1970

 AÑO 1970

de enero de 1970. (H. 86).

Yo estaba muy triste a causa del comportamiento de una amiga conmigo; ella me había contristado mucho:

J Aun cuando todos los hombres te fallaran, yo no te fallaré jamás.

19 de enero de 1970. (H. 86).

J Diles que yo, su Dios, no les abandono, que velo cariñosamente sobre las almas pequeñas de mi misericordia.

Toda alma enamorada de justicia y de amor será colmada; las otras serán castigadas.

Quien se iguala a su Dios, merece el castigo eterno. Quien se rebaja delante de él, será colmado de su divino amor.

El mundo conoce y conocerá una adversidad desgarradora, adversidad muy merecida.

Hay que rezar por las inocentes víctimas de la iniquidad.

     El peso de sus pecados inclina hacia ellos' la cólera divina.

Están cegados, y, como ciegos, conducen mi pueblo hacia un abismo sin fondo.

Sin embargo, está el Amor Misericordioso, tan mofado actualmente, pero tan querido siempre por los corazones de mis fieles.

El estado de pasividad es culpable. El deber de cada alma es de clamar bien fuerte su fidelidad. La bestia maléfica está actuando y ya no disimula su acción.

Hay que oponerle el escudo del amor, Muchos se han colocado entre los renegados, y no pertenecen ya a mi pueblo.

Ellos quieren destruir mi casa y la vida en las almas.

Que el oprobio esté sobre ellos; yo les rechazo de delante de mi Rostro.

Rebeldes a su Dios, han abrazado el culto de Satanás.

Pero, en verdad te lo digo, ellos serán conocidos por sus obras de muerte.

 

No pienses en lo que das; piensa, más bien, en lo que recibes al dar. Aumenta tu capital olvidándote de ti misma. No hay sitio en ti más que por el amor.

En la comunión:

Si se vuelven razonables, convertiré a los incrédulos, Si no...

.1 "Ellos", "sus", sin más precisión: se trata de los adversarios de Jesús.

 

 

El Amor no reinaría en ti si encontrase el sitio ocupado por su contrario. Que la divina caridad salga siempre ganando en tu corazón.

Ama, sé paciente y misericordiosa. Acuérdate del sufrimiento de los demás y olvídate del tuyo... en mí.

Cada día ve su pena y su remedio. Yo doy mi fuerza a los débiles.

26 de enero de 1970. (H. 90).

A cada día su pena, su medida de amor, su esfuerzo en la subida hacia el cielo.

Y, créeme, cada día, un poco de lo humano vencido por la gracia.

Si eres fiel, no te dejaré. Yo sé, conozco tu incapacidad; por eso, te lo digo, hijita mía, descansa en m í de todas tus preocupaciones, deja que los sucesos hablen por ti, puesto que yo les dirijo.

Soy el Gran Dueño de lo creado y de lo increado. Nadie puede vivir sin mí.

Encuentras tantas almas muertas ya. Las almas están en peligro de muerte porque su corazón se ha vuelto duro como la roca.

No sabiendo amar ya, corren hacia donde todo es horror y desolación. .

El fango de sus pecados los sepulta en un abismo sin fondo.

La Obra de mi Amor empieza por su mensaje.

Hay que dar todo al Amor.

Los que he elegido para ser sus apóstoles están ya actuando.

Haz lo que te inspiro; y que te escuchen por mi amor.

La hora es grave, los problemas son arduos. Quiero salvar a la mayoría.

          Las responsabilidades son terribles, y, si lo supieran ellos, temblarían de espanto.

Yo, el Dios del cielo y de la tierra, no he estado jamás tan cerca de mi pueblo y él parece ignorarlo. La tierra de los hombres ¿será borrada del universo?

El drama se forja en los corazones.

Corazones orgullosos, torturados por la ambición. Corazones humildes duramente afectados por la angustia de lo desconocido que pesa sobre el mundo.

Corazones lastimados, corazones amantes e incomprendidos. No, hija mía; parece que el amor no es ya de este mundo.

Y, sin embargo, subsiste una esperanza.

          y es que el hombre vuelva a m í, en el arrepentimiento y el amor.

17 de febrero de 1970. (H. 94).

Yo busco almas pequeñas humildes para luchar contra el orgullo.

Amorosas, para luchar contra la falta de amor. Generosas, para luchar contra el egoísmo. Pequeñas almas orantes, para luchar contra la falta de oraciones.

Pequeñas almas confiadas, para luchar contra el pesimismo.

Pequeñas almas puras, para luchar contra la impureza.

Pequeñas almas verdaderas, para luchar contra la mentira y la hipocresía.

Pequeñas almas sumisas, para luchar contra la desobediencia.

Pequeñas almas ardientes, para luchar contra la tibieza y la cobardía.

Pequeñas almas víctimas, para luchar contra la herejía. y a cada una de ellas pido un inmenso respeto por mi Sacramento de Amor.

Para este sacramento, ofendido por los ultrajes, quiero unos defensores fervorosos.

Que estas exigencias de amor no os asusten.

Yo haré dulce lo que os parezca amargo, y os haré participar de mi Gloria.

27 de febrero de 1970. (H. 96).

Oh Pueblo insensato!. Deja que pase mi misericordia; no le cierres el paso por tu iniquidad.

Mi justicia es más sabia que tú, puesto que desaparece delante de ella.

Si no eres lo bastante grande para reconocer tu pequeñez, no eres digna de pertenecer al grupo de las almas pequeñas.

La Iglesia debe salvar al mundo por su santidad. y no alcanzará este fin, compartiendo la vida del mundo.

Debe estar disponible para todos, y al mismo tiempo, prudente y sabia.

Las seducciones del mundo no son para los consagrados. Acercándose demasiado a ellas, corren el riesgo de dejarse tentar por la llamada de los placeres vanos.

Su fuerza viene de mí. Fuera de mí, están perdidos.

El pretexto de bien que invocan no es más que un medio de hundirse en el fango del pecado. Pues, dime tú, ¿quién es bastante santo para costear el mal sin correr el gran riesgo de sucumbir?

        Las almas se dejarán convencer al contacto de la santidad.

Porque tienen hambre y sed de justicia y de amor puro.

28 de febrero de 1970. (H. 98).

J Ejercita mi bondad, para que yo te conceda siempre más y más.

Hijita mía, si experimentases como yo el consuelo que me proporciona un alma en estado de gracia, tu sed de las almas se haría insaciable y aumentaría en unas proporciones inauditas, y no pararías de darme siempre más almas, mediante más amor y más generosidad.

10 de marzo de 1970. (H. 98).

J iOh amiga mía!. Cuánta humildad hace falta para reconocer sus errores y cuánta más todavía para remediarlos.

El espíritu de propiedad no soporta que toquen a su bien, incluso en perjuicio de la vida de las almas de las que ellos son responsables.

12 de marzo de 1970. (H. 99).

J Concede más atención, más amor a este trabajo que te parece fastidioso. ¿No me lo has ofrecido esta mañana? Dime, ¿puedes ofrecerme algo, si no le has dado bastante amor? Tu don debe llegarme todo lleno de amor.

Todo se hace en el amor y por el amor, incluso lo que puede parecer desagradable a la naturaleza humana.

     14 de marzo de 1970. (H. 100).

Sé fiel a tu misión de amor. Yo te he elegido para el consuelo de muchos.

Yo, tu Dios, te doy el poder de conmover los corazones.

16de marzo de 1970. (H. 100).

J Pequeños nadas... Almas grandes.

Este es el espíritu que yo quisiera encontrar en cada alma pequeña. Hijos míos muy amados es la hora del buen combate. Os bendigo y os marco con la señal de la Santísima Trinidad. Aquel que cree en Mi vivirá y Yo le vivificaré con mi santo amor para siempre jamás.

20 de marzo de 1970. (H.101).

J Les he tendido la mano... en vano.

Les llamo con todo mi amor... en vano.

Por un lado, mis hijos humildes; por el otro, los orgullosos, que no quieren rendirse al Amor. ¡Y el Amor implora!. ¡Y el Amor se queja!. y la misericordia espera en vano.

y la Santa Justicia se dispone a asentar la mano. Sólo a su voz se conmoverán.

Pues su corazón está cerrado al Amor verdadero. Insensatos! Sí, son insensatos!.

Hijos ciegos y desgraciados. y un Dios está esperando su beneplácito.

¿Por qué es necesario que les ame tanto?

Que la certeza de mi amor y la seguridad de mi misericordia tranquilicen, sin embargo, la angustia de mis pobres almas pequeñas. Pues las salvaré, y ninguna de entre ellas se perderá porque han respondido a mi llamada y un Dios recibe consuelo en ellas.

27de marzo de 1970. (H. 103).

Sobre este madero donde estoy tendido en un estado de sufrimiento indecible, las tinieblas han invadido mi alma. He sentido de manera cruel en mi Corazón el abandono de mi Padre. y frente al odio desencadenado, me he sumido en un abismo de dolores sin nombre. ¿Para qué? ¿Para quién?

Para todos vosotros, que me traicionáis todavía y que renováis el tiempo de mi Pasión. y vuestro Dios sufre e implora vuestro amor.

Pero este tiempo en que un Dios se rebaja, debido a su amor tan grande, acabará; porque vuestra obstinación no tendrá fin.

J Las almas pequeñas de mi Divino Corazón están bajo mi protección.

y ¿quién, dime, puede arrebatarles la santa alegría que difundo en su corazón?

Quiero que sea restablecido el respeto de mi Santo Nombre y el que se debe a los lugares santos.

Voz del Padre:

Si yo soy Padre, también soy Dios, y, como tal, exijo que me respeten en mi Sacramento de Amor, pues se burlan y me ponen en ridículo.

Mi casa ya no es una casa de oraciones, sino más bien un lugar de intenso desorden espiritual, donde reina una sacrílega falta de respeto. La impiedad ha llegado a su colmo.

Donde mora mi Hijo Amado, no puedo tolerar ya más semejante profanación.

¿Vaya tener que rechazarles de delante de mi Rostro y renegar de ellos para siempre?

Pues su crimen es grande. Cuentas les serán pedidas.

Entre tanto, son todavía mis hijos y lo seguirán siendo mientras mi justicia tenga paciencia. Si yo les reprendo, es porque les amo y deseo salvarles.

Tienen que escuchar mi voz. El mal que hacen a las almas es profundo.

Mis hijitos fieles sufren por su culpa. Sí, su crimen es grande, y, sin embargo...           ¿adelantaré mi hora para ellos y para los que ellos convierten a sus herejías?

Tengo compasión de las almas pequeñas y de sus verdugos. Pero pronto no retendré ya mi Santa Justicia. y vendrá MI DIA, EL DIA DEL SEÑOR. Y este día verá el triunfo de mi justicia y de mi amor. Rezad, fieles míos, y ofreceos al Amor con fervor por vuestros hermanos que le ofenden gravemente.

de abril de 1970. {H. 107).

He aquí que el brazo de Dios se levanta sobre este mundo corrompido hasta sus cimientos. Aquel que se vuelve humilde y sumiso será colmado.

En verdad te lo digo, la Luz es deslumbrante y hace sufrir al que la recibe.

M Señor, un niño pequeño debe saber para comprender.

Habla, tu hija escucha.

J La santidad puede seguir caminos distintos. El sufrimiento conduce a ella: sufrimiento aceptado con amor y voluntad.

El amor de voluntad es de mucho precio, pues da y no pide nada.

El amor sensible es bueno, pero tiene menos mérito, pues recibe todo y da poco.

Cada uno recibe su parte como lo decide mi Sabiduría.

 J Hijos míos, no seáis entre vosotros como lobos a punto de devorarse, sino, al contrario, sed los unos para los otros como corderitos hechos a mi Imagen.

Olvidad el egoísmo y el orgullo, a veces sutiles, que reinan en algunos de vosotros.

Tened más bien un conocimiento amoroso de mis dones en la dulce claridad del amor divino. Vuestras almas son los templos donde debe reinar el Amor Divino.

J ¿  Habéis perdido para siempre el sentido de lo HERMOSO, de lo PURO, de lo INCREADO?

¿ y el AMOR? No es más que una parodia para vosotros. Su nombre es mancillado por el uso que hacéis de él. y vosotros, los responsables de su supervivencia en las almas, os digo: ¿qué hacéis para renovar a mi pueblo?

Mirad a vuestro alrededor, el caos que habéis provocado.

    ¿Cuál es, decídmelo, el remedio a tantas miserias? Cuanto más profundo es el mal,   tanto más enérgico será el remedio.

Mis hijitos corren gran peligro, y, si no lo remediáis, el mal empeorará más todavía.

y vuestro Dios ve y juzga ya vuestra conducta. Por culpa vuestra, el mundo me rechaza. Pero, en consideración a los pequeños que permanecen fieles, estoy todavía dispuesto a perdonar. Pero apresuraos y no despreciéis la voz de vuestro Dios y el paso de su aliento de ira.

Yo aviso, censuro, exhorto y rezo. Sí, suplico por vosotros al Padre de misericordia para que se abran al fin vuestros oídos y vuestro corazón a la Verdad.

Un mundo sin pureza, revolcándose en el vicio y la corrupción, provoca y atrae sobre él la cólera divina. Pero nada os conmueve, ni las oraciones ni las amenazas. y persisto en advertiros. ¿Tendrá que bajar, pues, el fuego del cielo sobre vosotros porque sois sordos y ciegos?

Serán salvados los que hayan creído en m í y puesto en práctica mis mandamientos, los que hayan sido lo bastante pequeños para comprender y amar. Hijitos míos, que confiáis en mi misericordia, no temáis. Vuestra fidelidad os salva de la muerte eterna.

14 de abril de 1970. (H.113).

J El orgullo de! hombre causará su perdición, pues éste sólo ama lo que puede aumentar aquél. Las heridas de vuestros corazones, amados míos, son un bálsamo para mi Corazón doloroso porque me demuestran vuestro cariño.

La indiferencia no conviene a los hijos de la Luz, y mi amor crucificado los apremia para que le defiendan contra sus enemigos.

El mal sólo puede ser vencido por el Amor.

Que los responsables de su vitalidad en las almas tomen conciencia de su importancia en éstas. Hijitos míos, os quiero todavía e incluso a pesar vuestro.

16 de abril de 1970. (H. 114).

J La bondad, la generosidad, la pureza son muy escasas en este mundo descentrado.

Hay generosidades que no son más que fuegos sobre nada estable porque son demasiado humanas 2.

Hay generosidades que no son más que juegos fatuos porque solamente una fibra de su corazón demasiado humano ha sido conmovida.

Está también la pureza que no existe más que en apariencia, porque es hipócrita.

¿Quién se atreve a decir que el mundo está sin pecado? .

El que dice esto, peca contra el Espíritu.

Sin embargo, existen almas pequeñas buenas, generosos, puras. Saben ellas que esos dones vienen de mí. Los reciben con fervor y me los devuelven en amor santo.

Por tu medio, hijita mía, vengo a sacudir la apatía de los pueblos, la indiferencia de los cristianos tibios y avivar el amor de los corazones puros.

En mi misericordia, he buscado este medio de salvar muchos indecisos y rebeldes: formar un ejército de "almas pequeñas" puras, para salvarles.

En verdad te lo digo, sepas, hija mía, que yo castigo y aviso con mucha tristeza, porque no se puede conseguir sin hacerles daño, y sufro con ellos de estos males necesarios para su santificación.

2 Proceden no de la fe, sino de una sensibilidad natural.

20 de abril de1970. (H.117).

Yo me encontraba delante de él, totalmente vacía de pensamientos e incluso, me parece, de deseos.

Me gusta verte en este estado de dependencia total delante de mí.

Este vacío de tu alma, este desierto, quiero llenarlo con mi amor,

y mi Palabra pasa a través de esta tierra virgen, y la vivifica.

La semilla crece y las gavillas alimentarán a mis hijitos. ¿Quién podría amarte más que yo? ¿Quién, fuera de mí, podría socorrerte? Mi sufrimiento es tuyo, y tu sufrimiento es mío. ¿Qué desea el Amor sino encontrarse en las almas? y este don de mi Amor ¿quién está bastante lleno de humildad para adquirirlo? y el vacío de las almas ¿quién puede llenarlo? y mi santa alegría ¿quién puede dártela? Sí, hija mía, dame en alimento a las almas. Da la sustancia de tu alma que yo he fertilizado con mi amor. No excluyas a nadie en la repartición de la simiente de vida que he derramado en tu corazón. Todos deben comer de ella, todos deben someterse a mi ley.

Yo soy un Dios justo y bueno; pero quiero de todos mis hijos un abandono total.

El día de hoy basta. Tiene su alegría y su pena.

La intensidad de tus deseos basta, pero deja a tu Dios el cuidado de tu porvenir.

Vive ardientemente conmigo. Dame el sitio que me pertenece en tu corazón.

Si la vida te lastima, te curo porque te amo. Fuera de m r, no hay salvación.

Todo depende de mí, y si pides al Amor ¿puede negártelo? .

Cree en mi bondad, amiga mía, cree en mi misericordia.

En mi Sabiduría, te he dado buena medida de amor, porque eres mi pequeña misionera de Amor. Las almas pequeñas reciben mi Palabra con avidez, pues es un alimento de vida espiritual. El orgullo y sus similares no alimentan a las almas; las pierden. El santo amor da a todos la Paz y la Alegría.

27 de abril de 1970. (H. 121).

J Mi Espíritu guía tu espíritu. Mi Corazón guía tu corazón. Mi Mano  guía tu mano.

S de mayo de 1970. (H. 121).

J El mensaje abre los corazones al amor y al conocimiento de un Dios enamorado de sus criaturas. Pequeño "nada" sacado de mi Corazón para el consuelo de muchos.

Entre tú y yo, se establece un dúo de amor que durará eternamente. Obedece al Espíritu que te conduce. Habla por mí, amada mía. Sólo yo juzgo, y sólo yo te conduzco.

de mayo de 1970. (H. 122).

M Señor, yo soy tan pequeña, y esta misión que me confías es tan grande.

J  En efecto, eres pequeña. Pero yo soy grande. Y tu pequeñez unida a mi Grandeza ¿no puede realizar muchas cosas?

de mayo de 1970. (H. 123).

Nadie puede decir que me ama, si no cumple primeramente mis mandamientos. El que no está conmigo está contra m í. No hay término medio, y en el cielo, no hay convenios.

En verdad yo te lo digo, no hay solamente escándalos ostensibles para ultrajar la Majestad de un Dios.

Hay también desgraciadamente muchas llagas ocultas.

Muya menudo, el fondo de las almas es semejante a la peor cloaca.

Y, sin embargo, la fuente de mi amor es inagotable, y cada uno puede, si lo desea, saciar su sed en ella. Pero las almas pasan sin verla, porque están ocupadas en beber las aguas de la corrupción y del vicio.

El sabio espera en Dios. El insensato corre a su perdición.

A los unos les doy; a los otros vuelvo a quitarles lo que les di, pues se hacen indignos de poseer lo poco que les he dado con liberalidad.

8 de mayo de 1970. (H. 124).

 

Visita de Jesús. Deo gratias!

11 de mayo de 1970. (H. 124).

Visita de Nuestro Señor en el momento de la comunión. He aquí que me hace compartir su sed insaciable de las almas. Me apremia para que pida esa sed de las almas. Mi alma está torturada. Jesús sufre y llama dentro de mí.

18 de mayo de 1970. (H. 125).

En el locutorio, después de la misa, Presencia muy sensible del Amado en mi alma.

 J Nadie conoce al Padre si no me conoce ya a mí. Pues así como soy uno en mi Padre, de la misma manera El es uno en mí.

¿Sabes, hija mía, lo que es la derrota de un Dios? Es el no haber podido salvarlos a todos, con su Sacrificio.

¿Sabes también que a veces el sueño puede ser una realidad oculta?

24 de mayo de 1970. (H. 126).

J Mis amadas almas pequeñas, tejed vosotras el vínculo poderoso de la caridad fraternal.

Vivid vuestra vida de unión profunda en el corazón de vuestro Padre. Rezad los unos por los otros. Amaos en espíritu y en verdad, como yo os amo. Sed enamorados de vuestro Esposo celestial; él es tan apasionado de vuestras almas.

Que cada alma pequeña cargue con el sufrimiento del otro.

     Ayudaos mutuamente por mi gracia y por mi amor.

Vuestro afecto fraternal será el escudo eficaz entre mi justicia y el pecador.

Para que yo le haga misericordia, sed el arma vigilante de mi amor.

Os quiero unidas por una intensa caridad. Formáis la gran familia de las almas pequeñas, y yo soy su gran Animador.

Conozco a cada una de vosotras y sé vuestros deseos... para satisfacerlos.

Reuníos cada día en una unión espiritual total y viva en mí.

Tened confianza en mi bondad. Velo sobre vosotros, hijitos míos.

Tanto en la duda, en la desesperación, como en la alegría, os ayudo, porque soy vuestro Padre Todopoderoso que ama a sus pequeños con un amor increado.

Yo enseñaré en el silencio de vuestro corazón. Amaos, amados míos. Soy vuestra fuente de amor. Fuente inagotable. Saciad vuestra sed en sus aguas límpidas. Vuestra misión es una misión de amor para la felicidad y la paz de la humanidad.

Por corrompida que esté, el amor es el único remedio a su mal.

Sin embargo, desgraciadamente, cuántos recalcitrantes rehúsan su acción benéfica y se pierden para siempre en las aguas de la corrupción.

¿Qué es amar a Dios?

Amar a Dios es olvidar su "yo" en El.

Es ayudar a los demás a superarse para encontrarle.

Tus deseos son santos y su realidad intangible. El sufrimiento sólo puede apoderarse del alma cuando ésta es pobre en amor.

27 de mayo de 1970. (H. 130).

J Pide perdón por los que me abofetean con sus cobardías.

Transformo tu miseria en santidad gracias a la amargura que deja en tu alma, y porque ella no te aparta de mí, tu Dios.

Perdona, como yo sé perdonar.

28 de mayo de 1970. (H. 130). Fiesta del Corpus:

J Cariñosamente sé mi humilde alma pequeña, para las que me buscan.

¡Sé yo! ¡Víveme! Dame a las almas y dame almas. Acuérdate de cuando yo te buscaba. Acuérdate de tus vanidades, pero acuérdate más todavía de mi amor misericordioso, que se deleitó en conquistar tu alma con tanta liberalidad.

Todas las almas son objeto de mi búsqueda. Están las que oyen.

y desgraciadamente, están también las que no quieren oír.

El pecado atrae y está tan cerca, y la santidad tan lejana para muchos...

Yo llamo a la puerta y no me abren.

M Quiero, Señor, recibirte cada día, con más respeto, más fervor, para compensar un poco la crueldad de tus desgraciados hijos hacia tu Corazón herido, pero acuérdate que no soy nada. Por eso, con lágrimas, te suplico que me des esta sed de almas que experimentas, un amor difusivo total, para que todos sepan que vengo a amarles en tu Nombre y con tu Corazón.

 

 

29 de mayo de 1970. (H. 132).

J Tus ojos son una oración.

Tu sonrisa es una oración.

Tu silencio es la oración más hermosa.

Preséntame tus intenciones, y luego quédate tranquila y amorosamente cerca de mí.

de junio de 1970. (H. 133).

M ¡Cuánta paciencia le hace falta a Dios para soportarme...!.

¡Oh Señor, desde hace ya tanto tiempo canto tu amor y tu misericordia infinita. Y, gracias a ti, mi canto de amor encuentra un eco profundo en el alma de tus humildes hijos. Bendito seas, Señor, por tu bondad, por el cariño inefable de tu divino Corazón para tus hijos. Incluso los más ingratos se aprovechan de ello ampliamente. En este momento, estoy sin fuerza y todo parece tan vacío alrededor de mí y dentro de mí.

Quizás sea porque doy a las almas todo el amor que tú derramas en mí, Amado mío.

¿Por qué llorar? ¿Por qué gemir? Puesto que Tú me quieres.

Es una felicidad tan grande ser amado de ti. El corazón que te ama opone su amor a la vida y a las miserias que la acompañan. Todo desaparece en la intensidad de esta locura divina: el amor de un Dios para su criatura.

J El infierno castiga y engulle.

El cielo se abre, y mi misericordia se adelanta a m í santa justicia.

El Amor ¿cederá su lugar al castigo?

Yo lo sé. Pero vosotros, pobres hijos míos, no os preocupáis mucho de ello.

A la mayoría de vosotros, les falta el corazón y la razón.

¿Quiénes sois para atreveros a desafiar a vuestro Dueño y Señor?

Vuestros sarcasmos sólo os alcanzan a vosotros, a parte de la aflicción que causan a vuestro Dios. Rezad, pues, en verdad os lo digo, pronto lloraréis.

Mis brazos extendidos hacia vosotros, sólo abrazan el vacío.

Se cerrarán sobre el vacío, pues no querrán estrechar vuestra vanidad y vuestro sudor de angustia. Vendréis a m í, empujados por el espanto de vuestra tormento.

y Yo me negaré a recibiros porque vuestro corazón habrá sido conmovido solamente por el temor y no por el amor.

El arrepentimiento borra la falta.

¿Sois todavía capaces de arrepentiros y de venir a mí humildes y sumisos?

de junio de 1970. (H. 136).

M Señor, yo no te encuentro y estoy delante de ti como una cepa sin vida. No existe más que el vacío en mí.

J Para encontrarme, hace falta buscarme.

J Hay que estructurar el movimiento de las almas pequeñas y colocar a la cabeza del mismo a los sacerdotes y a las almas elegidas por mí. Hay que fundar rápidamente un centro internacional. Será el punto de reunión de los grupos de almas pequeñas.

Estos grupos deben unirse y coordinar su movimiento, sometiéndole al centro.

La unión de los pequeños no puede realizarse si permanecen diseminados a través del mundo. Las normas deben Ilegarles desde la casa fundadora. La tarea es ardua, pero grande es mi socorro.

El TODO se ofrece al nada para la realización de este proyecto.

de junio de 1970. (H. 138).

J El sufrimiento anega tu alma 3. Pero mi amor está por encima de tu pena y la hace más meritoria gracias a tu fidelidad.

3 Margarita sufría cuidando a su madre. Que se estaba muriendo.

24 de junio de 1970. (H. 139).

Lo que envilece al hombre es la satisfacción de sus instintos. La voluntad está enferma y el ser entero se somete, sin resistir, a la ley del pecado. El enemigo, disimuladamente, realiza su obra de muerte.

La gangrena del mal se encarniza en destruir las almas y los cuerpos. En verdad te lo digo, pagarán su corrupción en su cuerpo entregado al pecado.

Lo que está perdido ya, permanecerá perdido si no desean volver a Mí.

M Señor, me parece que mi conducta de estas últimas semanas no ha sido proporcionada a las gracias recibidas. Sin duda no lo será jamás, puesto que mi humanidad me limitará siempre; pero temo tanto contristarte por mi falta de       generosidad.

J Es verdad que mi hija ha sido más exterior, pero también ha sufrido más, y cada d(a me ha ofrecido su miseria y su dolor... y mi Corazón la apremia tiernamente para que se dé más a su misión de amor. Las almas la buscan, y ella se debe a ellas.

Toda pena, toda prueba, purifica, eleva, santifica.

14 de julio de 1970. (H.141).

Tú sufres. Yo sufro en ti. Tú amas. Yo amo en ti.

El camino de las almas pequeñas es un camino real triunfal. Mis humildes almas pequeñas serán legión, y mi Corazón herido se estremecerá de alegría.

El abrazo del Dios de Amor se estrecha sobre las almas, así como las mordazas de su justicia sobre los rebeldes. y mi Madre en vano tiende los brazos hacia los infortunados esclavos del pecado.

J La sed de las almas, hijita mía, depende de tu generosidad hacia ellas.

Cuanto más des, tanto más conocerás esta sed de amor.

Permanece tiernamente unida y sumisa a mi voluntad. Sigue firme en tu fe.

Un poco de mi sufrimiento pasa en ti. Identifícate a tu Dios.

Ya sabes, las almas cuentan contigo, sí, contigo, que, sin embargo, no eres nada. Un alma es hermosa solamente por la hermosura de su Dios. Yo me doy a ti para que, a tu vez, tu me des a las almas.

M Señor, el alma que no está preparada a recibir el sufrimiento, ¿no sacará ningún bien de él?

Todo sufrimiento lleva sus frutos. Esta alma lo soporta quizá con menos mérito, pero se beneficia de él a pesar de todo, pues quien sufre está muy cerca de mi Corazón.

Si el alma se rebela contra el aguijón que hace daño, sepas que, por respeto, por consideración hacia su pena, tengo bastante amor para comprender y perdonar.

Los que sufren, cualesquiera que sean, tienen derecho a toda mi compasión.

Sin embargo, cuántos méritos cosecharían si viniesen a buscar cerca de M í el alivio de sus penas.

Y, a pesar de todo, tantos sufrimientos permanecen vanos.

29 de julio de 1970. (H. 144).

Jesús mío, ¿debo desaparecer totalmente?

Que cada uno permanezca en el sitio que yo le fijo.

En cuanto a ti, haz lo que te inspiro. Este mensaje enseña a las almas la intimidad de un Dios con su criatura. No puede haber intimidad sin fusión profunda entre El y ella.

Este diálogo entre Yo y tú no debe ofuscar a nadie.

Es un aspecto especial de mi amor hacia todos, y es lo que los atrae poderosamente hacia M í, pues todos se sienten aludidos por él.                                                                    Si yo hablo solo, los corazones no se abren siempre a mi voz. Si comparto mi deseo de amor con un alma pequeña, esto conmueve más e impresiona la sensibilidad.

Tu misión, hija mía, es de hablar en mi Nombre. La prueba de mi amor está en tu corazón donde estoy para amar y consolar. Tu anonadamiento está en la humildad en la que te mantengo. Y si las almas vienen a ti, es a Mí a quien buscan en ti. Sigues siendo mi alma chiquitina sin otro deseo que de amarme y de ser fiel a la gracia que te visita.

10 de agosto de 1970. (H. 147).

J Que tu alma no se encierre sobre tu sufrimiento. Al contrario, que se dilate en su aceptación amo- rosa.

12 de agosto de 1970. (H. 147).

Cuando eras niña, compartías con otras tus golosinas, ¿te acuerdas? Hoy, ¿quieres compartirlo conmigo.? .

17 de agosto de 1970. (H. 147).

J Canta, hija mía, canta el aleluya del divino amor. Canta la Luz de Dios en marcha. 18 de agosto de 1970. (H. 148).

J Tú has acogido mi Palabra en tu corazón y ésta se ha propagado en el mundo.

Que tu corazón sea amor y agradecimiento a la gloria de tu Creador.

      Amadas mías, las almas pequeñas traen al mundo la salvación por el amor y en el amor...Pero lo que es del mundo está todavía lejos de la Verdad. ¡Ay, cuántas pérdidas en almas!.

17 de septiembre de 1970. (H. 149).

J Ellos llevan la responsabilidad de mi Cuerpo y de mi Sangre. ¿De qué sirven ya?

Las profanaciones son innumerables.

So pretexto de bien y de solicitud, caen al abismo sin fondo, del cual no sale nadie.

21 de septiembre de 1970. (H. 149).

J Hay que devolver a la Iglesia su carácter sagrado. La Iglesia debe acoger al mundo de las almas con la ternura y la indulgencia de una madre; pero, bajo ningún pretexto, debe pertenecer al mundo. Lo que viene de Dios sigue siendo de Dios. Lo que viene del mundo sigue siendo del mundo. y que cada uno permanezca en el sitio que le con- viene. Las almas angustiadas ya no encuentran a su Dios, porque se lo han quitado.

¡Ay de los responsables del escándalo!.

Protejo a aquel sobre quien descansa el Edificio Sagrado; y este poder que yo le he confiado, no le puede ser arrebatado.

Sus sufrimientos son terribles, y las almas pequeñas deben apoyarle. Puede llegar hasta el martirio. Rezad para que su fe no desfallezca. El es Pedro y representa aquí abajo la Majestad del Dios Todopoderoso. Quien se atreve a contradecirle, desafía a su Dios. La ambición es monstruosa cuando se ataca al Poder Increado.

Ellos han perdido toda fe y toda prudencia y la amargura llena su corazón.

Rezad, rezad. La hora es grave para la humanidad.

de octubre de 1970. (H. 152). A propósito de un escándalo:

No juzgues, hija mía, no juzgues. Es un alma que me pertenece y que se escapa de mis brazos por el pecado. Tómala en tu caridad fraternal.

La ceguedad conduce al abismo. La Luz permite costear el abismo sin caer en él.

Yo soy la Luz del mundo.

Almas pequeñas, os hago luces en el mundo. Que nada empañe vuestra claridad.

Ocuparos de los que están en las tinieblas. Incluso cuando es pecador, el hombre sigue siendo objeto de mi predilección; pero, sin embargo, su pecado me obliga a castigarle.

de octubre de 1970. (H. 153).

J Entrégate piadosamente a Aquel que es todo gracia, todo bondad, todo Amor. Quédate en Mí, como yo estoy en ti. Unámonos en estas profundidades donde reina la Vida.

19 de octubre de 1970. (H. 153).

J He pedido a mis consagrados que cuiden de mi pueblo para conducirlo al cielo. Las almas que les están confiadas me son muy queridas, y su perdición costará muy caro a los responsables.

El Espíritu de Dios no es el espíritu del mundo. ¿Dónde está Dios para el mundo? ¿y qué será el mundo de mañana? Las almas se apegan desordenadamente a lo que se les enseña, y ¿qué se les enseña? ¿El sentido de Dios y de su justicia? ¿De su amor? ¡Ay, no! Muchas almas son impedidas en su subida hacia el cielo, por falta de alimento celestial.

25 de octubre de 1970. (H. 154).

J Deben aceptar mi Palabra con humildad. Se puede perdonar la debilidad, pero no la voluntad de ser débiles.

Hijos míos, que el Amor sea siempre para vosotros fuente de Luz, de consuelo y de esperanza.

20 de noviembre de 1970. (H. 155).

J Canta el Amor y su poder. Sé mi pequeño lazo de unión.

El Amor implora. El odio ruge. La rebelión de los corazones insumisos hace estragos en las almas. Ponte en contacto con los responsables. No dejes de advertirles de mi dolor y de mi enojo.

Desde hace mucho tiempo han pasado el límite. Reza y haz rezar por la Iglesia y por los traidores de la Fe.

Reza por las humillaciones y los ultrajes que recibe tu Dios.

Reza para que se haga la Luz y para que la sombra de la destrucción se aleje del mundo, gracias a su arrepentimiento.

28 de noviembre de 1970. (H. 156).

NS Nadie tiene poder sobre mi Corazón, si no es guiado por el Espíritu de caridad.

 

        Dirigido a una tercera persona:

J Nadie adquiere la santidad, haciendo su propia voluntad.

Visita de Jesús.

10 de diciembre de 1970. (H. 157).

J Yo no he venido para sembrar la alarma en tu corazón. Si las puertas del infierno están abiertas de par en par para acoger a las almas perdidas, tú no dudes jamás de mi misericordia.

No cesaré de gritar al mundo el amor que tengo por él.

Todo parece perdido, y el abismo se abre ante sus pasos. Y la Luz parece apagada en los corazones.

He prometido salvar mi herencia, vosotros, mis hijos pequeños, por quienes he derramado mi sangre. Volveré. Vuelvo para salvaros.

Tú, hija mía, da mi amor a los que tienen hambre y sed de justicia y de Verdad. Sé tiernamente Jesús a tu alrededor. y vosotros que me leéis, mirad con los ojos de la fe el fondo de vuestra alma. Daros cuenta de la importancia de venceros. Corregid vuestros defectos, purificad vuestras obras. Vuestra angustia conmueve mi Corazón. Quiero salvaros de la corrupción. Sí, todo parece perdido, pero nadie luchará impunemente contra su Dios.

Tantos dolores se podrían evitar si algunos de vosotros, bajo el impulso de mi amor, diesen a las almas el espectáculo de la santidad que no teme nada. ¡Tantas responsabilidades y tantos temores!.

¿Quién se atreverá a cerrar los labios del Dios Vivo?

¿Quién se atreverá a contradecirle?

Aquél será destruido.

Pero yo soy toda compasión, toda bondad, todo amor.

Dame al mundo, hija mía.

No temas. Tú me amas y yo te amo.

Sé caritativa para ti misma y para tu prójimo.

11 de diciembre de 1970. (H. 160). En la calle:

J Mi Amor es un amor santo que eleva y purifica, que rechaza y quebranta.

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