corazón. Ni siquiera fuiste a saludar a mi Madre. y estabas tan cerca.

 

M    Perdóname, Señor mío. No he querido dejar a las personas con quienes me encontraba únicamente por el bien parecer.

 

 

   Ya sabes muy bien que entre nosotros, el bien parecer pasa al segundo plano.

      Antes de emprender lo que sea, amad. Todo acto de amor encuentra en m í una profunda resonancia.

     Yo soy la Fuente. Vosotros sois su cauce.

 ...

J       Se Ocupan demasiado de lo material y poco de lo espiritual. Y no se puede separar lo uno de lo otro.

.

J      ¿Quieres, hija mía, hacer un intercambio? Dame tu humanidad.  ¿No la he asumido ya AL HACERME HOMBRE POR AMOR?

Yo te revestiré con mi divinidad para que me quieras como sabe amar un ángel.

Tu tiempo no está acabado. Y me puedes dar todavía tanto amor, tantas almas, por tu sumisión, y tu renuncia.

Ama muchísimo para que yo te de también muchísimo. Mira en ti la Imagen viviente de tu Amado.

Considera qué amor es el suyo para ti, criaturita que sacó de la nada en su bondad infinita.

11 de abril de 1967; (E. 165).

J He aceptado por vosotros las peores humillaciones

 

y me entregué al furor de mis verdugos.

No han desarmado todavía. Pero vosotros, mis fieles, hacedme un escudo con vuestros corazones reunidos, para que entre mí y la iniquidad, se levante una montaña de virtudes que desvíe mi justo enojo de su perversidad. Las aguas saludables de mi misericordia manarán sobre sus almas si renuevan su morada, y ellos adquirirán mi perdón eterno. Porque, entonces, olvidaré cuanto me han hecho sufrir, rehusándome su corazón tanto tiempo.

 

J             Mi amor consume todo en su llama.

 J        No os creáis demasiado indignos para acercaros a mí. Os daré el santo atrevimiento de los hijos de Dios. Porque os amo a todos, como no seréis amados jamás. Con toda la ternura de mi Corazón, quiero olvidar lo que sois, para pensar únicamente en lo que podríais ser, si quisierais. ¡Vamos! ¡No me hagáis esperar ya más! Decidme s í, para que todo mi amor os penetre.

12 de abril de 1967. (E. 168).

J Yo soy el Rey del cielo y de la tierra, y mi divina Majestad llena el universo.

Este tiempo que os doy, os está concedido para acercaros más a mí, vuestro Dios.

YO ESTOY en el alma del justo y en el alma del pecador. Pero no de igual manera en las dos. La una me reconoce y yo la poseo enteramente. En la otra, me escondo, pues no me conoce. Pero estoy, voy y vengo.

 

Acordaos: he comido con los impíos. Los he transformado en justos. Como los pajaritos, esperad todo de mi bondad.

     Hija mía, ¿por qué preocuparte por el porvenir?  Tu amor viene de mí." No temas perderlo. Yo soy su    depositario.

Cada obra debe estar sometida a las críticas de aquellos que no pueden comprometerse sin ir hasta el fondo de las cosas. Lo contrario sería sospechoso. Sé tranquila, ponderada y sensata.

Mientras esperáis la decisión, entrégate enteramente a lo que yo espero de ti. Es necesario denunciar la impiedad, el vicio, el error. Pues para estos males del siglo, no hay misericordia. El pecador debe convertirse si quiere ser perdonado. Cada sacrificio de mis pequeños salvará a un alma. Pueden salvar al mundo con su amor.

      Toda santidad se adapta a su época y a la mentalidad de esta época. Lo que conviene a una época, puede no convenir a otra.

Pero mis enseñanzas no cambian jamás. Yo soy y permanecerá eternamente el AMOR. 

J    Hay enojos santos y justificados.

 

J El remordimiento de una falta le obtiene su perdón                                  

 

 A propósito de una corrección hecha por Margarita a su hijo menor.

 Humíllate profundamente en los Santísimos Corazones de tu Jesús y de su Madre.

 

13 de abril de 1967. (E. 172).

J Me gusta verte atenta en mi Presencia.

Me gusta penetrarte de mi Espíritu.

Me gusta guiar tu mano que escribe con fervor estas palabras que yo te inspiro.

J Está demostrado que cada uno necesita una buena dosis de luz para que vea cuán pobre es su manera de amar.

  Hay que expulsar inexorablemente del alma, el espíritu de propiedad que la esclaviza.

¡Cuántas obras buenas y laudables pierden su valor real por culpa del espíritu de propiedad que se apoderó de ellas!

 

14 de abril de 1967. (D. 103).

J La vida interior de un alma es como un jardín cerrado. Se debe evitar penetrar en él torpemente, para no turbar su armonía. Toma lo que yo te doy. No pidas más. Haz lo que debes hacer, con todo el amor del mundo en tu corazón.

Encuentra en mí la fuerza y el valor de vencerte. No tengas otro enemigo que tú misma.

Estos besos que tú me das, te los devuelvo, salvan- do un alma por cada uno de ellos.

Puedes estar segura de mi Palabra. Tú no conoces tu poder sobre mi Corazón.

¡Hijita mía, los verdaderos hijos de Dios tienen todos este poder, pero no lo aprovechan siempre.

J La flor del mal es hermosa y perturbadora, pero exhala un olor nauseabundo que sólo pueden discernir las almas en estado de gracia. La flor de santidad se abre en alma fiel. Incluso el pecador respira su suave perfume.

¡Oh!, amados hijos míos, no dejéis dentro de mi Corazón los tesoros de cariño que os quiero dar. Alejaos de las ocasiones de pecado, y, embelesa- do, yo me daré a vosotros.

Pero ¡tened cuidado! El pecado es sutil, y a veces, se disimula bajo unas apariencias inocentes. Tal cosa os parece inofensiva, mientras en realidad puede conducir a un mal muy grande. Pesad todas vuestras acciones en la balanza del divino amor.

Ved y discernid con los ojos de vuestro Dios. Muy pronto os aparecerá el fraude.

M    Señor mío y Dios mío, gracias por tus enseñanzas. Ayúdame a hacerlas comprender a todos y a ponerlas en práctica yo misma. Muéstrate favorable a tu pobre hija. Te quiero, Señor, mi vida y mi alegría para siempre.

J        Ven a buscar cerca de mí el remedio a tu incapacidad.

Yo contemplaba la Santa Faz:

         Ten un gran respeto para esta imagen. Representa  en toda su majestad y su realidad a un Dios inmolado por los pecados del mundo.

 

15 de abril de 1967. (D. 107).

 Acerca de una conversación que trataba de la muerte:

 J ¿El miedo a lo desconocido?, decías tú a esta persona. No hay nada desconocido para los que me conocen.

Aquí, abajo, es la muerte.

Yo soy la resurrección y la vida.

¡Oh debilidad del alma que teme la eternidad y que gime, al pensar en dejar esta tierra de lágrimas! Extraña contradicción, la del corazón humano, que tiende hacia mí con toda su alma y que pide siempre el aplazamiento del último encuentro...

Este tiempo es favorable a la eclosión de la santidad en las almas, por el abandono de vuestra voluntad a mi voluntad.

Pasad este tiempo que os queda aquí en este mundo, en una santa indiferencia, para no apegaros desordenadamente a lo que un día debe perecer.

 M     ¡Oh Jesús mío!, soy tan pobre y tan débil, ten piedad de mí. '

J       Precisamente porque eres pobre y débil, te he elegido. Camina en mi santa Presencia. Yo cuido de tu debilidad.

 

16 de abril de 1967. (D. 109).

J        Vuestras acciones os siguen en la eternidad. Son  sinónimos de vida o de muerte.

La escuela de la santidad es el amor vivido y practicado.

 

18 de abril de 1967. (D. 109).

   El abandono de lo que constituye el patrimonio de mi Iglesia equivaldría a su perdición. Esto no puede ser.

EIlos no se detendrían ah í, y sus exigencias ya no conocerían límites. En verdad, yo te lo digo, hay ovejas sarnosas en

mi redil. Se han introducido en él, bajo apariencias apacibles y están en buena postura para di- fundir sus errores.

Ves ahora, hija mía, la necesidad vital de la oración y del sacrificio, y cuán urgente es el problema de las almas pequeñas que hay que formar para salvar lo que la herejía amenaza con devorar. Grande es la responsabilidad de aquellos que deben pronunciarse en pro o en contra. Hay que salvar mi herencia. Deben buscar las pruebas que desean, en su corazón y n o en otra parte.

Demasiados intereses personales están en juego actualmente, e importa actuar en consecuencia.

 

19 de abril de 1967. (F.1).

   ¿Necesitáis, pues, otros testimonios de" mi benevolencia para calmar tus angustias? Dame la mano y estate atenta.

Con ternura:

¿Piensas que se adquiere la santidad durmiendo sobre el terciopelo? Todo lo que hace el valor del santo es su conformidad a mi voluntad. Es el amor con que recibe la cruz. Es su deseo de recibirla.

La pacificación del alma se aprende en la escuela del Amor y no precisamente en disfrutar de él, créeme. Permanece cariñosamente unida a mí.

Trabaja apaciblemente bajo mi mirada. .No puedo dispensarte de tener que sufrir por mi Amor.  Pero, a partir de ahora, te reservo dulces alegrías. Cree también que todo es posible a los que aman. La tristeza, hijita mía, es dañosa, al progreso del alma. Ten mucho cuidado de no caer en ella... Actos contrarios en la alegría. Actos de virtudes tan valiosos para las almas.

Este mensaje, presentado así como la maternidad fecunda de mi Palabra en las alma engendradas por ella en el Amor, es, desde luego, una novedad. Pero esta novedad se reúne a la Verdad de siempre.

.

20 de abril de 1967. (F. 3).

J Cada día trae más pruebas de la degradación del mundo actual.

El es lo que ha querido ser, no lo que hubiera querido yo que fuera.

Se concede fácilmente consideración a la locura del siglo. Para muchos, la Verdad es mentira.

 

¡Dios mío! ¡Cuánto me contrista tu tristeza! No tengo otro universo que tú; y lo que te aflige, a mí también me aflige dolorosamente. ¡Ay! No tengo otra cosa que ofrecerte sino mi pobre amor imperfecto.

J Tal como es tu amor me consuela.

Cuán crueles son, pues, los hombres para su Dios y para ellos mismos. En verdad yo te lo digo, beberán todos de la copa de la amargura. 

¿Dónde están mis hijos verdaderos? ¿Aquellos para quienes detengo mi justicia?

El ejemplo del bien es poco seguido. Al contrario, el mal encuentra por doquier adeptos que, sin saberlo a veces, hacen el juego miserable de los secuaces del infierno.

Estas páginas de vida deben publicarse para despertar las conciencias dormidas.

22 de abril de 1967. (F. 5).

Perdóname, Señor, los arrebatos de impaciencia que acabo de tener.

J Comprende a los demás según su concepción 

¿Tus arrebatos de impaciencia dices? Pero, pobre hijita mía, son toda su debilidad. Sentir la impaciencia, o sucumbir voluntariamente a ella son dos cosas muy distintas. ¿Sentir tu miseria? No puedes impedirlo. ¿Ceder voluntariamente a ella? Eres totalmente culpable. Olvida tu debilidad, para acordarte más de mi amor. Lo uno sirve a lo otro solamente en la medida en que el alma lo entiende bien. No hagas un drama de lo que he venido a destruir en ti con la llama viva del divino amor.

 

23 de abril de 1967. (D. 111). En la calle:

J Esta felicidad de llevar a tu Dios, no la cedas a nadie.

Pero compártela.

 

 

Este tiempo gris y desagradable se parece a la imagen de un alma en peligro.

 

No tengo ninguna necesidad de los hombres para hacer mi gloria. Pero me sirvo de ellos para aumentarla.

24 de abril de 1967. (0.111).

J Observa las primicias de la victoria en las almas que se han alimentado del Mensaje. Que esto sea para ti y para tu Padre un gran consuelo y una voluntad cada vez más firme de seguir adelante. Hija mía, las obras se apoyan sobre la confianza. En este día, os confirmo mi aprobación. Os lo digo: la Obra emprendida crecerá a la manera de los hijos de los hombres.

J Tu deseo de amarme y de conocerme es la antena que te conduce hasta mí.

 

J Sí, hija mía, la falta de soledad es y será para ti una cruz pesada. Pero hay un lugar donde no te podrán seguir ni molestar.

Es en el silencio de tu corazón.

Allí siempre me reuniré contigo.

 

25 de abril de 1967. (0.113).

M     Jesús mío, ¿no quieres calmar mi inquietud?

J       Hija mía, ¿no quieres padecerla por mi amor?

 

:J      Los hombres no se aguantan los unos a los otros. Es el tiempo de la iniquidad y del desorden.

¿Quién oirá mi voz y la reconocerá? ¿Quién recibirá mi Palabra? ¿Quién la pondrá en práctica?

¿Quién será lo bastante loco de amor para tomar posición en contra del mundo?

¿Quién renegará lo que hace la alegría de este mundo? ¿Quién hará penitencia por los pecados cometidos?

¡Mis almas pequeñas!

Hay que enseñar el camino del cielo a aquellos que no lo conocen. .

La fuerza de mi Iglesia y su filiación divina están en la práctica de la pequeñez, de la humildad y de la caridad.

En ella no hay sitio para el orgullo.

Cualquier miembro reconocido culpable de este pecado capital debe ser apartado para evitar el contagio del rebaño.

     El que me quiere vive en mi paz, y mi santa alegría mora en él.

El que me escucha recibirá la recompensa prometida a los hijos de la luz.

 

26 de abril de 1967. (D. 114). En la iglesia:

     Si pudiera, mi Amor Misericordioso bajaría hasta el fondo de los infiernos. Pero, ¡ay!, sería en vano.

Pues ya no pueden ser salvados.

 

28 de abril de 1967. (D. 115).

Mi misericordia te da a las almas para que lleguen más fácilmente al cielo. Si tú debes presentarme sus oraciones, acoge a todas. Vendrá una época en que ya no podrás nombrarlas; tan elevado será su número. Pero no temas. Yo sé. Sé ferviente en la práctica de la caridad. Con mi Corazón, las quieres.

El buen combate, hija mía, es aquel que eleva al alma por encima de sí misma. Siempre hay que combatir y vencer.

Bajo mi mirada, sé "Yo". Cada día trae su pena y su alegría.

Abraza la una y la otra por mi amor. ¡Oh hija mía, no temas insistir para conseguir mi misericordia, por todos! Me gusta tanto hacerme

rogar y dejarme vencer por tu perseverancia. Deseas signos de la realidad del mensaje. ¿Por qué?

¿Dudas de la verdad? Sé santa con mi santidad. El cielo es la Patria de los justos.

30 de abril de 1967. (F. 7).

    No temas la falta de soledad. Siempre tendrás el tiempo de amar. Da todo tu cariño a las almas pequeñas.

M   Pero, Señor ¿me será posible?

J     ¿Olvidas lo que puedo hacer?

¿Olvidas quién soy yo?

M    Dios mío, todo me pesa, incluso el beber y el comer. No encuentro en esto más que amargura Y remordimiento. Tengo tal hambre de ti. ¡Te quiero tanto!

J Sí. Con todo mi amor.

 

       El tiempo pasado fútilmente es un tiempo robado a Dios

 

J     ¿Por qué buscar en otra parte ayuda y consuelo? Como si esto no dependiera únicamente de mí.

 J     Pensad que yo soy manso y humilde de corazón. Los únicos pensamientos de aversión que tengáis, que sean para vosotros mismos.

Pues sin m í no podéis hacer nada.

J    Venid a los brazos que os tiendo.  El orden social no sería perturbado si las almas conociesen, antes que todo, el orden espiritual.

J ¿Sabéis cómo amar a vuestro Dios, vosotros que no escucháis más que vuestro "yo"?

J Las iniquidades han propagado el error en el mundo. ¿Quién puede salvar al mundo? ¡Yo!

Y, por intermedio mío, los "pequeños", concebidos en el Amor divino.

J Reconoced mi justicia si queréis ser salvados.

J   Oculta 'tus lágrimas.  Enseña tu sonrisa.

 

de mayo de 1967. (F. 10).

J     El odio divide. El amor reconcilia. Pequeña mía, la santidad no se compra. Se gana. No se puede poseer sin pasar por la cruz.

 

M      ¡Oh Dios mío! ¡Qué camino ha recorrido tu gracia en el desorden de mi alma!

J He puesto orden a fuerza de amor.

 

mayo de 1967. (F.11).

¡Oh! ¡Cuánto se necesita creer y tener esperanza para ser fuerte frente a todas las amarguras!

El alma delante de Dios.

La esperanza en el corazón.

Espíritu de abandono y de adoración.

Amor difusivo, olvido de sí.

Caridad ferviente para los demás,

A la escucha del Señor.

Recogiendo su Palabra con fervor.

Atento a todas las llamadas.

El alma en el cielo con Dios y con los ángeles.

El mundo y sus seducciones no son nada para mí.

Amo a Dios y es toda mi vida.

Los latidos de mi corazón acompañan el dulce canto del Amor

J Piensa, hija mía, que puedes conseguir todo de mi amor. Te amo bastante para no rehusarte nada.

       Te lo he dicho ya. Una mentira es siempre una mentira.

A propósito de esta definición de la mentira de que alguien se había valida delante de Margarita: "mentir es rehusar la verdad a alguien que tiene el derecho de conocerla", 

¿Es verdad? ¿Es falso? Lo que es verdad es verdad. Lo que es falso, falso es. No hay término medio.  Claro que hay diferentes grados en la mentira. Pero, por leve que sea, el que aspira a la perfección debe evitarla cuidadosamente.

Yo soy la Verdad que no puede mentir. Darle poca importancia a una mentira, es disminuir la facultad de descubrir las trampas del demonio.

La perfección exige heroísmo. A veces se miente sin saber que se miente, y ahí está lo grave.

Una mentira pequeña puede a veces tener consecuencias graves. No se te puede quitar importancia a todo lo tocante al alma. Todo lo más, se puede ocultar la verdad cuando lo manda la caridad. Pero, en la medida de lo posible, se evitará el deformarla hasta el punto de hacer creer lo contrario de la realidad.

¡Ay!, esto no impedirá, en absoluto, que, al menor pretexto, sigan mintiendo como si fuera una necesidad real.

 

de mayo de 1967. (D. 116).

En el cielo, te querré mil veces más, pues allí mi amor ya no será limitado; al contrario, conocerá toda su plenitud en la posesión total de su Dios.

J    De un huesecito, hago una fruta hermosa y buena que alimenta y refresca.

Cariñosamente:

¡Hijita mía!

Cuando los hombres se ruboricen de sus faltas, entonces el mundo será salvado. Pero qué lejos está todavía el día de su enmienda, si no lo remedio yo.

J Recibe los que te envío, con mi Corazón.

J Yo te lo pregunto: ¿es conveniente hacer esperar a su Dios? Y, sin embargo, dicen: "Dios, primer servido".

La actualidad conoce un estado de fiebre que va creciendo en unas proporciones inquietantes.

No ceso de gritar mi amor al mundo. Hago todo lo posible para no asustarle hablándole de mi justicia. ¿Qué necesitan, pues?

Se acerca el momento en que tendré que separar el trigo de la cizaña. Todavía un poco más y todo se cumplirá.

Pues mi palabra permanece, y lo que debe pasar, pasará.

En la iglesia (con ternura):

J     ¿Quieres quedarte conmigo en este tabernáculo del Amor.? En compensación, estaré contigo en todo tiempo y en todo lugar.

de mayo de 1967. (D. 119).

      J Que las dificultades. aseguren tu valor. Incluso cuando deje de hablarte interiormente, ¿piensas que permaneceré inactivo en ti?

         No tengo ninguna necesidad de palabras para enseñar a los que mi amor ha elegido. He dado mi mensaje al mundo. A ti te doy más, pues quiero que tu alma sea toda hermosura. Te llevaré a la cumbre de la santidad. Aun siendo conocida, permanecerás oculta. Sé humildemente sumisa a mi voluntad. Mira el porvenir con confianza. Yo no te defraudaré.

Ya sabes, tu porvenir soy yo. Soy también tu presente. Dime; ¿podrías vivir sin mí?

M    Antes morir, Señor; una planta ¿puede vivir sin agua? Mi ser humano no puede vivir sin oxígeno. Yo no puedo vivir sin ti.

Tú eres mi Principio y mi Fin.

J      Insensato aquel que quiere poner un límite al amor de mis almas pequeñas.

     Yo no os he dejado huérfanos. Y mi sacramento eucarístico os demuestra bastante la locura d mi amor por vosotros.

Yo he vuelto a mi Padre. Pero, a pesar de todo me he quedado prisionero vuestro.

¿Hay mayor locura que mi amor por vosotros Algunos de mis hijos me siguen?

¿Por qué reprochárselo? Intentan únicamente imitarme. Pues entregarse al Amor divino, es imitar la locura de un Dios.

 

de mayo de 1967. (D. 122).

Yo rezaba por una pobre mujer enferma:

J      Sí, hija mía, la enfermedad vence a los cuerpos, pero el pecado libremente consentido vence también a las almas.

 

     Cuando yo era niño, me sometía a la criatura. Durante mi vida pública, sometía la criatura. Durante mi Pasión, han creído ellos someterme. Pero yo les he dado una ley de amor en contra de la cual no pueden nada, pues la he pagado con mi sangre.

Rebelarse en contra de esta ley, es correr a su perdición.

Yo soy la redención del mundo. Nadie puede ser salvado sin mí.

Tienen oídos para oír, y no oyen. Tienen ojos para ver, y no ven.

Pero en verdad, yo te lo digo, vendrá el tiempo en que serán confundidos.

6 de mayo de 1967. (F. 14).

J     Ellos no han querido creer en mi filiación divina.

Llenos de prejuicios, sus corazones no se abrían a la Verdad. Y su crimen les ha valido una era de in- comprensión y de error. Este error va haciendo cada vez más estragos.

Encuentran su contraseña en ellos mismos, pues están convencidos de su valor personal.

Para muchos, soy un Dios de fachada, que manejan a su antojo, y que les sirve sobre todo para di- simular su orgullo.

Pero no se burlan impunemente de mí. Si no hacen penitencia, mi contestación será terrible.

Tanta es la confusión de los espíritus, que no se distingue ya lo verdadero de lo falso entre ellos. Y desgraciadamente, no son ellos las únicas víctimas de este estado deplorable.

El error alcanza las capas más profundas de mi pueblo mismo. Los corazones sinceros y rectos están turbados.

¡ Ay de los responsables de esto! Aquellos los rechazaré de entre los vivos.

 

 J La difusión del mensaje colmará de bienes el alma de los sedientos de amor divino, iluminándoles, y

hará reflexionar a los otros y los incitará a un examen de conciencia.

Las. críticas no conseguirán ahogar mi voz. Se levantará como una marejada alta, despertando las conciencias, anulando el error y la corrupción.

Frenesí del placer y sus vicios, orgullo, falsos pro- fetas: he aquí lo que vengo a aniquilar con el Amor, para que todos tengáis la vida.

 

7de mayo de 1967. (F. 17).

M   Jesús mío, te doy todas mis aprehensiones acerca de la vida que va a ser la mía.

Si yo debo vivir de la fe, muy sencillamente, por tu gracia esta fe será ferviente, viva en mi corazón. Daré siempre a los demás lo mejor de mí misma y, según las circunstancias, los sostendré con todo el amor que tengo por ti.

No tendré más que unos instantes (quizá ninguno) para adorarte... como una partida de escondite y con el temor de ser sorprendida. ¿Cómo hacer oración? Ya no estaré sola un solo instante. Y no veo la posibilidad de actuar de otro modo.

Vengo cerca de ti a buscar mi socorro. Sólo a ti!. digo mi tristeza, y mi alegría de dártela.

Sostén a tu hija, te lo suplico.

Quisiera tanto trabajar por tu gloria. Otros lo harán quizá. Pues yo estoy atada de pies y manos. Yo te doy mis deseos. Mi abandono será total. Mi deber está aquí, y yo lo cumpliré con amor por ti. No pierdo de vista los sacrificios que me va a proporcionar este cambio de vida.

Pero tu gracia no me faltará. Fe, amor y esperanza.

En tu gran bondad, has querido servirte de tu pobre y miserable hija para dar a conocer el más dulce mensaje de amor que haya.

Si el mundo de las almas lo acepta, entonces habré cumplido la misión que tú me has confiado. y sólo me quedará esperar con confianza el gran día del inefable encuentro.

¡Señor mío y Dios mío!

J El cariño inagotable de mi Corazón no podrá soportar el abandono para ti, créeme, y yo vendré, te lo prometo. Y Yo sabré encontrarte a pesar de todo. Y te saciaré con todo mi amor. Guarda cuidadosamente el depósito que te he confiado. Vive en ti para siempre.

Tu alma está entre mis manos. No temas.

J ¿Por qué se sufre a veces tan desordenadamente? Porque se guarda para sí la mayor parte que me pertenece. ¿No he dicho yo: "Compartiré contigo tu carga"? Pues es cierto que, si tú quieres llevarla sola, caerás bajo su peso.

 

de mayo de 1967. (D. 123).

 J Quiero para ti, hija mía, una vida humilde y oculta, para que la gloria del mundo no se apodere de tu alma.

Hay que evitar las alabanzas. Te conocerán por tus escritos.  Mi gloria recae siempre sobre sus beneficiarios. Pero yo velo por tu humildad.

Todo se normaliza en la pura luz del amor divino. Abriré los ojos de los incrédulos.

Cerraré la boca a los que critican.

        Para la Orden de las Almas pequeñas:

Un solo Maestro, Dios.

Un solo Guía, mi Madre.

Un pequeño instrumento, tú.

Solo un camino, pequeñito, el abandono entre mis brazos.

El primer enemigo que hay que vencer es el "yo". La primera virtud que hay que practicar, la generosidad.

y así, se realizará la conquista de las almas.

Lo que yo les doy, me debe ser devuelto aumentado con los méritos adquiridos por la práctica del don recibido.

El Amor lo puede todo. Nada lo detiene.

 

10 de mayo de 1967. (D. 125).

    A pesar de su diversidad, mis dones tienen todo un punto común. Se alimentan en la misma Fuente, son del mismo Corazón, del mismo Amor. No tienen otro valor sino el fijado por mí.

J En todas tus acciones, por pequeñas que sean, haz la parte de tu Dios. Me gusta que no me olviden.

Las acciones insignificantes acaban siendo un "gran todo" por su fidelidad.

¿Quién puede decir que no tiene tiempo de darme siquiera una mirada, un pensamiento, un arrebato de cariño, durante sus ocupaciones absorbentes? Estoy siempre ah í, esperando que se acuerden de mí. ¿Es pedir demasiado? Todo es tan fácil conmigo. Es esto, el cielo anticipado.

Si yo conozco la humillación del rechazo de algunos, conozco también la alegría de ser ardo por muchos. Bienaventurado aquel que oye mi palabra y la pone en práctica.

El cielo es suyo. Porque ha visto y oído, su corazón se ha abierto al Amor.

 

11 de mayo de 1967. (D. 126).

  Honra a mi Madre, ella te honra con su amor.

  Jesús mío, ¿cuál será mi vida?, te pregunto.

J     Será lo que quiero que sea. Sumisión total a mi , voluntad. Hace falta demostrar al mundo que en ' las situaciones más difíciles, el alma puede y debe ser perfectamente unida a su Creador.

Ya no es para ti el tiempo de los goces, sino el tiempo del olvido de ti misma, renunciando a tus deseos personales.

Dame la alegría de tu adhesión a mi acción. Acuérdate que te quiero, acuérdate del precio que pagué por ti, "nada" perdido en la inmensidad de lo que no existe; "nada" que de mi amor recibió la vida. Piensa que más allá de tu alma tengo otras almas que debo querer y salvar. Con todas tus fuerzas, debes cooperar a su salvación.

Quiero tu ayuda. Alégrate de que te haya elegido. No te quejes de la incertidumbre del porvenir. ¿Cómo será?

       Como me plazca dártelo.

En el fondo de tu corazón, hay angustia. ¿Por qué?

Tu felicidad debe consistir en sufrir por mi amor.  Alégrate de salvar almas, a este precio.

Lo que fue, ya sirvió.

Lo que es, sirve.

Lo que será, servirá.

Puedes estar llena de esperanza y de deseos en todo momento. ¿Quién podría arrebatarte lo que te he dado con tanta liberalidad?

Yo te lo digo, en todos los sitios habrá almas pequeñas, hijos nacidos de nuestro amor, a quienes infundiremos, con el amor, la generosidad.

Tu vida: una oración constantemente renovada. Tu corazón: mi asilo. En mí: tu refugio.

12 de mayo de 1967. (D. 130).

J      Hija mía, la buena semilla es la que se siembra en las lágrimas. Pero la cruz no excederá jamás tus fuerzas. ¿No estoy yo aquí? .

Velo, y mi Corazón escucha tus quejas para socorrerte.

Tienes que tejer la tela del vestido con que te cubriré.

Los sueños se desvanecen como el humo. La dulce Realidad permanece y vive intensamente en el alma pacificada.

Lo que es verdad sigue siendo verdad para siempre. ¿Dudarías acaso de mi amor?

Tus temores son quimeras.

¡Vamos! Dame tu sonrisa. Tantas almas me rechazan.   Acuérdate que yo soy la Savia que anima y alimenta.

 

13 de mayo de 1967. (0.131).

      Cuando amáis, no debéis imponer vuestra vida a los demás y debéis soportar la suya con amor y paciencia.

No pongas condiciones a tu amor. Lo que tú les das, me lo das a mí. Tú eres "yo", y yo soy "tú".

 

14 de mayo de 1967. (F. 28). En la comunión:

     Sois libres de pedirme signos. Yo soy libre también de rehusároslos, y de daros otros, según mi gusto.

 

15 de mayo de 1967. (F.28). Al despertarme:

J      Las criaturas espantan a Dios hija mía, si se deja uno conmover por ellas. y la soledad se llena entonces de fantasmas.

J      Los rencores se derriten como la nieve al sol, bajo la influencia del Amor.

 J     La imposibilidad en que te encuentras de darme regularmente esta hora de oración me afecta más que a ti. Pero nuestros momentos de intimidad profunda no serán perdidos. Haré más vivo en ti el sentimiento de mi Santa Presencia.

Ya conoces el martirio del amor contrariado en sus fuerzas vitales.

        Es para ti el momento de la esperanza. Yo soy tu esperanza.

(Con mucha ternura):

Sufres por mí, hija mía; gracias.

Oración corta, varias veces interrumpida:

J   En recompensa de tus pobres esfuerzos para encontrarme, hago míos todos tus instantes, y los alimento con mi amor.

 

16de mayo de 1967. (F. 24).

La inefable ternura experimentada en la oración ha dejado sitio al deseo doloroso e insatisfecho. Mi corazón busca a su Dios y no lo encuentra.

Mi alma está inmensamente triste. Pero, alabado sea Jesucristo.

17 de mayo de 1967. (F. 25).

J      Ser privada de consuelo no quiere decir ser priva- da de la gracia.

       La prueba madura los corazones y demuestra el grado de su amor.

Tan pocas almas permanecen fieles en el momento de la prueba.

Tú, hija mía, sé fuerte con la fuerza de todo mi cariño. No olvides jamás que en ti está la Vida.

Eleva tu corazón hacia mí. Búscame en tu corazón.

 

J     Yo salvaré mi Iglesia y la preservaré contra la fe pervertida de los extraviados. Pisotearé su doctrina caprichosa.

No hay dos pesos, ni dos medidas, sino una única verdad universal, que el error no puede mancillar.

 18 de mayo de 1967. (F. 26).

J   Yo estoy contigo. No te dejaré jamás. ¡Se puede separar lo que es uno?

_Dime muy a menudo tu amor. tu tristeza de no poder acudir siempre a la Cita cotidiana.

La alegría perfecta en esta tierra no conviene a mi hija.

Recibe esta prueba con fervor. La cambiaré en oro puro para mi alegría y tu felicidad.

Yo sé mandar a la tempestad, y calmar las olas enfurecidas. Al oír mi voz, todo se apacigua.

M Señor, mi alma es como una brizna de paja que se la lleva el viento.

   No temas nada. Yo te guardo. Olvida tu pena. Otros sufren mucho más que tú. Yo cargo con la mayor parte del peso que tú llevas. Me da compasión tu debilidad, hija mía. Eres pequeña, y para algunos, desacreditada. Pero yo te revestiré con el poder de mi Santo Nombre.

En la Iglesia:

J. No tienes ninguna necesidad de levantar la voz para que yo te oiga.

Estoy tan cerca de ti, amiga mía.

 

19 de mayo de 1967. (F. 28).

J ¿Dices que tienes poco tiempo que darme? Pero, hija mía, todo tu tiempo me pertenece. ¿No me lo das todo, cada mañana?

    Convéncete de que no te queda nada.

Tomo todo lo tuyo. Y modelo tu alma con mi sangre, creando en ti una vida nueva cuyo Rey soy yo. Confiando en mi apoyo, denuncia las trampas del enemigo que engañan incluso a los hijos de mi Corazón.

Mis fieles, tendréis vosotros la victoria. Pues no abandonaré mi herencia a los intrusos.

Pero hay que actuar con la oración y la renuncia para cooperar así en la rectificación de la situación funesta en que se encuentra actualmente la Santa Iglesia.

M ¡Oh Dios mío!, revísteme de todo tu amor para que ellos crean que tú me envías.

A ti te toca hablar. A ti te toca protegerme. A mí me toca obedecer a tu voluntad. Tú eres TODO; yo no soy nada.

Yo no puedo convencerles sin ti. Por eso, ven Jesús mío. ¡Habla y ama en mí! Para que te descubran en mí con certeza.

 

21 de mayo de 1967. (F.131).

J A los que me aman, doy sin medida. A la medida de su amor. Si tu amor está hecho de renunciamiento y de sacrificios, es verdadero y no sentimental. Por los frutos se reconoce el árbol. La Santísima Trinidad no resplandece sino en los corazones puros. Si tu entrega al Amor no es total, forzosamente es imperfecta.

 

J,       El mundo es implacable para conmigo. ¿Tendré que ser implacable para él? La red tejida por el enemigo de las almas se va cerrando, y los elegidos mismos se dejan engañar. Si hacen penitencia, les ayudaré con todo mi perdón. Es el reino de Satanás.

Pero este reino es ficticio y destinado al desastre. y esto no se hará sin mal. El desorden es tal que no se podrá restablecer el orden sin daños. Rezad para que la tentación y el error se alejen de vosotros y que mi Reino se establezca en la justicia y la caridad.

Pues tendréis la paz únicamente si la deseáis verdaderamente.

¡Tened cuidado! Pues los lobos se han revestido de piel de oveja.

J       La Santísima Trinidad en ti: AMA, ACTUA y DIFUNDE.

22 de mayo de 1967. (D. 133).

M ¿Qué quieres de tus almas pequeñas?

      'Que se mantengan en un estado de total dependencia frente a mí. Que estén a la escucha de mi Palabra. Fervorosas hacia mi Santa Madre, honrándola en todas cosas. Ella es la Fuente de las almas. pequeñas. En Ella, resplandece la divina Caridad.

Ella es el canal por donde pasan mis dones. Todas las almas pequeñas tendrán que reconocerla por Madre y Consejera. Por medio de Ella recibiré sus peticiones y las otorgaré para su mayor bien.

Se comprometerán, además, a recitar cada día el rosario, de todo corazón, POR LA PAZ DEL MUNDO Y DE CADA ALMA EN PARTICULAR, y también en reparación de los pecados y de las ofensas que yo recibo cada día.

 Serán fieles a la práctica de la caridad, amando a sus hermanos por mi amor, haciéndoles el bien que desearían para ellas.

Cada alma pequeña debe ser sensible a las miserias humanas. Pues, hijos míos, no escatiméis vuestra ayuda. Dad, más bien, hasta vuestro corazón si es necesario.

Olvidaos en los demás, en quienes estoy como estoy también en vosotros. Formad una sola familia, unida en la oración más

dulce. y estaréis consumidos en la llama viva de mi amor. Estéis o no en el mundo, abrazad valientemente la cruz de cada día con fervor, de todo corazón. JUNTAS, PODEIS CAMBIAR LA FAZ DE LA TIERRA.

 

23 de mayo de 1967. (D. 136).

J El hombre ya no comprende el lenguaje del amor. Sin embargo, es el único lenguaje fundamental. Pues, sin amor, el mundo está condenado a la destrucción.

M Ven, Jesús mío; no me hagas esperar, tenemos tan poco tiempo por delante de nosotros.

J Al contrario, el tiempo nos pertenece. Ya sabes muy bien que no nos separamos jamás. María es la dulce Paloma del Espíritu Santo. Procura amarla cada vez más y servirla fielmente.  Perdono muchas faltas, pero los que ultrajan mi Santa Madre están ya condenados.

Hay que intensificar la devoción a María, tan poderosa para contener mi enojo.

J Los obstáculos a nuestros encuentros avivan nuestro deseo de estar juntos. Ah í está el martirio del amor. Yo deseo tu presencia tanto como tú la mía. Pero tú, por tus obligaciones, no puedes estar siempre aquí. Yo te doy tanto amor que tu pobre alma languidece de no encontrarme. 

Amiga mía, tu refugio está tan cerca. Piénsalo bien. ¿Quisieras no sufrir por mi amor?

Peregrinación a X:

NS Estableceré el Reino de mi Hijo por toda la tierra. Salvaré las naciones. Convertiré a los pecadores.

Ten la seguridad de mi maternal cariño para ti; y para todas las almas pequeñas.

 

24 de mayo de 1967. (0.39).

Sólo hay un remedio en contra de la herejía: la oración y la penitencia.

Toda rama estéril será suprimida.

Reza, hija mía, para que muchos defensores de la

Fe puesta en peligro por el cisma actual, se levan- ten para luchar por la buena causa.

Reza y ofrece sacrificios para los extraviados que persiguen mi Iglesia.

Reza, para que todos sean uno en el mismo amor. No deseo tener que hacerles daño para someterlos. Pues los quiero. Pero,  ¡ay!, ellos no me quieren. Reza para que todos sean preservados del mal.

       Sólo te pido lo que tú quieres darme, hija mía ...

M      Oh Señor!, para que todos conozcan tu bondad y mi indignidad, tu grandeza y mi pequeñez, haz que conozcan y aprecien tu dulce mensaje de amor.

28 de mayo de 1967. (F.31).

Yo estaba pensando que quizás iban a cesar las comunicaciones de Jesús y que de ahora en adelante viviría como los demás, de fe pura.

  ¿Cómo podrías vivir como los demás, después de lo que has recibido de mí? No, hija mía, nunca más podrás vivir como los demás, con tales recuerdos, pues te he marcado con mi sello.

En mí resuena dolorosa mente la llamada desgarradora del Salvador, que teme haber derramado inútilmente para muchos su preciosa sangre.

            Oír la Palabra del Señor, Palabra de esperanza y de misericordia infinita, transcribirla, darla a conocer a todos... ¡Oh Dios mío! ayúdame. te lo suplico, a realizar esta misión de amor que tú me has confiado, según tu Santa Voluntad.

 

29 de mayo de 1967. (F. 32).

      La humildad y la paciencia son el fundamento de toda obra buena.

He salvado tantas almas con mi Sacrificio. Pero sigo esperando siempre las que no se han rendido todavía al Amor Sacrificado.  Yo no he creado el mundo en un día.  El grano de trigo sembrado, no germina en un día. La paciencia es necesaria en todas circunstancias. Debes creer que la buena simiente produce siempre al céntuplo.

Mi Palabra es Espíritu y Vida.

El alma en estado de rebelión, no conocerá jamás la dulzura del abandono a mi Santa Voluntad.

Pero tú, hijita mía, que yo he elegido para una misión importante, no dudes jamás de mi protección y de mi amor.

Haz este favor que te han pedido, incluso si para eso tienes que pisotearte el corazón. Excelente ocasión de humillarte y probar de esta manera tu perfecta sumisión a mi Voluntad.

 

31 de mayo de 1967. (F. 34).

     Las cruces son pesadas para los fuertes, y más ligeras para los débiles.

Pero, si son recibidas con amor, tienen todas el mismo valor para la salvación de las almas.

La Redención se hizo por medio de la Cruz. El mundo será salvado por la cruz.

Conduzco las almas elegidas por unos caminos misteriosos, que llegan todos a la cumbre.

Muchas almas ocultas consiguen para los demás maravillas de gracia y de misericordia. ¡Ay!, muchas otras son causa de perdición para su prójimo.

 

 

J    ¿Qué crédito se puede conceder., te lo pido, a aquel para quien la fidelidad y el amor divino son  temas de burla o de desprecio?

Pero, en verdad, yo te lo digo, he dado al mundo. un mensaje de amor y de misericordia.

El mundo conocerá y recibirá mi Palabra con fe. Todo lo que se opone a mi Obra, la refuerza, al contrario, y la autentifica.

Si la duda destruye la fe, la confianza la centuplica. El mal solo importa si es real y hecho adrede.

     La Verdad atraviesa siempre las tinieblas. Yo soy la Verdad que ilumina todos los hombres de buena voluntad.

Lo que yo he querido se cumplirá. Nadie viene mí sin estar atraído por mi Espíritu.

Yo estoy en aquel que me quiere con  el  Padre y el Espíritu, y vivo en su corazón en toda mi plenitud. Dudar de mí es ofenderme gravemente. El error solo viene de aquel que se cree infalible.

 

de junio de 1967. (D. 140). En la comunión:

J        Yo soy el mismo Jesús para todo

Si tengo preferencias para algunas almas, esto no quita un átomo al amor que tengo para todos

y para cada uno en particular.

 

 J          El pan de los fuertes es amargo, claro está. Pero adquiere un sabor incomparable para aquel que lo comparte conmigo.

La devoción sensible levanta el alma con todo su ardor. La sequedad, el abandono aparente, la saca de sí misma, por el sufrimiento aceptado con amor. Misterio de la vida ofrecida enteramente al Amor. ¿Hasta dónde va lo humano? ¿Hasta dónde va lo divino? Todo se funde, todo se une para la gloria de mi Santo Nombre.

A propósito de la comunión:

           Instante tan corto, pero incomparablemente fecundo.

Yo soy la savia que alimenta, el Pan de los fuertes. Un momento te basta para comerme. Un momento me basta para renovarte.

 

de junio de 1967. (D. 142).

J      Ya no me acuerdo de tus imperfecciones. Están cubiertas por el velo del Amor Santo.

Mantente tiernamente unida a mi divino Corazón por tu fidelidad, por tu sumisión.

El contraste que existe entre un alma santa y un alma en estado de pecado mortal, es semejante al contraste existente entre el cielo y el infierno, entre lo creado y lo increado.

 J            Si no se tiene cuidado, la materia hace más pesado  el espíritu.

 

de junio de 1967. (D. 143).

         Toda falta DEBE traer consigo su enmienda.

J          Ya está prendido el fuego a la mecha.(7) ¿Quién lo apagará?

Di a los sacerdotes que, si el mundo no hace penitencia, si rechaza el oír mi voz, mi enojo caerá sobre él como una cuchilla de guillotina. Eso es un aviso. Exijo que mi mensaje sea conocidoPues no es para los perros.

Si lo aceptan y lo ponen en práctica, detendré mi justicia. Si no, se cumplirá. No dudes de mi Palabra. Haz lo que yo te inspiro.

 La guerra en el Oriente Medio

J Ellos se encaminan por una vía incompatible con la sana doctrina de la Iglesia.

Aniquilaré la esperanza de los que siembran el desorden y restableceré la Verdad primera, que es la única justa.

Mi amor para los hombres desea su salvación. He puesto a su disposición los medios necesarios para eso, predicándoles el amor del bien, la generosidad; pidiéndoles que no hagan de este mundo una tierra de placer y de lucro, sino más bien un campo de oraciones y de amor fraternal, anticipación del paraíso. Éste es el precio de la felicidad. El odio sólo será vencido por el amor.

Según mi voluntad, todo elemento que rehúsa cooperar en la obra de salvación, será eliminado como las ramas secas. Yo deseo la colaboración de todas las almas de buena voluntad.

Sin embargo, ¡ay!, más fácil es construir un mundo en poco tiempo que destruir el mal en una sola alma. Y a veces como el cariño no es suficiente, hay que emplear los medios decisivos.

 

de Junio de 1967. (0.146).

J Quisiera salvar a todos. Pero no lo serán todos. A causa de su perversidad, desgraciadamente, tendré que cortar por lo sano.  Los signos de la realidad del mensaje no faltan. y U vengo a darles el más importante: la urgencia de la enmienda de los pueblos. Aviso del cielo.

 

de junio de 1967. (F. 38).

La advertencia que di como reprimenda, se termina según mis planes. Pero la amenaza persiste. Según vuestras obras buenas o vuestras iniquidades, inclinareis mi mano hacia el perdón o hacia el castigo.

        Durante la noche del viernes 9 al sábado 10 de junio, yo me veía haciendo oración. El crucifijo estaba colocado delante de mí.

De repente vi cómo los miembros del Divino Crucificado se animaban. Las manos se despegaron de la cruz, el Cuerpo avanzó y Jesús se encontró delante de mí, vivo, mirándome cariñosamente. Sus manos aprisionaron las mías y me dijo suavemente: "Hijita mía..."

Mirándole con amor, yo le dije: "¡Jesús mío, te quiero!" Me volvió a decir: "Hijita mía".

Entonces posé mis labios devotamente sobre las manos benditas del Salvador. Estas manos que se habían despegado de la cruz para darme esta muestra de amor. Las manos queridas de mi Dios...

 

10 de junio de 1967. (F. 38).

Por la mañana, al entrar en la iglesia, me acogió la hermosa música del órgano. El sabe que me gusta esto.

     Hija mía, te he elegido para ser el consuelo de muchos.

 

11 de junio de 1967. (F. 39).

En la Iglesia. Oigo en mi corazón la voz de los que me han precedido en esta tierra, desde hace siglos, estas almas entregadas a Dios, y que gozan ahora de la gloria del cielo. Es un dulce canto de amor, que llena mi alma de una felicidad sin igual.

Pienso en las personas que sacrificaron alegremente su vi- da al Salvador del mundo, y en la hora de su inmolación. cuando Jesús, inundándoles con su amor, les hacía probar ya anticipadamente la felicidad eterna. Seguramente estos gloriosos mártires no pensaban pagar demasiado caro semejante felicidad.

¡Dios mío, me encuentro tan pequeña en comparación de estos gigantes del amor! ¡Cuánto te querían! ¿Cuál es, pues, este sentimiento extraño que invade tan suavemente mi alma? Me parece que el cielo entero está en mí.

 

12 de junio de 1967. (F.42).

Aquel que posee el sentido de los valores morales aprecia más el don de Dios.

Estaba arrepentida de haber tomado un helado. Había dejado pasar la ocasión de ofrecerle esta pequeña mortificación:

J     Más grave sería el no sentir en ti la amargura de la tentación a la cual has sucumbido.

J Los labios parecen confiados, pero el corazón duda. El recelo oprime la confianza que ellos deben tener en mí.

J Si yo he elegido un pequeño instrumento enfermizo como tú, es porque no me oyen; porque, a pesar de su ciencia, ellos no pueden admitir que su Dios se rebaje al nivel de la más pequeña de sus. criaturas. Pero, con la debilidad, confundo a los fuertes.

   Si la discreción se impone, no hay que llevarla más allá de los límites, pues entonces me alcanza y me ofende gravemente.

 

13 de junio de 1967. (F. 44).

J ¡Oh amiga mía, tú te has enamorado de mi Humanidad, y mi Divinidad ha hecho suyas todas las energías de tu alma!

 

14 de junio de 1967. (D. 146).

J      Tu alma está bajo el lagar.

M    ¿Qué lagar, Señor?

J      El lagar del divino amor.

   Aprieta mucho, Jesús mío, para exprimir de ella la vida para todos.

 

15 de junio de 1967. (D. 147).

M   ¡Oh Jesús!, si t6 no haces permanente la oración que se ha vuelto imposible, ya no me quedará nada, nada más que el vacío...

J     Hija mía, tú tienes la conformidad de tu voluntad, a la mía: ¡Esto es la oración permanente. !

El canto del Amor se hace perceptible durante el día, en la abundancia, y durante la noche, en la sequedad.

En el alma que me quiere, estoy siempre para curarla y renovarla.

Sólo estoy ausente para los corazones débiles que, dudan de mi bondad.

En medio de la angustia de tu corazón, debes comprender que no te dejaré nunca.

Permanece a la escucha de mi llamada, pues puedo venir a cualquier hora.

y deseo encontrarte atenta y confiada en la certeza de mi venida.

La decisión intervendrá in extremis.

Pero quiero probar tu fe. Cree y adora a tu Dios con todas tus fuerzas. Tu amor, ya lo sabes, encanta a mi Corazón.

Pero estaría infinitamente triste si tú dudaras de mí.  La experiencia será terminante. Haz lo que yo te inspiro.

Ten confianza. No intentes saber cómo será el día de mañana. ¿Piensas acaso que yo no me he preocupado de todo?

Sé verdadera en todo, como yo soy verdadero. Pues posees en ti lo Verdadero. Olvida todo en mí. Para que yo te llene de mí.

En verdad, yo te lo digo: almas santas llorarán de alegría. Los incrédulos caerán de rodillas.

 

16 de junio de 1967. (D. 149)

-

J     Las aprehensiones, hijita mía, son el veneno de la devoción. Pues la dejan sin vigor y sin sabor.

       ¡Oh Dios mío, no dudo de ti, sino de tu pobre y  desgraciada hija. Te lo suplico, devuelve la paz y la tranquilidad a mi alma. Me siento agotada en mi alma y en mi cuerpo.

 

19 de junio de 1967. (D. 150).

J El Espíritu está llamado a reinar sobre el mundo, a reprimir todo fraude ya restablecer la Verdad en toda su luminosidad.

Aquel que pone un obstáculo al plan divino es culpable de traición hacia su Dios.

       Piensa, hija mía, que el abatimiento de tu alma no viene de mí, sino, más bien, del enemigo de tu alma no viene de mí, sino, mas bien del enemigo de tu alma. Los sufrimientos físicos y morales le sirven para desanimar. Pero yo guardo lo que me pertenece.

Bajo el efecto de mi gracia, los hombres son como unos brotes de mi pensamiento. En otros momentos, están como timbales vacíos sin otra resonancia que su nulidad.

Ayer. durante la procesión de la parroquia, estando de rodillas delante de un altar, yo le estaba mirando, y hubiese querido llorar. ¿Por qué? Quizás de amor; sí, creo que sí, pero en el fondo de mi corazón había cierta angustia. Me dijo él entonces:

    No llores, hijita mía, te lo pido. Estoy aquí.

Emoción intensa en mí.

 

20 de junio de 1967, (D. 151).

Tienes bastantes temas de meditación en lo que has trascrito y en la lectura de los libros santos para mantener muy alta tu fe.

    Estaba rezando por el alma de una persona, a cuyas exequias yo asistía. En el momento de la comunión, Jesús me dijo, recriminándome:

J No me has dicho todavía que me quieres.

M ¿Señor, necesito, pues, decírtelo? Tú lo sabes muy bien.

J Pero me gusta oírtelo decir.

Después de decírmelo, podrás dirigirme tu súplica para esta alma.

 

21 de junio de 1967. (F .45).

      La Iglesia debe acordarse de que su santidad le  viene de la mía.

Actualmente, hay en ella más incredulidad que entre los paganos.

El cisma ha alcanzado el Edificio Sagrado por la culpa de aquellos que niegan el sentido mismo de

su vitalidad. Esta parte de mi herencia está malparada por unas doctrinas caprichosas que siembran la confusión

en las almas de buena voluntad. , La Iglesia debe corregir los daños y no excusarlos,  por ignorancia o por descuido. Prometí protegerla, pero necesito la colaboración de los que son responsables, delante de mí, de su existencia, en este mundo descentrado.

 

22 de junio de 1967. (F.46).

J ¿Me quieres, hija mía?

M    ¡Oh Señor, si te quiero! Me parece que tengo en mí la impetuosidad de Pedro y el fervor de Juan, tu discípulo preferido.

Sin embargo, todo amor en esta tierra es imperfecto, y mi corazón se da cuenta de toda su incapacidad para quererte bien. Y el mundo está lleno de seducciones.

Aunque mi alma esté libre de tantas bagatelas, no puede decirse todavía completamente capaz de abandonarse a lo que la cautiva y la atrae tan poderosamente. Yo creo que hay que llevar esta cruz: conocer y amar su propia miseria hasta el final.

Verdaderamente la humanidad no podrá jamás alzarse hasta tu nivel, Dios mío. Y si te queremos, sabemos que sólo tú infundes, sólo tú das.

Sin ti nada es posible, y tu socorro perpetuo es necesario para no ser infiel a tanta bondad, a tan- tas gracias.

Pero tú bajas con tanto amor a este abismo de mi- seria que somos, para amarnos y darte a nosotros, en la recepción del pan de los ángeles. Misterio de amor demasiado profundo para nuestro entendimiento; sin embargo, llegamos a comprenderlo gracias a sus efectos benéficos en nuestra pobre alma.

Si tu hijo comete una falta, ¿por eso lo vas a querer menos? Le das entonces una advertencia maternal, preocupándote de volverlo a meter en el buen camino. El te escucha. ..o no te hace caso. Entonces hay que castigarle. Y esto, a pesar de todo el dolor que te puede causar.

Es lo que hago con vosotros, amados míos, y, a pesar de mi tristeza, tengo que corregiros.

¿Me escucharéis al fin? ¿Cuándo cantarán las naciones la alabanza y la gloria de mi Santo Nombre?

¿Cuándo olvidarán sus desacuerdos para acordarse más de su Dios? ¿Para unirse y amarse con un único y mismo amor?

Ellos desean la felicidad y la buscan donde no se encuentra. No encuentran sino disgustos. Y es porque no acuden a la Fuente de todo bien.

El tiempo no existe para mí. ¿y para ellos? ¿y después?

Hoy he recibido la visita de Jesús, con gran recogimiento. Deo gratias.

 

23 de junio de 1967. (F. 51).

Toda la gloria del mundo no puede compensar un solo grado de gloria celestial,

Por un lado, la nada de lo que no existe. Por el otro, la riqueza de los bienes adquiridos gracias a una vida de generosidad y de oración.

Por un lado, el consuelo frente a la muerte. Por el  otro, una desesperación indecible frente a lo inevitable.

Ahí está; pobres hijos míos, podéis elegir. La abundancia en este valle de lágrimas, y entonces la pobreza eterna; o el amor del Dios Vivo, ya en este mundo, y su posesión gloriosa en el cielo.

Pues, os lo digo: aquel que busca encuentra y encuentra lo que ha buscado.

¿Es posible que no deseéis ardientemente abrazar todas las cruces para llegar seguramente a la meta que os prometo, si sois fieles?

Sabiendo lo que sabéis, ¿cómo podéis apegaros desordenadamente a estas cosas frívolas e inútiles,

objetos sin alma que halagan vuestro espíritu de propiedad? Os lo pregunto: ¿De qué sirve este lujo en que os complacéis? ¿Puede acaso haceros ganar un solo grado de amor divino? ¿No os aleja, al contrario, de lo que debe y debería ser?

¿Os he creado para eso?  y si os alejáis tanto del fin para que fuisteis creados, ¿cómo podréis acercaros a Aquel que un día

os juzgará sobre el amor o la aversión que habréis tenido hacia El, y sobre el desprecio que habréis tenido para sus enseñanzas?

Escuchad la llamada dolorosa de vuestro Dios. Todavía es hora. ¡Venid a mí! Reconoced en mí al Único que puede salvaras y

daros esta felicidad que buscáis sin encontrarla. Junto a m í, todo es hermoso, puro y noble. y he hecho vuestra alma a mi Imagen.

Por eso no podéis ser felices sino en mí.

 

24 de junio de 1967. (F. 55).

J El valor de la acción, hija mía, se mide según la intención. Este tratado de vida espiritual está al alcance de todas las inteligencias. y quiero alcanzar a todas las almas pequeñas. Pues espero mucho de su generosidad. Rezad para que la esperanza se torne en certeza. ¡Hombres de buena voluntad! El porvenir del mundo está entre vuestras manos según el uso que hagáis del poder que os he confiado.

 

25 de junio de 1967. (D. 152).

 

Tres frases resumen mi vida: He recibido, he creído, he amado.

J Hace falta: integridad en el deber de cada día. Integridad de palabras, de conciencia en todo lo que haces o emprendes.

Integridad de tu pensamiento. Integridad total en TODO. Abandono amoroso a mi Voluntad. Tu refugio: Mi Corazón.

    Yo soy el consuelo de los afligidos, el cariño inefable de los humildes.

Esta sangre derramada es la vuestra. Es la sangre que os alimenta y os da la vida. ¿No amaríais vuestra propia sangre? ¡Cuánto más, pues, la mía, convertida en la vuestra! ¿Por qué languidecéis tan a menudo?

Porque no queréis recibir mi sangre y mi carne. Y vuestra sangre empobrecida no os otorga la fuerza necesaria para la vida de vuestra alma. El cuerpo no es el alma. El alma importa más que el cuerpo. Pues le alimenta y le da vitalidad.

En cierta medida, el cuerpo puede contribuir a la vida del alma; pero el alma puede, mucho más, contribuir a la vida del cuerpo, para la gloria de Dios.

Enfermos, entregad vuestros sufrimientos. Y vosotros, los que gozáis de buena salud, dad gracias al Señor, y dedicaos al servicio de los demás por su amor.

Todos podéis contribuir a su advenimiento. Yo estaba mirando a una persona cuya moralidad era dudosa:

J Estoy en esta alma pecadora, como en toda alma. Ella lo ignora, claro. Pero tú debes acordarte de eso, cuando la juzgas.

  Y, sin aprobar su conducta, debes respetarla, a causa de mí.

 

26 de junio de 1967.

J Encadena tus pensamientos a mis pensamientos, tu corazón a mi Corazón, tu voluntad a mi voluntad con el vínculo suave del amor compartido.

J Glorifica al Señor tu Dios en todos tus actos. Sé el Tabernáculo de la Paz para todos.

 

27 de junio de 1967. (D. 155). En la iglesia:

J     ¿Sabes, hija mía, qué es la soledad de un Dios? ¿Comprendes que pueda uno sentirse solo en me- dio de la afluencia de personas?

Hay demasiados sitios vacíos alrededor de mí. y mi amor no soporta eso.

 

28 de junio de 1967. (D. 155).

Yo estaba pensando en la muerte de una famosa artista:

J ¿Qué queda de esta gloria efímera? Nada, sólo algunas cenizas. y por eso, arriesgáis vuestra salvación eterna.

En verdad os lo digo, un segundo es suficiente para aniquilar lo que hacía vuestras delicias. Pues llego en el momento que menos esperáis, y nadie sabe la hora.

 

29 de junio de 1967. (D. 156).

Arroja tus primeras reacciones en mi Corazón. Pues son incompatibles con la misión de amor que yo te he confiado.

No son más que imperfecciones. Pero yo te quiero perfecta. Adivina los deseos de los demás y ayúdales con todo tu amor.

 Alma pequeña, aprende de mí que, si tú lo quieres, el cansancio se cambia en fuerza, el aburrimiento en alegría, el egoísmo en   generosidad; el amor propio y el respeto humano se cambian en heroísmo, y el abandono, en el oro puro del amor divino.

Conoce perfectamente tu miseria, y así encontrarás el arma para combatirla, el escudo contra el cual vendrán a romperse las flechas del enemigo: la santa humildad, armadura de los débiles y de los fuertes, armadura contra la cual nadie puede nada.

Es el hábito que revistió a tu Dios, y te lo quiero ver revestir a ti.

Hija mía, pon bien en práctica lo que yo te enseño, y estate segura de que la humildad es el camino de la santidad.

 

de julio de 1967. (F. 55).

J La repartición de mis dones en todas las almas y en cada una en particular, se hace según el orden establecido por la Sabiduría Increada.

Pues lo que conviene a un alma, no conviene forzosamente a otra.

J Eres amada entre todos.

Cada uno aquí abajo tiene una misión que cumplir. La tuya, es la de hacer me conocer y amar cada vez más. Consiste en recordar a los hombres el amor que les tengo.

de julio de 1967. (F. 57).

 

J ¿Dónde está, pues, tu serenidad de hija de Dios? ¿Es posible que des todavía tanta importancia a lo que tienes que sufrir por los demás, como si fueras aún de este mundo carnal y vano?

Llora, más bien, los pecados del mundo, que hieren tan dolorosamente el Corazón de tu amigo.

Afronta lo que te hace sufrir con el rostro del amor santo que quiere a los demás con sus defectos y sus cualidades.

Pues quien en este mundo no posee en un rinconcito de su corazón una chispa del amor divino, chispa ahogada a veces bajo el montón de vicio y de corrupción, pero que, a pesar de todo, es real, puesto que es ah í donde estoy.

Vamos, hija mía, sonríe a tu Dios a través de tus lágrimas, como un poco de cielo azul en medio de la tormenta.

 

5 de julio de 1967. (F. 58).

 

J      Almas pequeñas, ¿queréis ser conmigo los hijos de la Redención? He aquí que os pido lo que me pidió mi Padre. Pero no temáis. Me daréis lo que vuestra pobre humanidad, sostenida por la gracia, querrá darme. Recibiré vuestros dones con agradecimiento.

Me resigno en no ser más que impotencia. Devuelvo a Dios lo que le pertenece, lo bueno que descubro en mí.

 

de julio de 1967. (F. 59).

J Ve con qué amor exhorto, reprendo y aviso.

M ¡Oh Señor, si el mensaje pudiera salvar aunque sólo fuera un alma!

J ¿Una sola alma, dices? Pero, hija mía; no sólo un alma, sino un gran número de almas serán salvadas por la lectura piadosa de mi Palabra.

M Dios mío, yo no soy digna de esta misión de amor Que me has confiado.

J ¿Quién es digno? Yo te he elegido porque me agradó elegirte.

¡Es preciso vivir el mensaje intensamente, acallar dentro de sí el tedio y el desaliento que paralizan todas las acciones virtuosas; ser fiel

 en las cosas pequeñas para adquirir la gracia de realizar las mayores.

 En contra del abatimiento que se apodera de mí, al ver lo poco que hago yo por él:

¿Quieres saber lo que significa ser un alma pequeña?

Niño pequeño, alma pequeña: sinónimos de lo que es pequeño.

    ¿Qué se pide a los niños pequeños? Nada más que lo que sus almas pequeñas pueden dar.

Por eso, no te asustes de lo poco que me das. Puesto que viene de un niño pequeño, este poco es ya mucho.

Deja las grandes mortificaciones para los gigantes de la santidad. No es tu vía. El ser alma pequeña puede llegar al heroísmo. Es el destino de la minoría.

¿Quieres pertenecer a esta minoría?

Sobre todo, pido a todas las almas pequeñas una confianza y un abandono de niño. Y, en medio de todo lo que puede ocurrirles, la fidelidad a la gracia. Unas mortificaciones pequeñas acompañadas de puro amor; el recuerdo de mi Santa Presencia; una fe total, inquebrantable, en medio del flujo y reflujo del Amor Divino. Pues uno de los juegos preferidos de mi Sabiduría consiste en darse y retirarse para volverse a dar otra vez a aquel que se presta con amor a este juego.

He comprendido que, en resumidas cuentas, las almas pequeñas no son sino niños en las vías espirituales y tienen todo que aprender de su Maestro Amado; El no espera de ellas otra cosa que su docilidad y su buena voluntad para dejarse llevar. Esto no excluye, de ninguna manera, el es. fuerzo personal que hay que hacer para contestar generosamente a la llamada del Amor Misericordioso. "

 J     Mi amor es una fuerza centrípeta que atrae poderosamente a las almas y las somete a su ley. Mira la analogía de mis enseñanzas a lo largo de los siglos. .

 

14 de julio de 1967. (F.65).

 

Agotada de cuerpo y alma, digo a Jesús:

 ¡Señor, me impiden reunirme contigo!

   Querían impedirme ejercer mi bondad. ¿Lo han conseguido?

M    Pero yo me siento tan débil, tan abatida.

    Por mi gracia, lleva y acepta la vida que yo te doy. Es fácil decir que uno ama cuando tiene poco que dar.

M    Tengo miedo, Jesús mío.

     Tu miedo es mío. De momento, quiero tu fidelidad y tu sumisión. Haz actos interiores de amor y de abandono. Ten confianza en mí.

 

15 de julio de 1967. (F.66).

 

J      Si la naturaleza te abruma excesivamente, para el progreso de tu alma, concédele algún alivio.

Hay que evitar, en cuanto sea posible, perder .la tranquilidad y la paz que deben presidir en tu vida espiritual. Rehusar deliberadamente todo consuelo puede hacer el juego al demonio, que desmoraliza entonces e intenta abatir al alma comprometida en la vía del renunciamiento y del sacrificio.

Dar su parte al fuego, no es un acto de debilidad, sino una necesidad exigida por una prudencia elemental. La felicidad de dar sin contar no debe hacer olvidar que el alma humana, en su pequeñez, necesita también recibir.

Para la paz de tu alma, recibe con agradecimiento el alivio y la expansión necesarios a tu equilibrio, para seguir más santamente hacia la meta que te he asignado.

M   Pero, Jesús mío, sólo en Ti encuentro este alivio. ¿Cómo es posible ahora?

    Pensando en mi amor por ti y en la certeza que yo no te dejo

La fe salva y hace vivir para el cielo. Las apariencias engañan a veces. La fe es Verdad. Y su sustancia basta al alma para subir en el camino de la santidad. Las gracias particulares van dirigidas sola- mente a aquellos que yo he elegido para una misión determinada.

La fe lleva seguramente al puerto a todas las almas de buena voluntad.

El carácter Absoluto de mi amor no es despotismo. Quiero a mis hijitos tales como son. Pero ante todo quiero su progreso como un buen Padre de- sea el progreso de sus hijos.

Hijita mía, no eres más que un alma entre tantas que yo amo muy particularmente. Pero, como ellas, eres débil y sensible a las vicisitudes de esta vida, en este sentido que tu pobre naturaleza no acepta sin repulsión la indigencia total. Pero debes comprender que el valor de tu testimonio de amor mitigado con un poco de humanidad está decuplicado por el esfuerzo consentido generosamente.

 

18 de julio de 1967. (F. 70).

J     FE, ESPERANZA Y CARIDAD: tres virtudes que yo te dejo. Con ellas ganarás el cielo.

Toda obra empezada se termina. Mi mensaje al mundo prácticamente se está terminando.

y te lo digo en verdad; el mundo es libre de acogerlo o de rechazarlo.

El cargará con las consecuencias de su elección. Permanece bien unida a tu Dios, y a su voluntad. Sé siempre atenta a la inspiración, pues El no te deja. Ama le con todo tu corazón. Ves, hija mía; amar es dar, no solamente lo que es fácil, sino también lo que cuesta. Así salvarás las almas. Comprende que un alma pequeña, por mi gracia, puede llegar a ser una gran santa.  PEQUEÑEZ y SANTIDAD SON UNA SOLA Y MISMA COSA.

 

J      Quien siembra el viento, cosecha la tempestad. Al contrario, quien siembra la buena palabra, cose- cha una medida llena de oro puro para el cielo.

M    Señor, dame lo que me falta para quererte mejor

J ¿No te basta el cariño de mi Corazón?

Porque soy bueno y misericordioso, tengo más en cuenta el bien que me hacen que el mal que me

hacen. Mi justicia se complace en desaparecer ante mi misericordia. He aquí por qué deseo un ejército de almas pequeñas que se   alcen, tiernamente unidas, entre mi justicia y los pecadores, bajo el amparo de mi Madre-Reina. Mis almas fieles están marcadas con el    signo de la cruz que ellas abrazan devotamente. Las otras están marcadas con el signo de la perdición.

Pero la cruz que ellas apartan con horror, no las olvida. Y, lo quieran o no, le tendrán que pagar su deuda.

 

22 de julio de 1967. (F 74).

J ¿Sabes, hija mía, que algunas almas no practicantes, pero de buena voluntad, tienen más mérito, a mis ojos, que otras que pertenecen a la gran familia de la Iglesia y para quienes la práctica religiosa no es más que un simple resorte en su vida? En verdad, yo te lo digo, las primeras encontrarán sin temor la Verdad.

A propósito de un suicidio:

     Cree que mi misericordia cubre la locura del hombre.

 

23 de julio de 1967. (F. 75).

J     La comprensión de los hechos actuales escapa al insensato.

M    ¿Qué hechos, Señor?

     Los sucesos de cada día. Sufrimientos, catástrofes, caen sobre el mundo que los padece sin comprender su alcance.

Sólo una cosa es necesaria para acabar con estas catástrofes: amar. Desgraciadamente, muchos ya no saben amar. Y tantos inocentes pagan en su cuerpo y en su alma estas calamidades que ellos no han deseado, pero que les están impuestas por la maldad de sus hermanos. Y, sin embargo, todos tienen el mismo Padre.

 

29 de julio de 1967. (F. 76).

J Todo debe estar sometido a mi ley. No la aceptan todos y se rebelan contra ella. Son los hijos pródigos que se alzan en contra de la autoridad del Padre. ¡Cuántos, desgraciadamente, no volverán jamás a la casa paterna!

Nadie puede nada en contra de los hijos de mi di- vino Corazón, pues ellos se encuentran en el asilo inviolable del amor divino. Tal es el caso de mis almas pequeñas a quienes, como Padre bueno y cariñoso, debo ayudar y proteger a causa de su humildad y de su confianza en mí. El alimento del pobre es su única esperanza en es- te mundo. Pero el festín del rico les espera en la gloria inmortal del cielo, su patria.

No hay misión de amor más hermosa que la de rezar y de sacrificarse por los sacerdotes, para que, por la gracia del Señor, sean todos santos, y conscientes de la hermosura de su sacerdocio y de su responsabilidad delante de Dios.

 

de agosto de 1967. (F. 78).

   Ahora tengo que vivir intensamente el mensaje y hacer de él una realidad viva de cada día, de cada

momento.

 Pero, Dios mío, ten piedad de mi debilidad, y, en tu bondad indulgente, considera mis deseos como realizables, a pesar de mi incapacidad.

J     ¡ Oh hija mía, qué amable y verdadera conexión entre tus deseos y su realidad!

 

de agosto de 1967. (F. 79).

Contestaré al Amor por el amor y haré mías sus exigencias. Y el Espíritu del Padre y del Hijo estará sobre mis labios y dentro de mi corazón. Y guardaré sus mandamientos en todos sus principios, entregándome totalmente. Y la medida de mi pobre humanidad será decuplicada por la liberalidad de Aquel que es la esencia de mi vida. Aquel que mi corazón ha reconocido en todo su esplendor y ha querido enteramente; Aquel a quien he pedido perdón con un corazón arrepentido, por los pecados que he cometido, echándoles con amor y pesar en su Sagrado Corazón, tratando de olvidar hasta qué punto he ofendido dolorosa- mente a este Salvador, que me ha querido tanto, olvidándose de mi miseria para acordarse con tanta bondad de su pobre ovejita perdida. Y me ha abierto ampliamente los brazos de su misericordia infinita. Hablaré y diré al mundo lo que tan a menudo olvida: cuánto nos quiere nuestro Dios, con un amor sin límite, y su Realidad en lo concreto de nuestra existencia.

 

de agosto de 1967. (F. 81).

 

Cuántas almas temen manifestar que aman a Dios.

¿Por qué? ¿Por respeto humano? ¿Por temor a las burlas? ¿Qué les puede importar?

Solo puede ser por amor propio.

¿Qué es el amor propio?

Algo de lo que no hay que presumir.

"Yo, decía alguien, aúllo con los lobos, ladro con los perros". Era un "practicante" que, si llegaba el caso, no vacilaba en renegar de su fe, tan pronto como su interés entraba en juego.

Semejante alma debe ser objeto de horror delante de Dios. Todo acto de virtud encuentra en sí su recompensa.

Plegue a Dios que toda acción buena se haga en el oro puro de la divina caridad y que cada uno proclame su fe y su amor sin dejarse desconcertar por el Espíritu Malo y por el respeto humano que puede hacer tanto daño.

Por esta razón, sed fervientes en todas vuestras accion1!s, por pequeñas que sean. Vuestra superioridad se afirmará en el olvido de vosotros mismos, en vuestra humildad. Sed firmes en Cristo para todo lo que se refiere a vuestra fe y a las verdades fundamentales de la Santa Iglesia.

 

12 de agosto de 1967. (F. 84).

Visita de Nuestro Señor. Deo gratias.

 

13 de agosto de 1967. (F. 84). En la iglesia.

J       Haz de tu tiempo, un tiempo de reparación para los pecados del mundo.

La oración de los humildes retrasa la hora de mi enojo. Las iniquidades actuales desvían incluso a los más prevenidos.

  Comparto mi cruz con vosotros, pero comparto también mi gloria con los sabios.

La iglesia es santa por mi Santidad y fuerte por sus frutos de santidad.

 

14 de agosto de 1967. (F.85).

    Curo los males por sus contrarios.

Este siglo, lleno de materialismo, debe oír la Palabra del Amor.

Es el único lenguaje que le conviene.

Si el mundo cambia hasta el punto de no reconocerme ya, yo, sin embargo, permanezco el mismo para siempre.

 

16 de agosto de 1967. (F. 85). En misa:

J      Cuánta razón tienes de creer en mi amor y en mi poder.

Pues, si mi amor se ha revestido de mi poder, de la misma manera éste se ha revestido de mi amor.

Yo no actúo jamás con el uno sin hacer intervenir al otro.

 

19 de agosto de 1967. (F. 86).

J     Yo no soy un Dios que apremia, sino un Dios de expansión en la luz de vuestro asentimiento a mis inspiraciones.

Pues, hija mía, si yo deseo para ti la perfección, y si tu amor sigue, a pesar de todo, tan imperfecto ¿no he hecho mía tu humanidad?

    El día llega a la noche y se pierde en ella. Tal es el alma que, después de la luz, penetra en la noche.

Pero la gracia engendra un día nuevo más brillante que el primero. Pues libra al alma de las tinieblas que la oprimen.

M    ¡Oh alegría! Santa alegría de dar sin medida, a la medida que nos está hecha. Cuánto me pesa mi amor limitado, al contacto de su Amor Infinito.

J      Pobre criatura tendida hacia lo inaccesible.  ..

Cuán pesado es tu andar hacia el cielo, y cuán poco digno de la recompensa que te espera si eres fiel.

 

22 de agosto de 1967. (F. 88).

J      Yo soy, yo doy.  Yo soy, vosotros no sois.  Yo doy sin contar. y vosotros recibís con tanta ingratitud.

¿Por qué? Porque solamente os queréis a vosotros mismos, hijos infelices. ¿Qué sois? Nada. y yo, con todo mi amor, quiero elevar esta nada hasta mí. ¿Rehusáis? Pero yo soy vuestra vida. ¿Queréis que os haga santos? Decid sí, y yo vendré. y vuestros ojos se abrirán a la realidad, a la hermosura de lo Verdadero. y se cerrarán a la vanidad de lo que hacía vuestras delicias.

Hijitos m íos, tan amados, tan perseguidos por el Amor, rehusáis someteros a su ley, os extraviáis en unos senderos muy frecuentados, donde una amalgama inextricable os encierra en la ilusión grotesca de unos placeres vanos y engañosos.

El alma humana tiende hacia lo Absoluto. Nada puede satisfacerla plenamente, pues sólo Yo puedo daros esta felicidad que buscáis con tanta avidez sin encontrarla jamás.

Venid cerca de mí a buscar vuestro perdón. Os consolaré. Os renovaré.

Mi Corazón os espera y os quiere a pesar de vuestras faltas, de vuestras iniquidades.

Sois los hijos pequeños de vuestro Padre del cielo. Pues vuestros pecados no le han apartado de vosotros para siempre.

 

23 de agosto de 1967. (F. 90).

La humilde vida de cada día, ofrecida a Dios con amor, di- funde cariñosamente en nuestros corazones el perfume

totalmente celestial del amor divino, nuestro solo y único fin.

Como había sido tratada de manera indigna aquel día, me enfadé mucho.

Reponiéndome, infinitamente triste, pedí perdón a Jesús.

J ~ misericordiosa contigo mismo, como yo soy misericordioso para mis pobres hijos pecadores. Si esta ira es reprensible y no puede transformarse en amor, será consumida en su llama por el arrepentimiento.

¿Quieres saber el bien que puedes sacar de esto? Más desconfianza de ti misma. Más confianza, más esperanza en mí.

Siempre nos conceden nuestras peticiones según el orden del plan divino. ¿Quién puede decir que talo cual cosa sea buena o mala?

Pues fueron establecidas para nuestro mayor bien por la Divina Providencia.

Por eso abandonémonos sin condiciones a la Sabiduría Increada, y hagamos nuestra su adorable voluntad.

 

29 de agosto de 1967. (F. 94).

No solamente hay que querer mucho, sobre todo hay que querer bien. A veces la sensibilidad puede inducirnos al error acerca del valor de nuestro testimonio de amor. ¿Qué es amar bien? Es amar en espíritu y en verdad. Es el olvido del yo. Es el recuerdo vivo y permanente de lo que debemos a Dios mediante una vida de sumisión y de oración. Amar bien es también guardar en su corazón, más allá de todas las amarguras, la paz dulce del Señor, y la fidelidad a su gracia. Es la preocupación constante de conservar la herencia de amor que El nos ha legado en su liberalidad.

J     Las lágrimas son buenas cuando suavizan la amargura. Pero la sonrisa tiene mucho más mérito cuando florece sobre unos labios heridos.

 

31 de agosto de 1967. (F. 95).

J     El amor acecha las puertas entreabiertas constituidas por vuestras buenas obras, para precipitarse allí.

       Sabed que vuestras obras, buenas o malas, os siguen por todas partes, oponiendo mi misericordia a mi justicia.

Pagad vuestra deuda hacia m í con mucho amor, y os revelaré los secretos de mi bondad misericordiosa.

   Los tesoros de mi gracia se ofrecen a todos indistintamente, fortifican a los débiles, perfeccionan a los fuertes, y rechazan a los tibios y   a los orgullosos. ¿Piensas acaso que yo dejaría insatisfechos tus de- seos de perfección? ¿No tengo yo lo necesario para saciar a los

 hambrientos?

    Fácil es rebelarse contra el aguijón que hace daño. Sólo el amor puede haceros amar su mordedura.

 

de septiembre de 1967. (F. 97).

J      Ama a tu Dios cuando se oculta tanto como cuan- do lo posees de manera sensible. En todos los estados de vida, hay que amarlo por encima de todo. ¿Crees que esto sea imposible? ¿La dificultad de hacer oración disminuye tu amor?

Puesto que no dejas de quererme, no dejo de habitarte. No llores aquellos momentos de viva devoción que ya no tienes.

¿Piensas que me es imposible renovarlos cuando yo quiera? Mi amor te protege. En tu estado actual de vida, sé lo que yo quiero que seas: humilde y sumisa. Mira en ti: ESTOY. ¿Quién puede arrebatarte semejante Bien?

 

de septiembre de 1967. (F. 9B).

     Si alguien no me oye, es porque se niega a oírme. Yo he venido para zarandear su egoísmo.

Y el amor que les pido me lo pueden dar única- mente por el olvido de su "yo".

J      Hija mía, durante toda aquella época que pasaste lejos de mí, yo te estaba preparando ya para la misión de amor que te guardaba.

Estate convencida de la realidad de esta misión. Convéncete de que toda palabra que viene de mí debe ser fructífera.

Si no, yo no soy su Autor. Por infructuosa que sea una tierra, puede, por mi voluntad, transformarse en una tierra fértil y    rentable.

 

de septiembre de 1967. (F. 100).

J      La vida es triste y amarga solamente para aquellos que no tienen esperanza.

Pero vosotros, Amados míos, que habéis recibido la promesa de un Dios, sed alegres en su alegría y fuertes en su amor. Acordaos que yo soy el gran animador de vuestros cuerpos y de vuestras almas.

J     El misterio de la creación está en el amor de un  Dios para una humanidad que El creó a su imagen.

 

de septiembre de 1967. (F. 101). En misa:

Yo preguntaba al Señor por qué tardaban tanto las noticias acerca del Mensaje.

    ¿Necesitas saber el porqué de las cosas? Todo llega a su hora, créeme. Reza y abandónate.

     Haz lo que debes. Conmigo el hombre es fuerte. Sólo, es más débil que un niño pequeño. Sus obras entonces no son nada y sus   frutos estériles. Quien cree valer algo a mis ojos, está lleno de presunción.

El orgullo es el único dueño de esta alma. Aquel que pone en m í toda su confianza, toda su esperanza, es el hijo bendito de mi Santísimo Corazón. y yo derramaré sobre él el dulce rocío de mi gracia. Producirá frutos de santidad, y sus obras llevarán a las almas el perfume inefable del cielo que es la divina caridad.

M ¡Oh Dios mío! Que todos conozcan tu bondad, tu infinita misericordia, la grandeza de tu amor para ellos. En su miseria, dudan de tu misericordia, y por eso no ven la mano caritativa que les tiendes, no ven tu Corazón abierto para acogerlos...

 

M     Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Mi sonrisa? Te la doy. ¿Mis lágrimas? Te las doy. ¿Mis preocupaciones? Te las doy. Mis alegrías son para tí. Mi miseria, todavía más. Yo soy lo que tú quieres. Sólo quiero lo que tú quieras para mí. Porque te quiero con todo mi corazón.

 

12 de septiembre de 1967. (F. 104). En la comunión:

M     ¡Jesús mío! Te queremos.

J       No respondas por otro, hijita mía. Sin mí, no podrías ni siquiera responder de ti. Yo recibo las peticiones, las súplicas de todos. Pero ¿su amor?

M     Señor, ¿no es amor el pedirte?

      Claro que sí. Pero, la mayoría de las veces, es amor interesado. y el amor puro es muy escaso, hija mía; el amor que da y no pide nada.

Sin embargo, si vuestras peticiones son conformes a mi voluntad, no entrareis en pleito conmigo. y os concederé siempre lo que pedís.

Sed como niños pequeños confiados y serenos en el cumplimiento de vuestro deber de cada día. Bendeciré vuestras aspiraciones al Bien, con más fervor y más generosidad.

 

14 de septiembre de 1967. F. 106).

     Toda obra está combatida de manera distinta según su importancia. Hay en mi mensaje bastante oscuridad para aquellos que están cegados por su vanidad.

       Pero los pequeños ven más allá de estas apariencias y, con fe, sacan de su sustancia un alimento rico y variado; y sus almas, sedientas de Infinito, se apoderan con avidez de este alimento. ¿Quién podría arrebatarte de mis brazos?

Lo extraño es que, conociéndome, tengan esta dificultad para reconocer mi voz. Hombres de poca fe, ¿por qué os he creado?

 

Yo había descuidado posibles momentos de oración. Me lo reprochó:

J      Hija mía, has preferido estas bagatelas a mi Presencia.

15 de septiembre de 1967. (F. 108).

J        La manera de decir gracias del señor es siempre un incremento de vida espiritual en el alma generosa.

 J       Sonríe, hijita mía, en medio de todas las amarguras. Nada está perdido. Todo se paga.

Permanece muy unida a tu Jesús, tan poco y tan mal querido.

Les cuesta creer que me amas hasta el punto de afrontar las burlas, las incomprensiones de aquellos que deberían acogerte con benevolencia, puesto que vienes de mi parte. La duda no es certeza.

Muy presuntuoso es aquel que se cree infalible en sus juicios. Olvida tus preocupaciones para acordarte más de las mías.

No se vive de arrepentimientos y de recuerdos. Sólo cuentan el presente y el porvenir.

La esperanza y el abandono son necesarios en todo. ¿Quieres hacerme el don de todo?

 

19 de septiembre de 1967. (F. 109).

     Convéncete de que no hay peor calamidad que la de perder la amistad de Dios. Cuanto más subes hacia El, tanto más te despegas de la tierra y de sus vanidades.

Consuélate con la certeza de mi amor.

Estoy en ti y tu pena se pierde en mí.

Meditación:

¿Es un mal sentir hasta qué punto es uno indigno de las gracias de Dios?

Es, más bien. un favor de gran precio, porque nos hace palpar de manera deslumbrante la realidad y el conocimiento de nuestra miseria. Si nos sentimos aplastados por esta miseria, es porque somos lo bastante orgullosos para creernos superiores a los demás. lamentémonos de nuestra incapacidad porque, por culpa de ella, ofendemos tan fácilmente a Aquel que nos quiere tanto. Sin embargo, no nos enfademos por no ser tan santos como quisiéramos, como si nuestra santidad dependiese únicamente de nosotros. Esto sería un grave error. Pues qué podemos hacer nosotros, pobres hijos que somos, sino esperar con paciencia el socorro de Dios, que no puede faltar de concedérnoslo si permanecemos humildemente en el lugar que Él nos ha marcado.

Nuestra santificación depende únicamente de Él, el Ser infinitamente bueno, que desea amorosamente para todos sus hijos un bien muy grande, pero que no juzga siempre necesario concedérselo, por unas razones que sólo El conoce. incluso las cualidades naturales de los santos no se tienen en cuenta en sus méritos. Pues estas cualidades les vienen de Dios. Los santos iluminados por el Espíritu Santo, lo han comprendido muy bien; han comprendido también la necesidad de la acción de gracias, pues Conocían su pobreza y sabían que la riqueza que podrían tener la debían únicamente al exceso del amor divino para Con sus almas.

 

20 de septiembre de 1967. (F. 113).

    Las tinieblas rechazan la Luz. Pero la Luz brilla. y las tinieblas desaparecen dentro de su luminosa claridad.

J    Haceos cargo del sufrimiento de los demás, para que cuando éste os visite, os ayuden aquellos a quienes habéis ayudado, los cuales me hablarán de vosotros con agradecimiento.

J      Esperad con fe la Luz, que no puede tardar.

 J       Si los que no comprenden se creen justos, ¿qué ocurre, pues, con mi Palabra?

Algunos frutos buenos no pueden ser suficientes. Pero si el árbol está fecundado, producirá muchos más frutos.

Mis pequeñas almas deben Conocer el mensaje y fecundarlo por su apostolado.

 

26 de septiembre de 1967. (F. 115).

Me había puesto muy nerviosa. En seguida lo lamenté:

M    ¡Oh Dios mío, yo no seré jamás lo que debería ser después de recibir tantas gracias de ti.

      ¿Crees acaso que tú puedes ser? Sólo yo SOY.

 

 

29 de septiembre de 1967. (F. 115).

J     En todas las circunstancias no se fían más que de ellos mismos y no piden consejo a nadie. Es el gran error de los tiempos actuales.

J    Reza, hija mía, por el Santo Padre. Ofrece todas tus jornadas por sus intenciones y para la paz del mundo, gravemente amenazada por una catástrofe espantosa.

 J    Mis elegidos tienen sobre ellos el signo que salva, el signo de la cruz.

     La paz del mundo está amenazada. Pero ¡cuánto más amenazada la paz de los corazones!

J      Terrible época, que no reconoce ya la voz de su Dios.

Los hombres son como unos niños mal educados. Pero os quiero, hijos de los hombres, a pesar de vuestras iniquidades.

y quiero salvaros y seguir siendo vuestro Pan de cada día.

El sufrimiento os conducirá a mí, y volveréis a encontrar, con la razón, la fe de vuestros Padres. ¿Cuál será la parte del fuego?

¿Unos culpables? ¿Unos inocentes?

¿Los unos y los otros? A vosotros os toca elegir. Estoy atento a todas las buenas voluntades. Y os daré según vuestras obras.

J    ¿Crees en mi bondad?

M   ¡Oh sí, Señor!

J    ¿Tienes confianza en mi misericordia?

M    Sí, Dios mío, con toda mi alma.

J    ¿Tienes confianza en mí?

M    Sí, tengo confianza y te quiero.

J     ¿Me has dado todo?

M    Así pienso y así quiero. Pero, si hay en mí algo que no te pertenece todavía, acepta el don que te hago de él ahora.

Pues, Dios mío, todos tus deseos son míos y solo quiero vivir para amarte.

    Yo no quiero la muerte del culpable, sino su enmienda. Sé "yo" en todas circunstancias.

Vendrá un día que no vi no jamás y que no se parecerá a ningún otro día.

      Dame mucho amor. Sé generosa. Lo uno no va sin lo otro. Un amor sin generosidad no es total. Y la generosidad sin amor pierde su valor. El amor verdadero da sin contar. Sin amor no hay vida. Es la nada.

Tal vida parece muy llena. Y, sin embargo, sus obras están muertas, porque el amor no está en esta alma.

J       ¿Por qué extrañarse si yo hablo a los hombres, en su lengua? ¿Podría yo alcanzarlos de otro modo?

         ¿y en otro tiempo no compartí yo su vida en es- te mundo?

 

de octubre de 1967. (F. 120).

J      Los que me reciben indignamente pecan y me ofenden gravemente.

A los que me reciben en un corazón puro y arrepentido, les adorno con las piedras preciosas de mi Reino.

 

de octubre de 1967, (F. 121).

    ¿Qué importa la pobreza? Siendo Dios y Padre, ¿no tengo yo el deber de proteger los que cuentan únicamente conmigo?

     Si tú huyes de la cruz, ella te buscará y te encontrará. y tú tendrás que soportarla.

M    Dios mío, ¿qué quieres de tu hija?

J      Tu voluntad, tu amor.

M    ¿Qué quieres que yo haga?

     Ámame y sírveme.

Todo resulta indiferente a los hijos de la Luz, excepto la posesión de su Dios.

El reflejo de la Realidad que descubren en ciertas almas les atrae poderosamente. Pero esto no es la posesión. Y su hambre aumenta con lo que ellos adivinan. No son ni de la tierra ni del cielo.

 

4 de octubre de 1967. (F. 122).

El infierno recibe únicamente los peores ejemplares de la humanidad. Convéncete de que antes de abandonar un alma al infierno, he intentado por ella todos los medios de que dispone mi misericordia para salvarla. ¿Quién quiere ser salvado? El justo y el pecador arrepentido.

¿Quién rehúsa ser salvado? El pecador endurecido. ¿Quién será salvado? Aquel que lo desea con fe y confianza.

Mi Corazón se inclina cariñosamente sobre aquel que se humilla.

¿Qué es el mundo? El desierto de las almas. Nada lo habita, excepto lo que debe desaparecer para siempre. Polvo y ceniza que no producirán jamás otra cosa que lo que son. ¡Hijos míos! ¡Pobres hijos míos!

 

de octubre de 1967. (F. 124).

J      Lo que yo quiero, llega siempre a la hora que yo he fijado. ¡Cierra la llaga de mi costado, derramando en ella el bálsamo de tu amor! El mensaje es un tema de controversia, pero su difusión se extiende. Soporta con paciencia que te contradigan. Ten cuidado de tus primeras reacciones. Provienen de la imperfección de tu alma. Quiero de ti una gran pureza de intención. Habla cuando hace falta y cállate cuando es necesario.

El celo no excusa la disipación. Teme mucho el no encontrarme en medio del ruido de las palabras vanas.

Desde las profundidades de tu ser, lánzate hacia mí por medio de vivas aspiraciones de amor.

Bendigo las almas bien nacidas que ponen en práctica mis enseñanzas.

En la comunión:

j     Nadie comparece delante de mí sin equipaje. Cada alma me presenta su bien o su mal, y yo le hago justicia según sus     obras.

 

10 de octubre de 1967. (F. 126).

j    El peligro que acecha a las personas mundanas es que sus almas están invadidas por muchos pensamientos que las arrastran inexorablemente   lejos del Bien, que es todo lo contrario de lo que les alegra o \es atormenta en este mundo. ceguera de las almas mundanas, para quienes la Luz se oculta. Ternura de las almas pequeñas, felicidad inefable en la Posesión divina.  El corazón de Dios está abierto a todos, los llama a todos. ¿Quién lo encuentra? Aquel que confía en Él; aquel que lo busca en el prójimo, demostrándole la mayor dulzura. ¡cuán poco pesan las teorías del mundo en comparación de los ejemplos del amor que dan los pequeños del Señor!

A los ojos del mundo, están locos. A los ojos de Dios, son sabios.

j        La reconciliación entre los pueblos es deseable mientras no perjudique las verdades fundamentales de la Iglesia. No suprimiré un ápice de la devoción que se debe a mi Santa Madre, incluso si, para eso, el plan establecido debiera    fracasar.  Me es particularmente penoso comprobar en algunos de mis hijos la falta de amor a María.

Sabed que aquel que ama a María me ama también. ¿No he sido yo formado y alimentado de esta carne virginal?

¿No empezó mi Corazón a latir por vosotros, hijos míos, al ritmo de los latidos de su Corazón? Su "Fiat" hizo posible la Redención.

Ella fue la primera que me amó.

Nada puede serme más agradable que la veneración de vuestros corazones a su Corazón maternal.

Es su Corazón que dio vida a mi Humanidad.

Hija mía, teme ofenderme.

Implora continuamente mi perdón por los peca- dos que hieren sin cesar mi divino Corazón.

Las astucias del infierno son sutiles, muchas veces incontrolables para la mayoría.

La serpiente está al acecho.

Este o aquél se cree protegido contra su dardo. Porque no ha estado alerta, la herida es cruel para mí, para él.

Su alma, hecha para contener el cielo, no encierra ya más que ceniza y muerte.

Quien tiene ojos para ver, que vea.

Quien tiene oídos para oír, que oiga.

Contra la legión de Satanás, formad la legión de las almas pequeñas.

Hijos del cielo, contra los hijos de las tinieblas.

El fuego del cielo contra las llamas del infierno. Vuestras armas serán: el amor.

 

11 de octubre de 1967. F. 131).

     Mírame en ti, alrededor de ti. Mira la Cara de tu Dios, triste por la tristeza del mundo, radiante de la Hermosura que El   creó.  Hijita mía, basta mirar para ver. Porque me quieres, tú ves.

13 de octubre de 1967. (F. 132). Yo estaba pensando en el mensaje:

J      La lentitud de su "arranque" es la prueba de su alto valor moral y espiritual.

Acelerad lo que podéis hacer. Pues el enemigo no permanece inactivo.

M    Señor, este trabajo es largo y penoso.

J      Te conduce a mí, si tú lo haces en espíritu de penitencia y de amor.

     Que este intercambio de gracias que recibís de mí al rezar los unos por los otros, os lleve a alabarme y a servirme con más ardor.

Que vuestra gran preocupación sea una mayor caridad hacia vuestros hermanos. Depended de m í en todo.

Si os doy o si os rehúso lo que pedís, esto no debe disminuir un átomo a vuestra devoción.

Amad siempre con más fervor al gran Amigo que os colma con sus dones.

      Sed el asilo de vuestro Dios.

 

19 de octubre de 1967. (F. 133). En la comunión:

J       Hijita mía, la profundidad de tu amor se puede medir según la amplitud de tu espíritu hacia mí y hacia los demás.

J        La continuidad en el esfuerzo fortifica y exalta el amor en el alma piadosa. Esfuerzos sostenidos por la gracia.

Deseos del cielo proporcionados al fervor del alma.

J     Es la hora del trabajo. Velad y orad. Sed sobrios en vanidades, ricos en abnegación los unos para los otros.

Nadie tiene el derecho de permanecer inactivo. Todos, debéis trabajar en mi vid, según vuestros medios.

 

21 de octubre de 1967. (F. 135).

    Mantén el contacto con vivas aspiraciones de amor, de confianza, de esperanza.

Vuestras magulladuras, hijos míos, son el cimiento del edificio que os pido construir.

 

22 de octubre de 1967. (F. 135).

J     Acalla tu humanidad. Ama lo que es bueno, pero prefiere lo que es menos bueno. Ama lo que puede traer un poco más de gloria a tu Dios. Ama la justicia y la fraternidad.

M    Mi corazón está triste y cansado. Pero no puedo dudar de la autenticidad del Mensaje.

J     Hija mía ¿puede uno dudar del bien? El mensaje ¿lleva al mal? Este Bien que tanto quieres

       ¿de dónde viene?, ¿de mí? ¿de ti?

M    De ti, Dios mío.

 J      ¿Qué quieres?

   A ti, Señor. 

 J     ¿Qué quieres?

 

    Amarte y hacer que te amen.

 

J     Todo bien y todo deseo santo viene de mí.

 

24 de octubre de 1967. (F. 136).

       Oculta tu pena. Oculta tu alegría. Da a conocer de ti solamente lo que puede ayudar a los demás. ¿Quién te conoce mejor que yo?

J     Una flor acaba de nacer en mi Iglesia.

26 de octubre de 1967. (F. 137). En la comunión: J Me reciben con tanta precipitación en su corazón que paso casi       inadvertido.

J    Yo soy la Luz del mundo. Quita esta pantalla que se encuentra entre mí y el mundo.

 

J                          Haz lo que debes hacer. ¿Cómo conocerán la verdad si no la desean? Tienes que pasar los límites de tu humanidad para   perderte en la profundidad de mi divino Amor.

 

.21de octubre de 1961. (F. 138).

J Los problemas que se plantean actualmente al mundo provienen de la complejidad de la naturaleza humana.

Si la sabiduría de los hombres fuera igual a su locura actual, harían de la tierra un paraíso anticipado. Pero, al contrario, provocan por su orgullo desmedido el desequilibrio de la creación.

La ideología trastornadora que profesan, sólo tiende a destruir la vida en las almas.

La urgencia de mi llamada al mundo no puede escapar al espíritu atento y perspicaz de los que yo encargo de difundirla.

El contexto de una cosa debe ser aprobado por la autoridad legal.

Esta aprobación es necesaria para el resultado de la Obra emprendida.

29 de octubre de 1967. (F. 139). Fiesta de Cristo- Rey. En la comunión:

J    Mi Grandeza se encuentra a gusto en el corazón amante de mis almas pequeñas, mis pequeñuelos, en quienes me deleito, y desde donde irradio sobre el mundo.

J    Si encuentras sabiduría en tu hermano, reconóceme en él. Tiende cada día a más perfección.... por mí.

 

de noviembre de 1967. (F. 140). En la comunión.

J      Hija mía, la sensibilidad se pierde en la Verdad de siempre.

 

7denoviembrede1967. (F. 140).

J      Los vínculos contraídos en las amistades espirituales son indestructibles. El cielo sólo puede con- solidarios en su estado   total y definitivo.

 

9 de noviembre de   1967. (F.141).

J     La inconsecuencia hace fallar mi plan de amor sobre el mundo de las almas. ¿Crees en mi bondad?

M   Sí, creo en ella.

J    Espera todo de mí.

J     Admira la trascendencia de tu Dios, que, en su amor, no vacila en bajar a una ínfima criatura como tú, para colmarla de sus favores, sin ningún mérito por su parte.

  

11 de noviembre de 1967. (F.141).

   Vuestros pequeños sacrificios se transforman, por mi gracia, en semillas de santidad.

   El alivio de un dolor, hija mía, le quita su valor. Alégrate de sufrir. ..por mí. ¿De qué te quejas?;   ¿de la incomprensión de los demás? ¿No estoy yo aquí?

   Tienes que dar sin medida para que tu amor sea ilimitado.

Si temes, te falta confianza, y me afliges. ¿Es eso lo que quieres?, dime.

 

12 de noviembre de 1967. (F. 143).

La iniquidad es grande. Mi misericordia vela. Pero difícilmente puedo contener mi justicia.

 

15 de noviembre de 1967. (F. 145).

Extraña contradicción entre la carne y el espíritu.

Embeleso del espíritu frente al sufrimiento. Estremecimiento de horror de la carne delante del sufrimiento impuesto.

Lucha continua V agotadora del alma torturada entre es- tos dos contrarios.

El espíritu se vuelve hacia lo que adivina en la luz pura del amor divino. La carne se vuelve hacia los placeres de la tierra y sus vanidades.

El corazón se abre a la Verdad, pero la oscuridad del peca- do impide los rayos divinos de difundir su claridad.

La materia sumerge a veces al espíritu. Pero el amor radiante canta su victoria, por la entrega total que el alma le hace de su voluntad.

 

16 de noviembre de  1967. (F. 144).

    El haber sido elegida para llevar al mundo mi mensaje de amor no te pone al abrigo de los golpes del enemigo. Pero sus rugidos serán comprimidos por el Espíritu de Verdad que se desprende de tus escritos. Puesto que el mundo padece de falta de amor, la decisión debe intervenir rápidamente.

 

J Mi gloria se extiende de siglo en siglo indefinidamente, y nadie me la arrebatará.

El vínculo entre el cielo y la tierra es: mi Madre.

J ¿Por qué no comprendéis que sois los hijos de un mismo Padre?

J ¿Tenéis hambre y sed de justicia? ¡Venid a mí! y reinarán la concordia y la paz.

 

17denoviembre de 1967. (F. 146).

J La doctrina sana y verdadera del mensaje será re- conocida. No comprometas las cosas por demasiada prisa.

18 de noviembre de 1967. (F. 146).

J Este tiempo que pasáis en placeres vanos, yo lo paso esperándoos.

J En estos tiempos, padezco los peores ultrajes que he conocido jamás.

J Si lo queréis, puedo con un gesto calmar la tempestad que reina sobre el mundo y dentro de vuestros corazones. Pero ¿lo queréis?

 

 

J Yo soy un Dios atento a vuestras peticiones, y me gusta concederos lo que pedís cuando vuestra ora- ci6n es justa y humilde.

Pedid, pues, con fe y esperad con paciencia mi socorro. Aquel que me ama no puede temer nada.

La alegría de dar vale más que la alegría de recibir, y la he hecho mía, ahora y para toda la eternidad. Pero, en cambio, dadme vuestros corazones. Tengo sed de vosotros, hijos míos, y quiero comunicaras mi sed por el amor de las almas.

En los sagrarios del mundo entero, el Amor llama y espera.

 

27denoviembrede1967. (F. 148).

J Activa en tu corazón la llama del amor divino, con vivas aspiraciones hacia el Gran Dispensador de todo bien.

 

28 de noviembre de 1967. (G. 1).

M Señor, he puesto en ti toda mi esperanza.

  Y yo he puesto en mi hija todo el cariño de mi Corazón, para que disponga de él para todos.

J Lo que yo os pido es vuestra participación en mi obra: salvar las almas.

Toda vida tiene sus alegrías y sus sufrimientos. Recibid los unos y los otros por mi amor.

Dad con fervor. Comprended el valor de lo que podéis, si queréis.

No pido otra cosa que ayudaras y acercaras más a mí.

Para encontrar este gran Bien hacia el cual aspira toda alma bien nacida, hay que luchar valientemente contra los obstáculos que os impiden caminar hacia él. La lucha sólo es posible si sois de buena voluntad y dispuestos a dejaros ayudar y amar por mí. ¿Sabes lo que quiero de ti? Acuérdate que bendigo y fecundo el más pequeño esfuerzo hecho por mí.

M Dios mío estoy contigo y mi corazón no se abrasa ¿porqué?

J Tú pagas en tu alma el abandono en que me tienen tantos de mis hijos que me relegan a un lado como un objeto sin vida que ha dejado de interesarles. Los escándalos se multiplican y veo con dolor la inercia de los que se cruzan de brazos.

Mis almas pequeñas compensarán y conseguirán lo que, sin ellas, no concedería yo.

 

de diciembre de 1967. (G. 3).

J Piensa como yo, y sé como yo.

¿Qué importan las controversias?

Veo y oigo por ti.

Abandónate, puesto que soy tú y tú eres yo.

Yo soy la Luz del mundo que ilumina el camino regio que conduce al cielo, tu patria.

 

de diciembre de 1967. (G. 3).

La profundidad del amor divino se mide por la disposición del alma para dejarse sumergir por este amor. ¿Cómo podría comprender un profano que la amargura puede transformarse en el más dulce y más valioso estímulo para mayor amor y más intimidad divina?

J He aquí la jornada de un alma pequeña.

Ofrenda del día por el Papa, por sus intenciones: por la Iglesia, por todos los sacerdotes; por la paz del mundo, por la conversión de los pecadores, por los que sufren, y en reparación de los ultrajes que ofenden gravemente a mi divino Corazón y al Corazón Dolorido e Inmaculado de María.

Invito a la lucha a cada alma, en un esfuerzo total y generoso contra el egoísmo que hay en todos y en cada uno; a una gran caridad para el prójimo. Propagación del rosario: esto conseguirá muchas gracias para la Iglesia y para los sacerdotes.

La meditación se deja a la elección de cada alma según sus disponibilidades. No la descuidéis sin un motivo serio, pues es un medio de santificación y de conocimiento por la fuerza que da a vuestras almas. Que las almas pequeñas se unan a estas intenciones con amor y fervor.

Acordaos muy a menudo de vuestro Dios, con vi- vas aspiraciones, para mantener un contacto permanente entre él y vosotros.

Abandonaos totalmente a mi voluntad. Tened confianza en mí.

Esta es la regla que deberá respetar y poner en práctica toda alma pequeña que acepte su yugo, el cual, podéis creerlo será suave y dulce para los generosos.

Si hacéis esto, será detenida la progresión del mal. Muchos reflexionarán y volverán a la Fuente del Bien.

He dicho y vuelvo a decir:

Mis almas pequeñas pueden salvar el mundo. Formad islotes de santidad en todas partes.

Algunas almas santas en una parroquia pueden sal- varia.

Varias parroquias que posean almas santas, pueden salvar un país.

Hay que vivir e irradiar el Amor. Pero no se conseguirá nada sin sacrificios.

 

12 de diciembre de 1967. (G. 4).

El mensaje se extenderá sobre el mundo como el rocío de la mañana, confortando, guiando y de- volviendo la paz a las almas inquietas.

 

17 de diciembre de 1967. (G. 5).

     Aquel que teme desagradar al mundo no posee el temor de Dios.

El mundo y sus seducciones influyen muy a me. nudo en las almas más rectas, hasta el punto de hacerles olvidar por qué nacieron, así como las nociones más elementales de su deber para con Dios y para con su prójimo.

La Soberanía de su Creador tiene una importancia secundaria para ellos.

Miran a la tierra y a lo que se arrastra sobre ella; de ahí que los sentimientos que les animan son sentimientos de esclavitud. Sus almas son prisioneras de su debilidad. El azúcar que envuelve una droga no disimula siempre su amargor. Ellos temen más al juicio de los hombres que al juicio de su Dios. y por eso no pueden tomar con toda libertad las decisiones que se imponen. De ahí que son culpables delante de Aquel que ve y sondea los espíritus y los corazones.

 

18 de diciembre de 1967. (G. 6).

J      Si sientes tu debilidad e impotencia, es porque yo te he revestido de la humildad de un Dios sacrificado. El orgulloso no se preocupa de conocer su miseria.

 

23 de diciembre de 1967. (G. 6).

Estando demasiado enferma para poder asistir a misa, sufría por no haber recibido a Jesús en la santa comunión. Como me encontraba un poco mejor por la tarde, fui a pedirle la comunión a mi Padre espiritual. Como yo daba las gracias a Jesús por haber bajado a mi corazón con tanto amor, Él me dijo:

     ¿Podría yo ocultarme cuando me buscas con tanta constancia?

Parece como si mi alma se hubiera separado de mi cuerpo para ir al encuentro de la Inefable Verdad de siempre.  ..

Después de una conversación durante la cual un "católico" se quejaba de ciertos desórdenes aparentes de la naturaleza:

M     Yo no veo la melancolía de estas nubes, de esta lluvia, de estos árboles despojados. ..y todo me parece impregnado por la certeza tranquilizadora de la existencia de Dios. ¡Dios mío, creo! ¡Te adoro! ¡Gracias!

 

25 de diciembre de 1967. (G. 8). En la iglesia, delante del "Nacimiento":

.J     Yo soy Aquel que te abrazó y te abrasó con el In- finito de su Amor. Reza para que los hombres sean buenos y generosos, para que comprendan la dulzura de mi amor para con ellos y vengan a refugiarse en él para que sean uno en mí y que mi paz more en ellos.

 

26 de diciembre de 1967. (G. 8). 

     ¿Por qué no quieren profundizar la verdad de lo que ES? En verdad yo te lo digo, es porque no quieren entrar en contradicción con ellos mismos.

J     Yo te enseño "el caminito", el más favorable a las almas pequeñas, en quienes todo esfuerzo hecho por mi traerá una corriente de generosidad que recuperará las almas.

J     Yo, tu Dios, te prometo ayuda y asistencia en todas tus necesidades, y me serviré de las criaturas para este fin.

J     Siempre habrá un "después", hasta el término final.

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