1968

 AÑO 1968

de enero de 1968. (G. 9).

J     Amad la Verdad. Aceptad todo como venido de mí. ¿Podéis decir que me amáis si no ponéis en práctica mis enseñanzas?

El don de mi amor es gratuito. Para recibirlo, sólo hace falta vuestro sí.

¿De qué se compone la familia? Del padre, de la madre y de los hijos.

Tal es mi Reino. Pero cuántos hijos pródigos me quedan todavía por traer al hogar.¿y los incorregibles? ¿Qué hacer con ellos?

Este mundo trastornado hasta sus cimientos no vuelve a tomar conciencia de la realidad. Su natural perversidad no soporta ninguna contradicción en cuanto a la vanidad de lo que hace su alegría. La conciencia está totalmente abolida, en muchas almas.

Todo es vano hasta el fondo de las almas. y estos "pequeños", que yo pido, me los rehúsan. Sin embargo, nadie entrará en lucha    conmigo.

 

J     La vitalidad de la Iglesia está perturbada por unos elementos contrarios a su irreprensibilidad.

de enero de 1968. (G. 11).

J      Yo soy el alimento del pobre.

Yo te doy lo que es asequible a los pequeños y a los que sepan hacerse pequeños con ellos.

J     ¿Quién piensa en mí? ¿Quién me quiere, sino mis pequeños?

M     Oh Señor, que todo lo puedes, salva a los pobres pecadores que somos nosotros!

J       Lo que puedo hacer por ellos, hija mía, está limitado por su locura.

de enero de 1968. (G. 11).

J     Convéncete, hija mía, de que el exceso de los placeres vanos provoca un relajamiento cierto de la devoción.

Mira la iglesias desiertas, ahí donde mora la Paz y la Alegría.

¿Quién se preocupa de la espera angustiada de un Dios?

Mis fieles son muy pocos para colmar el deseo de mi Santo Corazón. y los lugares de recreo rebosan de gente.

Es un trastorno completo de lo que debería ser y no es.

Es el sentido de los contrarios lo que rige el mundo de las almas.

       ¡Qué responsabilidad para aquellos a quienes he dado todo poder para hacer y deshacer!

¡Ay de los que pudiendo hacer, no hacen nada! Pues, si mi necesidad de amor es grande, no es ciega, y las cuentas pedidas serán terribles.

Tú, hija mía, a quien he elegido para darles este aviso de mi parte, recibe de mi mano mi amor y mi misericordia para todos.

Pero reza para que mi paciencia no conozca  límites

de enero de 1968. (G. 13).

M    Oh Jesús mío, sé misericordioso para con tu pobre hija, que muere del deseo de amarte y que no te ama como lo quisiera, pues bien   es verdad que nadie puede alzarse a la altura de tu amor infinito si tú no le atraes!

J       Oh hija mía, no sabes hasta qué punto el cariño de un alma pequeña puede ser fuente de gracias para otras almas!

de enero de 1968. (G. 14).

J       Hay oraciones regias que conmueven profundamente a mi divino Corazón.

        Es la oración de los humildes en la caridad fraternal más pura.

12 de enero de 1968. (G. 14). Al despertarme:

J       Hijita mía, olvida el pasado, vive intensamente el presente y espera el porvenir.

18 de enero de 1968. (G. 14).

J      Corazones insensatos, corazones de bronce, que anunciáis vuestra propia condenación!

No os mostréis inflexibles al aguijón que os hiere. Eso sólo sirve para hundirlo más hondamente en vuestra carne ingrata.

¡Penitencia por vuestros pecados!

¡Penitencia por los pecados del mundo! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!

21 de enero de 1968. (G. 15).

M    ¡Cuánta esperanza y perdón hay en tu Mensaje, oh Señor!

J      Esperanza y perdón, sí, claro; pero también condenación para los sordos que rehúsan oír y tomar su responsabilidad frente a su conciencia.

22 de enero de 1968. (G. 15)..

J      Estudiad y profundizad mi Palabra para que os recuerde vuestros deberes para conmigo y para con vuestro prójimo.

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J      ¿De dónde vienen estas energías en ti, sino de mí? Fuente de vida fecunda para quien me recibe con amor.

Hija mía, yo que vivo en ti, te digo en verdad: los hombres gritan y gritarán su angustia hacia mí. Les amo tanto, que no puedo impedirme escucharles y hacerles misericordia.

Pero los elementos nocivos serán suprimidos como la madera seca.

El fondo de los corazones ingratos será conocido. y su castigo será la privación de mi amor para siempre. Y sabiéndolo, sin poder hacer nada, estarán roídos por la amargura.

Mientras tanto, mis pequeños, inefablemente perdidos en mí, encontrarán en el Amor divino la Paz y la Alegría eterna.

 

 

23 de enero de 1968. (G. 17).

J     Hijita mía, que la esperanza avive en tu corazón el fuego del divino Amor para que éste excite en ti el deseo cada vez más ardiente de someterte a sus exigencias.

24 de enero de 1968. (G. 18).

J      Hija mía! Hija mía! Conoce lo que es dulce a tu Dios y amargo a tu humanidad.

 J      La angustia oprime los corazones. Pero en verdad, si conociesen la realidad, se seca- rían de espanto.

Si desean la paz y la justicia, yo les haré misericordia.

Si no, la justicia se cumplirá.

26 de enero de 1968. (G.18).

J      Tú, humilde niña, has agradado a mis ojos. Ámame en la soledad de tu corazón.

La abundancia de alegría crea una costumbre que puede ser nociva al progreso del alma.

Agarra mi mano, cierra los ojos. De cada lado del camino que tú sigues, se abren abismos.

No mires, déjate llevar por mí. Veo por ti, ando por ti, pienso por ti. Tú eres yo y yo soy tú.

Jamás he sido tan incomprendido. El desorden es tal, que llega a cegar en medio de su oscuridad deseada.

y sin embargo. ..los ojos no se abren.

         El Mensaje frenará el desorden. Propagadlo rápidamente.

Muchas almas serán salvadas gracias a él. Ocúpate de mis intereses, que son los tuyos y los de las almas pequeñas.

Un castigo grande amenaza a la humanidad. Yo no prometo apartarlo. y si lo aparto, subsistirá siempre la amenaza mientras el mundo no se convierta.

28 de enero de 1968. (G. 20).

J      Tu esperanza soy yo. Y mientras me ames, tendrás esperanza.

Estás decepcionada, hija mía; pero la humillación no es para ti. Yo la recibí totalmente antes que tú.

 J     La angustia aumenta en el mundo, y las almas están turbadas y desamparadas en sus fuerzas vivas. Tantos dramas latentes bajo el rescoldo.

¿Una chispa? ¿y el fuego va a devorar a la humanidad por falta de amor y de dominio?

Quiero obras. No palabras, sino actos.

M     Señor, diariamente durante tres años, he sacado en los tesoros de tu amable Corazón la bondad y el amor para darlos al mundo que soporta tu ausencia, en un materialismo excesivo. ¿Aceptará el mundo tu mensaje? No lo sé.

Sólo Tú sabes. Todo tiene un comienzo y un fin, menos Tú, Dios mío. Este mensaje que me confías parece a punto determinar.

 

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¿Qué será del mundo? ¿y de tu Iglesia?

No dudo de tu socorro. Sólo dudo de los hombres que quieren construir un mundo sin Dios.

A Tí, el Creador de todas las cosas, te quieren ex- pulsar de lo que es tuyo, de tu obra.

No me atrevo a pensar en el castigo que se está preparando. Es el reino de Satanás en muchas al- más, y el orgullo les impide ver esta presencia re- pugnante en ellos. ¿Quién les abrirá los ojos? Sólo un milagro de misericordia y de amor puede salvarlos.

Dios mío, ten piedad; sálvanos. Sin ti, perecemos.

J      Aquel que se alce en contra del mundo y de sus artificios, le bendeciré, y lucharé con él para la causa justa.

 

J     Yo soy el don valioso del Amor al Amor.

12 de febrero de 1968. (G. 26).

J      Recibid la alegría del Señor en su amor para siempre.

Que todas vuestras acciones sean sazonadas con amor puro, para que mi gracia no deje de visitaros.

         Guardad para siempre este mandamiento en vuestros corazones: "AMARAS AL SEÑOR TU DIOS

CON TODAS LAS FUERZAS DE TU ALMA, CON TODO TU CORAZON, y CON TODO TU ESPIRITU".

 

 

J      Los contrarios no pueden comprenderse, los extremos no pueden juntarse sin un milagro del Amor. Y el Amor está asustado por la duplicidad de las almas. Sed como estos "pequeños" que, no teniendo nada, han hecho cosas grandes para mí y por mí, en mi amor.

15 de febrero de 1968. (G. 28).

J      La pluralidad de tus escritos no excluye su buen fundamento.

Es la insistencia del Dios de Amor frente a la indiferencia y a la frialdad de vuestros corazones ante sus insinuaciones amorosas.

16 de febrero de 1968. (G. 28).

J     El ser que yo he creado ha hecho de mi un hombre de dolor elevado en la Cruz por su amor crucificado.

19 de febrero de 1968. (G. 29).

J      Deja a tu Dios el cuidado de hacer y de deshacer. Nada puede compensar la dolorosa realidad del mal que roe el mundo.

La voz del Amor es ignorada por la mayoría. La herejía se está transformando en catástrofe.

En verdad te lo digo, los responsables de la perdición de las almas lo pagarán muy caro.

Para mí, el valor, de un alma creada por mí, está centuplicado por su perdición, en el sentido de

 

que debía servir para glorificarme y, al contrario, no sirve más que para insultar al poder de su Creador haciéndose la esclava del mal.

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21 de febrero de 1968. (G. 30).

Tanto lo humano como lo divino me pertenecen. Al uno como al otro, doy el sentido que me place. Nada es tuyo. Todo viene de mí.

¿No comprendes? YO SOY, y tú eres solamente EN MÍ Fuera de m í, no existes. El amor que me brindas viene de mí.

No puedes sino abandonarte plenamente a Aquel que te rige. Que mi hija encuentre su alegría en su "nada".

Yo animo tu humanidad, y te concedo mi divinidad por el amor con que vivifico tu alma. Alegría única porque viene de mí.

Nadie se cree nada, si yo no se lo hago ver.

El sentimiento de tu impotencia te eleva a la altura de mi amor y de mi misericordia.

Conoce perfectamente tu miseria. Laméntala, pero no te preocupes por ella. Yo lo remedio cariñosamente.

Comprende solamente que sin m í no puedes nada. Cree y ten esperanza únicamente en mí.

¿La vida, te hiere? Piensa que yo soy herido profundamente a cada instante por unos ultrajes que no se pueden nombrar.

¿Tú eres incapaz?

Contémplame sobre la cruz, atado, abofeteado por el odio, incapaz también de conmover a las al- mas, a pesar de mi Sacrificio.

Pobre hijita mía, el dolor de tu amigo es, con mucho, superior al tuyo. Pero te quiero tanto que recibo tu dolor en mí, contigo. Y, con el mío, es un solo y mismo dolor.

26 de febrero de 1968. (G. 32).

J      Hija mía, la gracia es la disponibilidad del alma para dejarse llevar. Uno es, más o menos, lo que desea ser según la intensidad de sus deseos. La insubordinación de las almas frena la acción superabundante y purificante de la gracia.

Te lo pregunto, ¿puedo yo forzar la puerta de su corazón si, por su obstinación a cometer el mal, la tienen cerrada?

La dulzura no puede cohabitar con la violencia. En estos tiempos de odio y de vergüenza el Amor es despreciado y mofado.

Yo estoy cansado de los insultos y de los ultrajes. Si vuelven a mí, reprimiré mi enojo. y me acordaré entonces que son obra de mis manos. Como a los hijos pródigos arrepentidos de sus faltas, su Padre de los cielos les abrirá los brazos.

28 de febrero de 1968. (G. 36). Miércoles de Ceniza:

J      Hijita mía, en quien me he complacido hasta hacerme semejante a ti.

29 de febrero de 1968. (G. 36).

J     A pesar suyo, el mundo hará penitencia. Pero su eficacia será solamente relativa, puesto que ni desearán esta penitencia ni la aceptarán amorosamente.

6de marzo de 1968. (G. 36).

J      Tu pasado fue en otro tiempo tu presente, con sus asechanzas, con sus idas y venidas.

Tu presente será, un día, tu pasado. Ten cuidado de que no sea tu remordimiento. Vívelo en la esperanza de mañana, en la caridad del momento. y tu futuro no será más que una acción de gracias, porque tu presente no habrá sido más que una dulce y suave lección de amor de que se beneficiarán mis queridas almas pequeñas.

¿Es preciso que te ponga en guardia una vez más contra la necesidad excesiva de agitación que te invade a veces? Tus momentos de soledad son es- casos y, por consiguiente, tanto más valiosos. No los despilfarres. Piensa en mí, hija mía; sabes que te quiero y que cuento contigo. Estoy en tantas almas y me ignoran. ..Pero tú que sabes. ..

11 de marzo de 1968. (G. 37).

J    Consuela hoy mi divino Corazón con mucho amor. La ofrenda de mi Cuerpo y de mi Sangre a mi Padre se convierte en algunos lugares en una verdadera profanación, y no basta ya para colmar su justicia. Reza, hija mía. La hora es grave. Los pecados de! mundo sobrepasan los límites

 J    La saciedad de los placeres vanos produce siempre el relajamiento de dichos placeres. Actualmente, los hombres son como unos    corceles con la brida suelta que se precipitan de cabeza hacia lo que es para ellos lo sumo de la alegría.

Por el exceso mismo de dicha alegría, conocerán el hambre espiritual, que, de momento, está sola- mente en su subconsciente.

Las alegrías profanas no pueden satisfacerles. Por eso, mucho volverán al fin para que nacieron. Desgraciadamente cuántos perderán la vida porque, siendo demasiado cobardes para luchar, prefieren hundirse en su fango. ..!

14 de marzo de 1968. (G. 39).

J      Lo humano hiere siempre, pero lo divino suaviza y cura. Sabes que no te dejaré jamás. ¿Dudas que así sea?

Ellos te necesitan. No te encierres en ti misma. ¿El fastidio? Entrégamelo.

Hay un poco de desaliento en tu corazón. Debilidad tan humana.

Supérala por mi gracia. Hay en ti una plaza fuerte. Allí estoy yo. Allí quiero que estés.

21 de marzo de 1968. (G. 39).

M     Oh Señor, me acuerdo con tanto dolor del mal que he cometido y del bien que hubiera podido hacer por tu gracia y que no hice!

J       Pobre hija mía, mi misericordia ha borrado todo, y mi amor te ha santificado.

Acuérdate de todo, pero no te asustes de nada, pues en verdad te lo digo: porque me has amado, he olvidado y perdonado todo. Soporta mi ausencia, así como disfrutas a veces de mi santa presencia, con el mismo fervor. ¿Me quieres por mis dones?

Comprende, intenta comprender a tu Dios. Cada hora, cada segundo de tu existencia me pertenece. ¿No puedo disponer de ella a mi gusto? Es esto, hija mía, el amor y su abandono.

Piensa que yo soy todo y que tú, siendo nada, vi- ves únicamente de este todo.

Yo me complazco en ti, pero me gusta también esconderme de tal manera que escapo incluso a tus miradas. Es éste uno de los juegos de mi misericordia. La fidelidad es un signo del amor. La constancia es su garantía.

 

J   Mi hora se acerca. ..y en ella cada uno recibirá lo debido, por lo bueno y lo menos bueno.

Vela e implora constantemente la divina misericordia para los pecados del mundo.

El tiempo que pasa no arregla nada. Pues nada se arregla sin amor. ¿Dónde está el Amor en este mundo?

Su ausencia en los corazones será causa de grandes males.

Olvídate más de ti, pues los problemas actuales, tan dolorosos, requieren toda tu vigilancia y la de las almas pequeñas, cuyo poder sobre mi Corazón será proporcionado a sus dones. ¡Cuánta paciencia necesito para tolerar!

Piensa que el Corazón de tu Madre está actual- mente oprimido por un tormento cruel y que derrama abundantemente sangre y lágrimas. Es el único holocausto que puede calmar mi enojo contra los impíos.

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25 de marzo de 1968. (G. 42). En la comunión:

J     Si quieres, concede alguna satisfacción a tu naturaleza. Yo no te lo reprocharé, hija mía, con tal que no te complazcas en ello.

29 de marzo de 1968. (G. 42).

J     Las palabras no son siempre necesarias. Hay silencios tan elocuentes. ..

Hija mía, deja actuar a la gracia en ti y en los de- más. No debes preocuparte de lo que es o no es. Lo importante es el abandono total a mi voluntad.

S610 yo puedo cambiar la faz de la tierra.

Un solo centelleo puede intensificarse hasta el confín de la tierra y abrasar a ésta con el fuego santificador del Amor.

Si mi mensaje es acogido como se debe, él será este rayo divino que abrasará a la humanidad con una viva llama de amor.

Vengo a sacudir la apatía de los pueblos, a despertar las conciencias dormidas, a destruir el egoísmo en los corazones.

M    Oh Señor, me encuentro tan débil, tan incapaz en este camino por donde me llevas! Pero el cono- cimiento de mi indignidad deja mi alma en una profunda humildad, aumenta en mí la esperanza en tu bondad y en tu divina misericordia. Y me alegro de ser tan poca cosa, menos que nada. Grande es mi felicidad de debértelo todo. ¡Gracias Dios mío!

de abril de 1968. (G. 44).

J      Convéncete, hija mía, de que, si tú das, recibes.

De la debilidad reconocida, brota la fuerza. El porvenir del mundo es el amor. Nada puede salvarlo, excepto el amor.

Yo no impongo nada. Yo pido. Sí, pido que os améis los unos a los otros como los hijos de un mismo Padre, que os quiere a cada uno tiernamente. Todos unidos por los dulces vínculos de la caridad fraterna.

Hay que reducir la parte del fuego. Quiero salvaros, pequeños míos. Pues os quiero.

de abril de 1968. (G. 45).

J     Sin caridad, el mundo está condenado a perecer. Las doctrinas caprichosas sólo traen confusión y error.

J    Hija mía, ¿te gustaría elevarte por encima de tu condición?

M ¿Por encima de mi condición? No Señor. Pero por encima de mí, sí; olvidarme completamente en ti; "nada" perdido en el Todo.

Mi paso sobre esta tierra habrá sido para hacerte amar más. ¿Hay vocación más hermosa que ésta? Que tu inefable cariño roce el alma de tu hija, porque tú eres su vida y sin ti ella muere.

¡Qué cosa más espantosa el no conocerte y el no quererte! Y desgraciadamente es la dolorosa realidad para tantas almas.

El mundo es hermoso únicamente por ti. Contigo todo resplandece. Sin ti, todo es sombrío y sin vida. ¡Señor mío y Dios mío!

J     Toda cosa es buena en sí, si yo soy su Principio.

Queridas almas pequeñas, conspirad entre vosotras para propagar mi Reino en este mundo. Tomad las medidas inspiradas con fervor y sin temor, pues estoy con vosotras.

Tengo por vosotras el cariño de un Padre, el amor de una madre, el afecto de un esposo.

de abril de 1968. (G.47).

J      El enemigo agazapado en la oscuridad espera el momento oportuno.

No necesita ya intervenir: el gusano está dentro del fruto.

Todo sería tan sencillo, tan sencillo. Bastaría para abatir al adversario.

Daré señales de mi poder. y si se resisten, lo que han olvidado se reproducirá.

de abril de 1968. (G. 48).

J      Mantendré en jaque a las potencias del mal por mi amor, porque soy infinitamente bueno, todopoderoso y fiel.

Hija mía, reconoce el valor de este testimonio, y da gracias por todo. Cree en mí y ten esperanza en la resurrección de

las almas.

Mi voz se ha hecho oír en el mundo. Tendrá que oírla y acogerla.

Quiero forzar las puertas de sus corazones con, mi amor.

12 de abril de 1968. (G. 48). Viernes Santo:

J      La indiferencia hiere mi Corazón más cruelmente que la lanza que lo atravesó.

 

Hoy quisiera tanto amor, para consolar a mi Corazón herido.

¡Ay! Estoy abandonado.

El eco de mi llamada dolorosa en tu alma es la prolongación de esta llamada a todas las almas. Por ti la oirán.

Conozco tan bien sus debilidades; vengo a reme- diarias. He vencido a la muerte. Venceré su muerte.

Pero muchos han muerto para siempre.

Para ellos no puedo nada, y mi Sacrificio es vano. Pretenden ser lo que deberían ser, pero no lo son.

 A aquellos no les quitaré ni un átomo de sus miserias.

Después del oficio del Viernes Santo.

J     Todo está acabado....y todo empieza.

14 de abril de 1968. (G. 50). Pascua.

 J     Uniré el corazón de mis almas pequeñas a mi Corazón con el dulce vínculo del agradecimiento.

J      La importancia del don de Dios se mide por su acción sobre las almas.

J    ¿Crees, hija mía, que esta época es favorable al relajamiento de la generosidad y a la satisfacción del "yo"?

17 de abril de 1968. (G. 51).

 

J     Iodo hombre tiene en él zonas de tinieblas y de luz. La luz ahuyenta las tinieblas, pues éstas no están hechas para la luz.

El día ilumina la noche.

La noche de las almas les impide saborear la luz. Un acto de puro amor. ..y hay para el alma un deslumbramiento de luz.

Amar ahuyenta la noche del alma.

18 de abril de 1968. (G. 51).

J       Mi justicia exige reparación.

Mi amor implora su enmienda.

22 de abril de 1968. (G. 52).

J      Ten conciencia de lo que tú me debes. Reconoce humildemente tus faltas. Mi misericordia hará lo demás.

Ten confianza en mí. No temas.

Si tuvieses que pagar mis beneficios con la santidad, desde hace mucho tiempo ya serías santa. Pero tienes que conocer más todavía tu miseria, en el anonadamiento donde te mantengo. Y, puesto que la conoces, tu miseria ya no es nociva a tu alma.

Hijita mía, los pecadores son culpables única- mente en su voluntad de pecar.

Estas primeras reacciones tuyas te las dejo para que te ejercites en vencerlas. Pero acudo siempre en tu auxilio. Tú lo sabes.

¿Piensas que me Quieres menos cuando te has mostrado desagradable? ¿Mi intervención no ha producido ya la contrición en tu corazón? Loco de orgullo es aquel que se cree capaz del más pequeño rasgo de bondad sin mí.

Tú sabes que nada se hace sin mí. YO SOY, y tú eres solamente por mí. El amor viene de mí.

El amor soy yo. Lo que hace retroceder al alma en la piedad, es la falta de confianza en mi bondad.

Las faltas más pequeñas se vuelven graves para el alma que duda, pues provocan otras más importantes.

He sido maltratado. Sigo siéndolo. Han hecho de mí un ser abyecto a fuerza de sufrimientos. He bajado la cabeza bajo sus sarcasmos.

¡Y yo soy Dios!.

Medita, hija mía, esta lección de humildad que te doy Sepas también que hay que vencerse siempre. Este es el buen combate, y yo soy su premio.  Su presunción pasa los límites. ¿Dónde se detendrán si no pongo orden? Si el temor de Dios ya

no les retiene van a su perdición  Pero yo protegeré a mi Iglesia contra sus enemigos, porque es Santa, Soberana, y no puede pe- recer.

Sin respeto no puede haber amor.

El dolor que me causa la enemistad de mis propios hijos es mayor que los dolores de mi Pasión. Ellos quieren convertir el mundo.

Y jamás el mundo ha estado tan alejado de la conversión.

¿y qué sacan? El caos completo. ¿y el amor? ¡Ay!. Sólo sirve para encubrir sus inaptitudes.

Yo he dicho: ¡Ay de aquel por quien se produce el escándalo!.

 

 

M    Dios mío, quiero reparar con mi amor el dolor causado a tu divino Corazón.

Perdónanos. Señor; ten piedad de nosotros, pues Somos verdaderamente unos pobres pecadores desgraciados.

J      La Iglesia se tambalea, pero mi socorro llega siempre a su hora, y sus enemigos serán confundidos.

A pesar de las apariencias, cree que lo que he dicho se cumplirá. Cuando todo parece perdido, es cuando se divisa la única tabla de salvación. Es difícil guardar entera su confianza en los tiempos actuales.

Ahora es cuando hay que perseverar y no dudar, Sólo el amor puede vencerme. He dicho a los que están encargados de las almas: "Sed santos, y la multitud será santa",

Una reforma moderada era buena.

Un exceso es nocivo y pone en peligro el Edificio Sagrado.

Hay que volver cuanto antes a las fuentes de la fe.

25 de abril de 1968. (G. 57).

J      Mi Servidor ha recibido en su carne y en su alma las señales de mi amor. Y sus sufrimientos son la continuación de mi martirio en este mundo sordo y ciego. ¿Tendré que castigar para devolverles la razón?

Mi amor ha intentado todo, en vano. ¡Ay de los insensatos que desprecian el amor de un  Dios..

La prudencia acaba siendo cobardía; el silencio es un crimen de lesa majestad. Hay que tomar posición en pro o en contra. Así, según las apariencias.

Busca el bien en ella, y el mal será vencido.

Pues el mal no está hecho más que de debilidad. Quien es débil está enfermo y debe ser curado. Amando, rezando, reprendiendo, das al alma que sufre el único remedio que puede salvarla.

Una herida no se cura siempre con otra herida, aunque a veces sea necesario infligir a los que no quieren ser moderados.

de mayo de 1968. (G. 61).

J     Vivir el mensaje es autentificarlo.

Sabes, hija mía, que el amor se alimenta de sacrificio y de renunciamiento. Hace falta que el hombre comprenda el valor del don de Dios y su eficacia en las almas.

El testimonio de su fe abre las puertas del Reino a los pecadores, convirtiéndoles y haciéndoles conocer el amor de Cristo y la nada de los placeres vanos. Te confiaré innumerables almas. Encárgate de ellas por mi amor. ¿Crees que yo te amo?

M     Oh sí, Señor. Lo creo

 

J      ¿Crees que un alma pequeña puede llegar a ser el centro de otras almas pequeñas?

M      Sí, por medio de tu amor.

          Sé alma pequeña y dame almas. Cree que la mansedumbre es necesaria.

Sé mansa, sé humilde para que comprendan hasta qué punto yo soy manso y humilde.

No juzgues. Sólo yo juzgo. No critiques. Lamenta. No menosprecies, pues tú no sabes. Sólo yo sé.

¿Quién conoce el fondo de los corazones? Sólo yo. El pecado me hace daño. La falta de caridad me entristece más.

Quiero almas pequeñas a mi Imagen. Un simulacro de alma pequeña es un insulto a mi bondad.

Sé totalmente pequeña. Yo no te he elegido en vano. Responde generosamente a mi elección.

¿Tu vida? Es la vida de mis almas pequeñas, de todas mis almas pequeñas. Sé fiel, firme en la fe. Conoce lo que quiero de ti.

 Ten cuidado del error y de las palabras sutiles que engañan a tantos de mis hijos pequeños.

de mayo de 1968. (G. 63).

J Abriga en tu corazón pensamientos de amor, de piedad y de perdón.

Sé como Yo

Las obras son mentirosas y vanas si están hechas en estado de pecado grave. Nada puede borrar la falta sino el arrepentimiento y la conversión. Más grave es la ofensa cuando uno tiene conciencia de ella y no intenta repararla.

El pecado es una plaga horrible, y sus consecuencias son terribles para el alma que lo acepta cobardemente, pues le hace perder la amistad de Dios y la condena a la pena eterna.

10 de mayo de 1968. (G. 64).

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Acordándome de mi visita a B., pensaba en las almas pequeñas de allí, a las que yo quiero tanto. Sentía en mí una felicidad inmensa, un agradecimiento sin límite, y mi corazón estallaba de una alegría santa y pura. Dije a Jesús: "es demasiado, Dios mío, es demasiado". Me dijo él: "No digas jamás que es demasiado ni en lo bueno ni en lo menos bueno. Abandónate más bien a mi voluntad y da las gracias por todo".

Embargada por un intenso recogimiento, he recibido su visita. ¡Deo gratias!.

Día de gracia y de amor. Dios es bueno, y santo es su Nombre.

M Oh Dios mío!. Quita lo que hay de excesivo en esta alegría; no eres tú, no es más que la imperfección de mi alma para recibir estas gracias preciosas que tú me concedes con tanta liberalidad.

11 de mayo de 1968. (G. 65).

J Hija mía, sigue sin miedo en este camino que yo te voy trazando. Cree que por m í lo puedes todo. Te doy las almas para que me las devuelvas a su vez, enriquecidas de ternura.

Fecunda esta maternidad espiritual por tu generosidad. Olvídate en mí.

En la iglesia:

M Oh santa alegría de los hijos de Dios, alegría sin par, constantemente renovada, y que no les será arrebatada!. Don valioso del Dios de amor a las almas devotas.

16 de 1nayo de 1968. (G. 66).

J   Basta amar; HACE FALTA AMAR.

El amor salvará al mundo.

Quien conoce la dulzura inefable, la profundidad,

la grandeza del amor divino, conoce ya la felicidad del cielo reservada a los hijos de la luz.

17 de mayo de 1968. (G. 67).

J Si buscas en tu corazón el porqué de las cosas, Y si eres de buena voluntad, encontrarás la solución. Pues en verdad te lo digo, la luz será dada a quien

la desea sinceramente.

18 de mayo de 1968. (G. 67).

Yo miraba a una persona poco favorecida exteriormente Y

pensaba:

¿Cómo es interiormente? No lo sé... y, sin embargo, a mis ojos, ¡qué hermosa es esta alma! a pesar de todo; sí, hermosa por la Presencia, hermosa por la Belleza que posee e ignora.

..

Hoy he visto a Jesús en todas las almas de las personas

que he encontrado en mi camino, y embelesada, adoraba. El estaba en ellas, más presente que ellas mismas.

Era tan hermoso, tan fascinante!. V yo me decía: en cada alma está Jesús. V yo amaba a todas las almas con fervor

mi pobre corazoncito en el Corazón de Jesús. V así mi cariño para todos era el cariño del Amado mismo para todas

las almas.

20 de mayo de 1968. (G. 68).

J Hijos de mi Amor, los quiero tanto! Venid a mi! Almas pequeñas, desposaos con Aquel que amáis con todas las fibras de vuestro ser, hasta no hacer más que uno con El.    El y vosotras, tan pequeñas en El y tan grandes por El.

 

 

J      Hija mía, recuerda a los hombres el respeto y el amor que me deben.

Desaparece cada vez más en la profundidad de mi amor.

AII í está tu vida y tu felicidad.

Voz del Padre:

En la Persona de mi Hijo Amado, he querido encontraras a vosotros, los hombres, que yo he creado y vivificado en mi amor.

¿Por qué no le pertenecéis todos?

¿No os he querido yo a todos de un mismo amor? Sin embargo, sabed que fuera de El no me acuerdo de vosotros.

Si El no hubiera deseado permanecer cerca de vosotros en la Eucaristía, desde hace tiempo este mundo ingrato hubiese dejado de existir. El Amor está entre vosotros. Es hora que os acordéis de El y que los lugares de su Presencia real sean más visitados y respetados.

26 de mayo de 1968. (G. 70).

A veces me parece que mi corazón es como un jarrón cerrado donde el Amor ama al Amor. Dios se ama en mi.

También me represento mi alma como un ancho campo de batalla donde se afrontan dos contrarios. Pero siempre triunfa el Amor.

M    Dios mío!   Te quiero!. ¿ De dónde me viene este amor sino de ti? Cómo puede mi alma soportar este hambre de amor que la tortura?

Dios mío! ¿Cómo amarte más sin morir?

 

            Y... sin embargo, Amor mío, siento en mí el sufrimiento de ser incapaz de amarte.

Mi corazón es demasiado pequeño, desgraciada- mente, para contener el Infinito.

de junio de 1968. (G. 74).

M    Sólo la pequeñez puede conmover tu adorable Corazón de Dios.

          ¿Quién, pues, puede creerse grande delante de Ti, el Todopoderoso, el Altísimo?

La humildad de un Dios recae sobre sus pequeños. La Fuente de gracias que se derrama en sus almas es un río de vida profunda. La intensidad de sus oraciones hiere amorosamente la Majestad Santa

y Soberana. Todo está a la misma altura: amor, confianza ardiente, esperanza, caridad.

El alma es así el receptáculo del Amor, el Amor Santo, el Amor Increado, el Amor adorablemente vivo en ella.

Dios mío! Amar mío! Gracias!.

de junio de 1968. (G. 75).

J Hija mía, es urgente que el mundo vuelva a encontrar su equilibrio.

    J Mi amor abarca el mundo entero. Amplía tu concepto de amar, en la medida de mi Amor.

J La dignidad, la austeridad y la caridad son la corona del sacerdote. Si la pisotea, ¿qué le queda?

 

 

de junio de 1968. (G. 75).

J      Aquel que está guiado por mi Espíritu posee en él su fruto: mi Paz. El espíritu del siglo guía tantas almas, incluso entre mis consagrados. ¿Qué cosechan? La amargura y la disipación, pues nadie posee la paz fuera de mí.

Yo estoy en el silencio de los corazones. Lo profano me hace huir.

Hijos m íos, comprended al fin dónde está vuestra felicidad. Tantos obstáculos entre mí y las almas!.

Pero yo vengo, estoy a vuestra puerta. Mi voz llega a vosotros por este mensaje de amor. Escuchadla.

¿Qué son las palabras sin las obras? ¿y qué son las obras si traen consigo la confusión y el relajamiento?

En verdad yo te lo digo: ESTAN MUERTAS.

En cuanto a vosotros, amados m íos, permaneced firmes y revestid la armadura de vuestro Dios en contra de la herejía. Mirad el resultado de sus experiencias ridículas: caos y locura colectiva.

La única ley que yo os doy es la de amar con vuestro corazón y vuestro espíritu y ser fieles a la Tradición.

No pequéis contra el Espíritu. No dudéis. Confiad en mi poder.

El espíritu que sopla sobre el mundo actual no es el Espíritu de Amor, sino, más bien, el espíritu de error y de corrupción.

Por esto, os lo digo, hijitos m íos: que vuestra fe siga siendo la fe que he enseñado a mis apóstoles y para la cual he venido.

Nada ha cambiado. Yo soy siempre el mismo Jesús, y mis enseñanzas son las mismas.

Desconfiad de los que pretenden que sólo su doctrina es la verdadera.

de junio de 1968. (G. 78).

J    El abandono verdadero no es un estado de pasividad absoluta, sino, más bien, un estado de aceptación. Pues el que ama tiene que entregarse completamente para sus hermanos.

de junio de 1968. (G. 78).

M    Tú estás tan cerca de mí, Jesús mío.

J      No; no cerca, sino en..., porque estoy en ti más ciertamente que tú misma.

J      Yo les daré mucho, para que vuelvan a mí.

de junio de 1968. (G. 79).

J     El amor es el remedio activo contra el mal del siglo.

Pero aún hace falta que lo acepte.

J    ¿Sabes, hija mía, que un alma en estado de gracia es un don del Amor? Al darle la vida, yo la hago mía para siempre.

 

J El activismo que se apodera de mis consagrados es un gran mal para la humanidad, por ser excesivo.

 

 

15 de junio de 1968. (G. 79).

J      Toda la gloria del mundo no vale la gloria que te procura un solo suspiro hacia mí.

La paz del corazón se adquiere a costa de innumerables sacrificios. Lo que es santo, hija m fa, tiene un valor trascendente para las almas. El porqué de las cosas es revelado a los que aman. Santo es aquel que hace mi voluntad, que pone en práctica mis enseñanzas.

Lo que es sagrado sigue siendo sagrado, digan lo que digan y hagan lo que hagan.

Nada puede empañar la Verdad de siempre. Algunas almas están turbadas, pero los corazones rectos permanecen firmes en su fe.

Quien quiere ser salvo será salvado. Almas pequeñas, uniros para salvar al mundo.

Me gusta dejarme vencer por los niños pequeños. Mi Corte está hecha de niños pequeños, tan pode- rosos sobre mi Corazón.

La puerta de mi Reino es pequeña. A la medida de los pequeños.

17 de junio de 1968. (G. 81).

J      Sé totalmente feliz con la alegría que te da mi di- vino amor. El apego a los bienes de la tierra disminuye la "force de frappe" de mi amor en las almas.

19 de junio de 1968. (G. 81).

J      Escucha el canto del consuelo. El perdón es tan fácil a un alma pequeña. En ella, el resentimiento siempre cede el paso al amor.

Tu tristeza es santa si me la das; tu enojo sería injusto.

Un alma pequeña sólo puede amar. Está empapada de amor.

Tú eres un don del Amor al Amor.

Hoy me das mucho. Es un pedazo de carne viva que arrancas a tu humanidad.

Yo te sostengo en tu esfuerzo hacia la perfección. La paz reina ahora en ti.

Descansa, amiga mía.

20 de junio de 1968. (G. 82). Jesús enseñando su mano:

J Tu enojo ha hundido un poco más este clavo en mi mano.

Tu arrepentimiento lo vuelve a sacar.

Vamos, hija mía, te perdono.

Porque te quiero.

21 de junio de 1968. (G. 83). En la comunión:

J En ti hay sufrimiento.

Sabes, hija mía, que entre yo y tú no puede haber medias tintas.

22 de junio de 1968. (G. 83).

J Hija mía, el sufrimiento tiene sus remisiones.

Dirigiéndose a los pecadores:

J     Vuestras manchas no pueden alcanzarme.

     Os vuelven aumentadas con el inmenso dolor causado a mi divino Corazón por vuestra mala conducta.

23 de junio de 1968. (G. 83).

J    El hombre destruye al hombre que yo he creado PARA MI.

Porque la materia asfixia al alma, el hombre ya no me conoce.

Mis avisos no reciben contestación. ¿Han sido oídos?

¿Quién salvará al mundo de mañana si ellos no acuden a mí, puesto que sólo yo puedo salvar? ¿Qué hacen con la autoridad que yo les he dado? Responsables, sí, yo les considero como responsables de la perdición de las almas.

No alzarán los hombros en mi Presencia. La vida es breve y los años pasan.

El error les perderá, pues me han renegado y han olvidado mis enseñanzas.

       Ellos han usado y abusado de sus derechos contra mi Patrimonio.

Mi hora no está lejos, y ya es muy tarde para ellos. Yo te digo con dolor que "la parte dada al fuego" será importante.

Sin embargo, yo soy todo misericordia y todo perdón.

Pobre mundo trastornado, yo, tu Dios, te compadezco y te quiero todavía. Quiero salvarte.

Pero tu... lo quieres..

25 de junio de 1968. (G. 84).

J      Si tu indignidad te hace gemir más hoy, es porque estás más alejada de la perfección.

pues, hija mía, el echarte entre los brazos que te abro amorosamente, con más confianza y menos miramientos,

es mucho más conforme al caminito que yo te enseño.

, ..'

J     La herejía anuncia el fin de los valores humanos. 26 de junio de 1968. (G. 86).

J      Tu vida vale por el don que haces de ella al Amor.

La mediocridad desaparece y todo se convierte en gracia.

El carácter absoluto de mi Amor no soporta ningún compromiso.

 

J     El libro de mi Amor quedará inacabado (10) Ha tenido su principio, y tendrá su fin en mí.

Su principio es la vida que da a las almas, Llevándolas a la Fuente: Yo.

de julio de 1968. (G. 86).

J      Amar es dar testimonio al Amor sin temor y a pesar de todo. Hija m fa, el Amor vale todos los sacrificios hechos en su nombre.

J     La sangre que se derramó de mis llagas ha lavado tu alma de todos tus pecados, pobrecita mía, y para muchos otros que, desgraciadamente, no han contestado a mi llamada, ha sido en vano. Ten confianza en m í y espera.

                 10 Porque este Amor es eterno.

 

J    Yo doy la vida y salvo las almas. Reza intensa y dolorosamente por las almas perdidas. Implora continuamente mi perdón para ellas.

    Yo soy la misericordia infinita. Violenta mi divino Corazón. Soporta tus penas por mi amor.

           Pide perdón y piedad por los pecados del mundo, este mundo que no sabe amar; pero yo amó en su lugar y quiero darle la esperanza.

   Pobres niños tan débiles!.

11 de julio de 1968. (G. 88).

J      Cada oración hecha con fervor por la Iglesia quita fuerza a sus enemigos, hasta hacerles incapaces de perjudicarla.

Rezad pensando que ayudáis a derribar al adversario.

La oración y el sacrificio son unos remedios particularmente eficaces para vencer el mal que oprime mi casa.

Venid a las Fuentes. Instruios en las enseñanzas de los grandes maestros que os he dado.

No olvidéis que no se puede servir a la vez a dos señores.

         Por la Iglesia que sufre actualmente los dolores del alumbramiento, reza, para que de sus entrañas salgan los frutos de misericordia.

17 de julio de 1968. (G. 89).

J    Acoged a los desheredados de la vida por mi amor. Sed para ellos un asilo de paz y de cariño fraternal. ¿Quién podría comprender mejor que vosotros, privilegiados míos, el sentido de las palabras caridad y amor?

Sed una sola alma en mi Corazón divino. Porque os he elegido entre muchos y me debéis a mí lo que sois: iguales ante m í, con el mismo derecho, hijos de un mismo Padre y de una misma Madre. Ante mí, nada es superior. Todo se iguala y todo se equivale, no lo olvidéis. Todo viene de mí. Recibid con confianza los que yo os mando. Porque tal es mi voluntad. Sed amor todos para todos.

Así reconocerán en vosotros Aquel que os rige. Ampliad vuestra manera de amarme y de interpretar mi voluntad.

Abrazad la humanidad con todas sus flaquezas, en el Infinito de mi amor.

Olvidaos de vosotros mismos y acordaos de los que esperan de vosotros el gesto de amor que salva, el remedio a sus miserias.

22 de julio de 1968. (G. 90).

J     Lo que es pequeño se vuelve grande. ¿Crees que la Verdad no es sino una palabra hueca para las almas de buena voluntad?

Oye el rugido de la fiera enfurecida y su aliento devastador sobre el mundo sometido a su tiranía. Pero, a través de la tormenta que amenaza, ¿no notas la proximidad de la primavera? Para muchos ha pasado ya el momento de la traición y se han dado cuenta exacta de lo que eran. Querida alma pequeña de mi divino Corazón, sigue cantando mi amor para los hombres. Es la misión que te confío. A pesar de tus flaquezas, eres la que habla por mí, y que consuela en mi lugar. Quien te escucha, me escucha.

 

 En aquel momento, levantando los ojos, Margarita ve un pajarito posado sobre la rama de un árbol cercano la habitación donde ella se encontraba:

J    Este pajarito sobre la rama no se preocupa por el día de mañana, y hace bien, pues yo lo hago por él. Haz tú lo mismo, y en tu esperanza sé confiada.

El niño sigue siempre siendo niño para la madre que le alumbró. Jesús sigue siendo siempre Jesús para el alma que El dio a luz.

El niño salió del ser humano. Jesús vino del Espíritu Santo por la Virgen, su Madre.

Jesús entra en el alma por el bautismo y es el alumbra- miento eterno en Dios de su criatura, haciéndole accesibles su amor y su hermosura. Hermosura que no

 desilusiona jamás, valor inestimable. El Hijo del hombre es el Niño que no aflige ni a su Padre ni a su Madre ni a la humanidad que lo recibe en sus entrañas.

Es una maternidad exquisita del cielo a la tierra de los hombres.

23 de julio de 1968. (G. 93).

J     Algunas almas se compadecen de mí, el Todopoderoso, en la desnudez que me rodea.

Oh amigos m íos!, qué atrevimiento el vuestror1 ¿Queréis, pues, atar las manos de vuestro Dios? Según vosotros, tendría yo que suprimir vuestros intercesores cerca de mí, así como vosotros estáis destruyendo sus efigies sobre la tierra.

¿Quién se acordará de ellos?

Estáis vaciando la Iglesia de su vitalidad. Es vuestra obra.

Yo glorifico a mis santos. Vosotros, los rebajáis. La apariencia del celo disimula su locura destructora.

Ve, hija mía, la confusión de las pobres almas que rezan en las iglesias desnudas, donde mora la Hermosura Suprema en un lugar que no convendría a un mendigo. Oh hijos míos!, ¿hasta dónde llegará vuestra locura? .

Llegaréis a no tolerarme ya siquiera.

¿Qué hacéis con la Corte de vuestro Rey?

11 A causa de la abolición en nuestras Iglesias del culto a los san- tos y de la eliminación consecuente de las imágenes y estatuas piadosas.

 

J   El mensaje es un diluvio de amor sobre el mundo. Es la vía de los indecisos, de los que sufren las contradicciones actuales; es el consuelo de los corazones heridos, perdidos en el desorden de este siglo..

24 de julio de 1968. (G. 95). En la comunión:

J    Hijita mía, yo te guardo dulces alegrías. Conservaré tu alma en la santa humildad.                                                                                             Si la vida en este mundo está tan llena de seducciones, ¿cómo extrañarse de que un alma no consolidada en la fe se deje engañar?

Hija mía, protege al débil con la oración y la penitencia de cada día, aceptando con fervor el grito de mi amor por los pecadores.

Un padre no puede olvidar a sus hijos, por ingratos que sean. y su llamada resuena hondamente en los corazones que consienten en recibirle y en darle el testimonio de su ayuda con el don de su generosidad a Aquel que espera angustiosamente la vuelta de sus hijos pródigos. La tierra engulle las almas con voracidad.

Le cuesta tanto al cielo salvarlas. Necesito la ayuda de mis almas pequeñas.

Rezad y dad testimonio. Quien me escucha será salvado. Quien guarda su confianza en mí, no será desilusionado.

Quien persevera en la fe, recibirá la recompensa prometida a los hijos de la luz.

Quien ama en mí a su prójimo, será bendecido. Quien deja a su Dios el derecho de disponer de su vida como le plazca, recibirá la paz en su corazón. No os dejéis turbar por el mundo, amados m íos. Pedidme consejo en el silencio de vuestro corazón. Yo os inspiraré. No os dejéis llevar por el impulso de vuestros "yo" pondré en vosotros mi Sabiduría, mi sello sobre vuestros labios y vuestra alma para que ella viva únicamente en mí y por mí. Todos conocerán así el Bien Soberano que os anima. Amados míos, venid a mí. Yo os espero.

de agosto de 1968. (G. 98).

J      Los ojos del hombre sólo se abren verdadera- mente a la luz de la sencillez.

Aquel que busca más allá de la Verdad no encontrará sino el vacío. He hecho que viva mi Humanidad en tu alma para ganar tu corazón al encanto de mi pequeñez.

J    Tenía demasiado respeto por la obra de mis manos para no darle una entera libertad de conciencia con respecto a m í y a los demás.

La responsabilidad de las acciones permanece y encuentra en mí recompensa o castigo. Yo he creado la humanidad no por ella misma, sino por mi amor. El sentido de los contrarios es real y deseado. Una intimación es necesaria.

Yo no he creado al hombre para que disfrute en esta tierra, sino más bien para su gloria en el cielo, por el amor que me habrá demostrado en este mundo.

Si rehúsan someterse a mi ley, que he transmitido a Pedro, entonces me consideraré dispensado de mis deberes de Padre para ellos. Y sólo el arrepentimiento y una contrición verdadera me llevarán nuevamente a ellos.

de agosto de 1968. (G. 99).

Oh, cómo se desgarra el alma cuando llega el momento en que tiene que elegir entre el bien y el mal que se la disputan!.

He conocido esta amargura y hoy me acuerdo muy bien de ella, para alabar y glorificar al Altísimo, que en su inmensa bondad, se dignó tender una mano caritativa a su miserable hijita y la ayudó con todo su amor en aquel momento extremamente penoso para su naturaleza pecadora.

A todos vosotros, que por la voluntad de Dios leeréis estas líneas, os lo suplico: Aprended a escuchar y a oír las llamadas angustiadas que suben del Sagrado Corazón del Dios de Amor. Aunque os encontréis gangrenados por el mal, si lo queréis, os será imposible no oír su voz. Está ahí para vosotros, como si estuvierais solos en el mundo. Os quiere y os desea, en su locura de amor para todos los hombres.

Está dispuesto a todo, incluso a sufrir una nueva Pasión más cruel todavía, si es necesario.

El mundo se encuentra en una encrucijada. ¿Qué hay más allá? Dios lo sabe.

Pero ha llegado la hora de elegir, de renunciar al mal, a pesar de los desgarramientos, de las renuncias.

La buena voluntad del hombre debe prevalecer.

Por Dios, por su amor, por su gloria, hay que luchar con valor, y con fuerza, pues no se las rehusará a quien se las pida.

La lucha es parte integrante de la vida. Se lucha para vivir. y es justo. Pero, sobre todo, hay que luchar para vivir bien. Sólo a este precio será salvado el mundo. Los pobres pecadores son los desgraciados pero verdaderos hijos de Dios, tanto como los justos. Y vuestro Dios desea almas pequeñas para salvar a sus hermanas. En el amor de Cristo y de su Madre, que detiene su justicia, hay que ir en contra del mundo, deseándole todo el bien del cielo. Es la voluntad de Aquel que nos dio todo y que espera nuestro "fiat".

12 de agosto de 1968. (G. 103).

M     Oh Dios m{o!. Te quiero decir toda mi felicidad de sentirte vivir en mi pobre humanidad.

   Yo rezaba y pedía perdón al Señor por unas almas.

J         y tú ¿qué me darás en cambio?

      Ay, Dios mío, sólo te puedo ofrecer mi debilidad...!

 

J        ¿Tendré que hacer, pues, milagros con tu debilidad?

 

M    Haz de mi egoísmo un perfume de puro amor que atraiga y salve por tu gracia.

J     El cielo no cambia, y la evolución del mundo no puede cambiar lo que hacía su vitalidad.

Yo decía a la Santísima Virgen mi dolor por la prolongada ausencia del Amado.

NS ¿ Le amas, pues, por los goces que te daba su Presencia. . La participación en su Sacrificio, ¿no te convendría? .

M    Oh, experimento tanta alegría en ofrecerle mis sufrimientos, pero me encuentro como un niño torpe, para ofrecerselos!.

J      Lo que tú no puedes comprender, no intentes comprenderlo.

Si mi palabra alcanza solamente los corazones ya conquistados por mi amor, sólo logra la mitad de su propósito.

M     Horrible es el destino de aquellos que viven sin Dios o en contra de El!.

 Señor, ten piedad de nosotros!. Noto que se acerca para ellos un castigo terrible.  Perdona! Convierte! Ellos también son tus hijos.

Dame la sed de las almas. Que no haya en m í otro deseo que el de salvar a los demás, con más amor.

J      El amor gana siempre. Con toda tu alma, desea más fervor, más generosidad, más cariño por mí, y recibirás estas gracias valiosas para la salvación de las almas...

Puedo alejar los límites de lo posible tanto como me apetece. ¿Por qué te rehusaría yo lo que me pides con fe, humildemente?

Acuérdate de mis promesas. Numerosas son las profanaciones. Sólo el amor puede salvar todavía lo que sin él estaría ya perdido.

A propósito de la Encíclica "Humanae Vitae":

J     Un relámpago ha resplandecido en el cielo. Los ciegos no se han dado cuenta. Muchos permanecerán sordos y ciegos.

Pero el deslumbramiento causado por el fuego del cielo salvará a muchos que andan extraviados, y los atraerá nuevamente a mí, por el abandono y la sumisión a mi voluntad. Los insumisos flagelan a su Dios con sus necedades.

Ay de los que sirven a la tierra y abandonan el cielo por su activismo exagerado, que no es más: que el frenesí desordenado de sus almas que sola- mente se aman a sí mismas!.

22 de agosto de 1968. (G. 107). Fiesta del Corazón Inmaculado de Mana. En la comunión:

NS  Mi Hijo te necesita a ti y a tus semejantes. Mi Corazón no basta ya a su justicia, pues los pecados del mundo son desmedidos...

Idéntica petición en el camino de vuelta.

M      Oh Madre Inmaculada, salva por tu poderosa intercesión la herencia de tu Hijo Amado!.

  Pobres pecadores que no quieren ser salvados!. Pero, si lo quieres en su lugar, la justicia de Dios será vencida.

Pues ¿quién puede negar tu poder sobre su Sagrado Corazón?

Oh Madre, ven a socorrer nuestra pobre humanidad, que gime en su locura porque ya no encuentra a su Dios, y que sufre bajo el aliento devastador del enemigo de las almas!. Madre del amor hermoso, sálvanos!.

Tu Corazón de Madre se estremece de dolor al ver tantas ignominias. Que encuentre en él las palabras que apaciguarán la santísima e inmanente justicia. y la misericordia infinita curará las llagas de este siglo infernal, con tanto amor que renovará las almas, haciéndoles nacer a una vida nueva, hecha de justicia y de caridad. Entonces el amor regirá el mundo en todo su esplendor.

Corazón Doloroso e Inmaculado de María, sálvanos. Tenemos miedo, y tenemos hambre y sed.

Sí, tus hijos están hambrientos; Oh María, ven!.

23 de agosto de 1968. (G. 109).

J      Cierra los ojos a las vanidades de este mundo. Ábrelos ampliamente a las maravillas del cielo, tu patria.

Disfruta de los bienes de la tierra, sin un apego desordenado. Te han sido prestados por tu gran Acreedor, y él exigirá los intereses, que son el agradecimiento y el amor.

 

26 de agosto de 1968. (G. 110).

El amor y la tristeza se disputan mi corazón. Humildemente pido a Dios que el amor sea el gran vencedor en esta lucha.

M     Dios mío, quiero ser fiel siempre, y quiero amarte cada vez más!.

J       Sí, hija mía, pues no debes olvidar que el relajamiento durante la prueba, es la decadencia segura del amor.

27de agosto de 1968. (G. 110).

J      He establecido mi Reino EN ti, no FUERA de ti, ¿no lo sabes?

Cuando rezas, deja tus preocupaciones a un lado. Pero, si tu debilidad te impide hacerlo, ven con ellas a refugiarte en mi Corazón. Tomaré mi parte de ellas.

Yo estaba pensando en las palabras del Santo Padre, en su prevención contra los carismas:

J    Si mi Vicario pone en guardia a propósito de los carismas, sin embargo no niega su existencia. Hay que discernir entre la realidad de los carismas y la inoportunidad de lo que, en el fondo, es sólo imaginación. Mi palabra trae luz y vida. La confianza nace; la duda muere .y ahí está el fruto de la Verdad.

J    ¿Puede uno decir con certeza: amo o no amo, si no está uno iluminado por mi Espíritu?

El amor requiere pruebas. Y éstas se encuentran  en los sufrimientos soportados con el cariño de un corazón amante y fiel.

Muchos me piden unas gracias que no concedo siempre. En verdad os lo digo: merecedlas y no os las rehusaré.

Sí, merecedlas mediante más fervor, más confianza, más generosidad, más amor desinteresado. Mereced que os conceda lo que

pedís, mediante más agradecimiento por los dones ya recibidos.

29 de agosto de 1968. (H. 1).

Yo pensaba en mi incapacidad para sufrir:

J     Olvidas Aquel que lo puede todo y sin el cual tú no puedes nada. El Espíritu no se rehúsa a quien lo desea.

Si el camino es escabroso, grande es la recompensa.

Amiga mía, ¿quieres que te lleve hasta la cumbre, o deseas escalar el camino abrupto que conduce a ella? .

M  Amor mío, andaré de tu mano. Cuando esté cansada, me llevarás. Tengo para ti, Amado mío, la confianza ciega de los niños pequeños para con sus padres. Tu chiquitina no te deja, así como tú no la dejas. Donde está Jesús, ah í está Margarita.

¿Qué son estas pobres palabras para expresar todo el amor que tengo por ti, y la inmensidad de mis deseos hacia Ti, mi Único?

Que en este fuego divino que me quema, se enciendan otros focos tan ardientes como el que me consume!.

J      Yo consumiré por ti, y para ti, amada mía.

 

de septiembre de 1968. (H. 3).

J      Este momento es de silencio, de descanso de tu espíritu en mi Espíritu; de tu corazón en mi Corazón.

de septiembre de 1968. (H. 3). En misa:

J     No has terminado de extrañarte.

J      Mis miembros han sido mutilados por mis propios hijos.

10 de septiembre de 1968. (H.3).

J    Quien contesta la autoridad de mi Sacerdote, está ya alcanzado por el peligro rojo que amenaza con aniquilar siglos de Tradición Santa.  El escándalo es grande y las responsabilidades son terribles. Las cabezas orgullosas no se doblan ante mi enojo.

El que teme al Señor, teme el error y el desorden. El que ama al Señor, ama su ley.

El que teme al Señor, le ama en la obediencia a los Superiores, en la caridad, en la castidad, en el desprecio de las cosas vanas y frívolas. El temor de Dios inspira el respeto de su Santo Nombre y de su Santa Presencia.

¿Quién está tan loco para pisotear lo que yo, el Dios Todopoderoso, elevo en la gloria?

La vida interior en las almas está siendo reducida a su más mínima expresión, pues no es ya alimentada por los que recibieron misión de hacerlo.

"Simplificación" es una palabra que emplean inconsideradamente y que sólo sirve para destruir la vida de la gracia en muchas almas.

   Mi pueblo necesita de manera urgente guías SANTOS. Sin ellos, su Dios se les hace extraño.

11 de septiembre de 1968. (H. 6).

J     El malestar que pesa sobre mi pueblo sólo se disipará a la luz del amor divino.

Pero, si los corazones son demasiado corrompidos por el pecado, el amor no penetrará en ellos.

Sin embargo, he prometido preservar mi herencia. y mi intervención destrozará la locura de los orgullosos que me desprecian.

¿Piensas, acaso, hija mía, que yo dejaré que la bestia ataque todavía más lo que me pertenece por derecho? Ay!, las pérdidas serán considerables  Pero yo las limitaré gracias al poder de mi amor para los hombres.

Oh siglo doloroso para mi Corazón!, ¿tengo, pues, que soportar tanta amargura, sin poder hacer nada a causa de tu negativa a amarme con todo el respeto que me debes? Hombres de poca fe, vuestra desobediencia me llega al alma.

Si mis advertencias quedan sin respuesta, ¿a qué vais a obligar a vuestro Padre?

El odio abofetea mi Rostro destrozado por vuestros pecados, porque vosotros no creéis ya en mi poder y en mi amor.

15 de septiembre de 1968. (H. 8). En la comunión:

 

J       Preocúpate mucho de mi gloria y del respeto debido a mi Santo Nombre. Dame lo que tantos me rehúsan: tu fe, tu corazón, tu razón.

J      Habla por mi amor.  Revela mi palabra. Las cosas no tienen otro valor que el que se les da. Yo tengo la eternidad. Soy y actúo..

En misa:

J   ¿Dónde está el amor en la prisa que tienen de dejarme?

18 de septiembre de 1968. (H. 9).

J     Mi perdón os está dado por el sacramento de la Penitencia. Os está confirmado por la recepción del Sacramento del amor.

J     Por medio tuyo, pongo la santidad al nivel y al alcance del mundo actual.

22 de septiembre de 1968. (H. 10). En la comunión:

J      Ámame mucho hoy por los insultos inauditos que voy a recibir.

25 de septiembre de 1968. (H. 10).  12 "Mi Padre actúa hasta ahora. Yo actúo también" (Jn, 5,17).

 

J      La Iglesia saldrá triunfante de la lucha que opone a sus hijos los unos contra los otros.

La reflexión debe nacer de la razón. El sufrimiento no le es ahorrado a mi pueblo.

Las lágrimas de mis hijos se cambiarán en sangre joven y nutritiva para la Iglesia. Esta sangre ayudará a la Iglesia a volver a encontrar su equilibrio. El desencadenamiento de las pasiones es una con- secuencia lógica del desenfreno de la naturaleza humana en lo más abyecto que tiene.

Los instintos están liberados y las fuerzas del mal se han apoderado de ellos.

Deseo salvar al mundo del caos en el que está hundido. En el estado actual de las cosas, puede parecer imposible... y sin embargo...

Mí misericordia no quiere la muerte del pecador, sino su enmienda.

Hasta ahora, mi enojo es menor que mi amargura. Su suerte no depende más que de ellos mismos. Salvaré a mis fieles de la destrucción. Intento salvar a los demás, reprendiéndoles con amor. Sin embargo, que tengan cuidado que mi furor, provocado por sus necedades, no ciegue el amor que les guardo todavía. El Dios de amor puede ser también el Dios Vengador.

Que se acuerden de mis palabras: "Ay de aquel por quien viene el escándalo!".

26 de septiembre de 1968. (H. 12).

J    Un sacerdote, hija mía, es sacerdote por la eternidad. Av! Algunos llevan mi sacerdocio hasta el infierno.

¿Sabes que la abundancia de las gracias recibidas

no excluye la indignidad del sujeto receptivo?

El Templo del Espíritu Santo no es siempre una morada digna de él.

Sin embargo, no por eso deja de ser verdad que

los atributos concedidos por m í a talo cual alma, subsisten por la eternidad, sea cual sea esta eternidad.

 

J     La caridad previene y cura. La crítica hiere y mata. Respeta siempre los límites, en todas las cos menos en las que me conciernen.

Jamás podrás amarme lo suficiente. Exhorta, reprende, disculpa todo, menos el ultraje hecho al Espíritu, para el cual no hay

perdón posible.

Quien acusa a otro, se acusa a sí mismo: la paja y la viga. Hija mía, tú eres débil y pequeña. Yo te haré más pequeña todavía.

Desaparecerás en las profundidades de mi "yo". Niña débil e incapaz, tu destino es hacerme conocer y amar.

Piensa en lo que me debes. No resistas a la gracia.  Ve... Yo te acompaño. ¿Tu camino? Es el camino de tu amor.

Anda y no temas.  Tú quieres mi gloria. La compartirás, sin ningún mérito por tu parte, solamente porque así lo quiero.

La humillación de sentirte incapaz, sirve a mi causa.

 

 

       Y a la tuya, uniéndote más fuerte a Aquel que sólo puede elevarte. ¿Qué temes?

Yo te quiero confiada y serena. ¿Tu sensibilidad? La quiero. Tal alma la necesita. No escatimes conmigo.

Haces bien de arreglar así tu misa. Esta penitencia que tú te impones me es agradable, porque está hecha por mi amor.

de octubre de 1968. (H. 17).

Estaba rezando a San Gerardo Majella. El me dijo: "Jesús se sirve de una 'nada' como tú, para su gloria. Saca de la nada lo que no es digno de parecer, para servirla mejor". A propósito del Mensaje, por el cual yo me preocupaba, él añadió: "Espera la voluntad de Dios que no puede dejar de manifestarse".

de octubre de 1968. (H. 18).

J      Te lo pregunto: ¿En cuánto estimas el precio de

una sola alma? Puedes creerlo: de haber sido necesario, hubiera dado mi vida tantas veces como almas hay en la tierra.

Mi Sacrificio se perpetúa a través de los siglos. Sin embargo, el número de los salvados seguirá siendo pequeño.

¿Qué locura de amor puede compensar tantas pérdidas? Hijita mía, ama desmedidamente a Aquel que te quiere tan tiernamente.

Es un amor por encima de lo creado, pues nada puede satisfacer la sed ardiente que devora el Corazón de tu Dios.

Tienen Que volver a El. Ellos se niegan a Aquel que les llama. y el Amor no se cansa.

¿Pero dónde está el Amor en este mundo? Encerrado, escondido, ligado por su promesa de no dejaras huérfanos.

y el Amor, no pudiendo vivir más que de amor, tiene hambre. Ellos no escuchan, no oyen ya mi voz. y el día llega para muchos...

y yo no puedo nada por ellos.

Yo, el Todopoderoso, no puedo nada, puesto que, siendo Amor, el Amor sólo contesta al Amor. Hijos de los hombres, así como vuestro Dios es vuestro alimento en la Santa Eucaristía, sed vosotros mismos el alimento del Amor mendicante.

14 de octubre de 1968. (H. 20).

M    Oh Señor!, que la alegría de darte no sea frenada por el temor, sino que lleve al alma hacia más generosidad, más olvido de sí misma, más amor, más fervor en su ascensión hacia Ti, su Amado.

J       Hijitos míos, no encontraréis vuestra felicidad en las alegrías de este mundo, sino únicamente en buscarme.

Por eso, tended con todas vuestras fuerzas hacia aquello que es vuestra razón de ser.

AII í solamente está la felicidad, esta felicidad que yo quiero para vosotros con tanta insistencia.

He ahí que El viene!. Toma mi alma y la hunde en este foco ardiente de la divina caridad.

M     Creo, sí creo!. Que tú eres, que tú me quieres!.

          Creo en tu Poder, en tu Amor, en tu Misericordia. Te adoro, Dios mío, a pesar de todo.

Confío en tu Bondad, en tu Perdón, en ti. Te amo. ¿Por qué? No lo sé, pero quiero amarte más todavía.

Ten piedad de mi debilidad. Mi corazón vive en la espera de su Dios.

30 de octubre de 1968. (H. 23).

J     Une tu debilidad a la debilidad de tu Dios por sus pobres criaturas. Mi pequeña hija está demasiado preocupada por su "yo".

Pero yo la comprendo muy bien. Yo también he conocido tu debilidad, pero sólo me preocupaba el valor de la utilidad de mi Sacrificio, y la salvación que yo traía al mundo.

Sin embargo, mi humanidad ha sufrido terrible- mente. Es la razón por la que te comprendo muy bien, pobrecito "nada".

El don del sufrimiento es de mucho precio.

¿Qué temes, alma querida? ¿Tu fe es, pues, tan pobre que no puedes encontrar en ella el alivio de tu pena?

La esperanza es tu tesoro. Hay suaves descansos en el camino del cielo.

de diciembre de 1968. (H. 24).

J   No he estado jamás tan cerca de ti como ahora, pero tu cuerpo dolorido impide más o menos a tu alma de gozar de su Dios. Por eso, durante estas semanas dolorosas para tu pobre humanidad, yo me he contentado con tu conformidad a mi voluntad. He sufrido contigo e incluso más que tú. Los corazones se cierran todavía más a la gracia que les invita.

Mis almas pequeñas son todavía demasiado pocas para curar la herida de mi divino Corazón.

La pequeñez atrae mi Grandeza de manera irresistible.

Ya que conoces tu miseria, échate en mis brazos con confianza, pues tu amor debe ser más fuerte que tu indignidad...

Si me quieres sinceramente, no temas nada de mí, hija mía.

10 de diciembre de 1968. (H. 26).

J        Desde hace siglos, bebo al cáliz del dolor. Y el hombre creado a mi Imagen no oye los gemidos del Amor torturado.

¿Cuál es, pues, esta incomprensión de la naturaleza humana que rechaza con insolencia el don de Dios?

Incluso los años no les traen la sabiduría. Pero, por descarriada que esté un alma, quiero que sepa que, si ella se vuelve hacia

m í, yo no le negaré el asilo de mis brazos para socorrerla.

La prueba, hija mía, madura el alma y la hace capaz de recibir el socorro de su Dios y las gracias que le acompañan.

La insistencia del Dios de amor es para muchos motivo de burlas y de desprecio. Su carne pertenece al mundo sibarita, y no puede reconocerme. En verdad, yo te lo digo, ellos pasarán con este mundo, que se ha convertido para ellos en un amo cruel y exigente.

Mi Corazón lleno de Amor se estremece dolorosamente, pues ellos no se abren a la Verdad. Con- fían en su becerro de oro, lo colman de honores, honores  hechos de compromisos y de vicios. Quisiera salvar a la mayoría. Sin embargo, será la minoría.

La perdición de uno solo de mis hijos es para mí una desgracia inmensa. Había venido para él y no pude salvarlo...

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